Una mujer sufre los efectos de la alergia en un parque

Una mujer sufre los efectos de la alergia en un parqueEuropa Press

Diez consejos para reducir los síntomas de la alergia al polen

En invierno, el polen de la familia cupresáceas es el más frecuente en la atmósfera

La falta de lluvia y las altas temperaturas han provocado que gran parte de la población haya pasado en tan solo unas semanas de tener gripe a sufrir los molestos síntomas de la rinitis alérgica, una enfermedad caracterizada por síntomas que afectan a los ojos, nariz y pulmones.

Como consecuencia de la climatología cambiante, los especialistas subrayan la modificación del comportamiento polínico en los últimos años, alterando fechas de aparición, intensidad y prolongación en el tiempo. En invierno, el polen de la familia cupresáceas –ciprés, arizónica, enebro, tuya y cedro– es el más frecuente en la atmósfera.

La rinitis alérgica, también conocida como 'fiebre del heno', provoca síntomas parecidos a los de un resfriado, que incluyen goteo de la nariz, picazón en los ojos, congestión, estornudos y presión en los senos paranasales. Sin embargo, a diferencia del resfriado, la rinitis alérgica no es provocada por un virus, sino por una respuesta alérgica a una sustancia inofensiva del interior o el exterior que el cuerpo identifica como nociva (alérgeno), según explica la Clínica Mayo.

El Dr. Tomás Chivato, especialista en Alergología y decano de la Facultad de Medicina CEU San Pablo, asegura que las enfermedades alérgicas como la rinitis y el asma son cada día más frecuentes: «Existen evidentes datos del aumento de estas enfermedades, sobre todo, en las ciudades. Las causas son diversas: calentamiento global, contaminación ambiental, efecto invernadero, exceso de higiene, disminución de la lactancia materna, hábito tabáquico y factores genéticos predisponentes. Además, muchas veces los pacientes tienen varias enfermedades alérgicas, por ejemplo la alergia a alimentos vegetales como las frutas cada vez son más frecuentes en pacientes polínicos».

Consejos para reducir los síntomas

Para ayudar a controlar estos molestos síntomas, los alergólogos recomiendan:

  1. Evitar el consumo de tabaco y los ambientes con humo.
  2. Eludir cambios bruscos de temperatura y sitios mal ventilados.
  3. Ingerir abundantes líquidos para prevenir la sequedad de las mucosas de las vías respiratorias.
  4. Utilizar pomadas nasales para hidratar la mucosa nasal y ayudar a aislarla de algunos alérgenos.
  5. Detectar, en el caso de las rinitis de origen alérgico, las plantas a las que se es alérgico y su época de polinización.
  6. Evitar las salidas a la calle en horas de máxima polinización y emplear gafas de sol y mascarilla.
  7. Efectuar lavados nasales frecuentes, especialmente antes de acostarse, para arrastrar el polen de las mucosas, descongestionar y eliminar la mucosidad nasal. Para ello se puede adquirir en la farmacia un agua de mar isotónica o soluciones salinas fisiológicas o bien preparar uno en casa.
  8. Intentar evitar el contacto con olores fuertes u otros posibles factores desencadenantes.
  9. Se recomienda realizar vahos periódicos, lo cual ayuda a fluidificar y eliminar las secreciones.
  10. Llevar una dieta rica en vitaminas y minerales.

Los expertos añaden que las concentraciones de polen son mayores a primera hora de la mañana y a última de la tarde, y aumentan de forma brusca los días de vientos fuertes y tormentas primaverales con alto contenido eléctrico.

En los domicilios, se aconseja utilizar el aspirador y bayetas húmedas para limpiar el polvo y evitar también la proliferación de ácaros. También emplear filtros de polen en el aire acondicionado de viviendas y vehículos. Cuando se viaja en coche mantener las ventanillas cerradas, evitando, si es posible, desplazamientos en moto o bicicleta.

Fármacos para la alergia

El Dr. Tomás Chivato explica que los antihistamínicos son los fármacos más frecuentemente empleados en pacientes alérgicos con rinitis alérgica o urticaria crónica. «Afortunadamente disponemos de antihistamínicos de última generación que no producen los efectos secundarios de los antihistamínicos clásicos o de 1ª generación» y añade: «El arsenal terapéutico con estos nuevos antihistamínicos nos permite tratar los síntomas de la rinitis, conjuntivitis y urticaria con eficacia y seguridad. Pueden tomarse el tiempo necesario, desde semanas a años, en función de la patología alérgica».

​Otros posibles tratamientos involucran la inmunoterapia (vacunas), que son útiles tras comprobar el alérgeno específico que causa los síntomas.
Respecto a los descongestionantes nasales los otorrinos advierten que su uso de manera continuada no es correcto «uno no debe automedicarse al poder poner en riesgo su salud y su bienestar, por lo que lo más aconsejable es consultar a los especialistas».

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