'Si no hace espuma, no limpia': cuatro falsos mitos sobre los jabones de baño
Cuando nos damos una ducha normalmente utilizamos un jabón para eliminar la suciedad del cuerpo así como purificar y aromatizan la dermis. La doctora Luisa Martos, dermatóloga, y especialista en el Servicio de Dermatología del Hospital Universitario de la Princesa en Madrid explica, en una entrevista en Infosalud que para ayudar a mantener la barrera natural de la piel y evitar la irritación hay que elegir jabones que se acerquen al pH de la piel que la de los seres humanos es ligeramente ácido, alrededor de 5.5.
A su juicio, debemos evitar aquellos jabones con numerosas fragancias y colorantes artificiales. Es más, sostiene la doctora Martos que para las personas con piel sensible o condiciones como eczema, los jabones hipoalergénicos como los 'syndet' son una buena opción.
Más allá del tipo de gel, surgen preguntas como ¿es necesario que haga espuma para obtener una buena higiene? M. Paz Pellús (@maypa_), especialista en cosmética y dermofarmacia, desmonta en Instagram los falsos mitos sobre la espuma. La experta explica la importancia que tiene en geles y champús, pero explica que «según el producto, el formulador deberá conseguir un tipo de espuma u otra. En los geles de baño corporales necesitamos una espuma abundante y estable. En cambio, en un jabón de manos, buscaremos una espuma que sea abundante pero fácil de eliminar». Estos son los cuatro mitos que desmonta la experta:
Mito 1: Si no hace espuma, no limpia
La espuma apenas interviene en la detergencia del producto. Es una percepción del consumidor. Suele añadirse para aportar sensorialidad al producto cosmético.
Mito 2: La espuma depende sólo de la composición
La formación de espuma depende de la calidad del agua y de la suciedad presente. Con un agua más dura se formará menos espuma así como a mayor más suciedad, menos espuma. La experta afirma que un truco para aumentar la espuma es utilizar una esponja para aplicarlo, «éstas 'añadirán' aire, y harán que la espuma sea mayor».
Mito 3: Si hace espuma, lleva sulfatos
Los surfactantes aniónicos, como los sulfatos SLS (Sodium Lauryl Sulfate) o SLES (Sodium Lauryl Ether Sulfate), producen más espuma que otros, pero no son los únicos. Alternativas como la Cocamide Propyl Betaíne también produce bastante espuma sin ser sulfato.
Mito 4: La espuma modifica el pH de la piel
El pH se modificará con cualquier limpiador, haga o no espuma. Este efecto sólo es temporal, se reestableerá al cabo de unas horas. Es recomendable aplicar cremas emolientes, que sellen la barrera cutánea para evitar la deshidratación.
Cómo deben ser las duchas
El profesor de Harvard, Robert H. Shmerling, es contrario al uso de jabones porque, según explica, «la piel mantiene una capa de aceite y un equilibrio de bacterias 'buenas' y otros microorganismos. Frotar la piel con jabones los elimina, especialmente si el agua está caliente». Como resultado, «la piel puede volverse seca, irritada o con picazón algo que puede permitir que las bacterias y los alérgenos rompan la barrera que se supone que debe proporcionar la piel, lo que permite que se produzcan infecciones de la piel y reacciones alérgicas». La solución, según el profesor, pueden ser las duchas cortas, de no más de tres o cuatro minutos, con agua templada y jabón en las zonas con mayor densidad de glándulas sudoríparas como genitales, pies, axilas y manos.
qué dice la Academia Española de Dermatología
- Ducha antes que baño: Con la ducha corta no da tiempo a que se altere demasiado la superficie cutánea.
- Jabones suaves solo en zonas con mayor densidad de glándulas sudoríparas.
- Usar la mano y no esponja que pueden irritar la piel y favorecer infecciones cutáneas, al ser nichos para la proliferación de bacterias.
- Temperatura del agua: Debe estar templada, a unos 35º.