Fernando Mata

Fernando Mata, graduado en Nutrición Humana y Dietética y licenciado en Biología

Día Nacional de la Persona Obesa

Fernando Mata: «Hay tres factores innegociables para adelgazar: alimentación, deporte y apoyo psicológico»

Graduado en Nutrición Humana y Dietética y licenciado en Biología, el profesor resuelve las principales dudas sobre la obesidad

La obesidad es una enfermedad con una elevada prevalencia a nivel mundial. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sobrepeso y la obesidad son catalogadas como uno de los principales problemas de salud pública. Con motivo del Día Nacional de la Persona Obesa, Fernando Mata, profesor de Fisiología, Endocrinología, Dietoterapia y Nutrición de la Universidad Alfonso X el Sabio, explica, que «aunque la mayoría de la gente asocia la obesidad con el exceso de peso, su definición es mucho más compleja. Hoy en día la consideramos una enfermedad crónica y multifactorial».

–¿Qué es la obesidad?

–Hasta hace algunos años, la obesidad ni siquiera se la clasificaba como enfermedad. Ahora se emplea el término 'Enfermedad Crónica Basada en la Adiposidad', lo que nos acerca a una definición más precisa. La obesidad es, por tanto, una enfermedad crónica caracterizada por el exceso de tejido adiposo, debido tanto a su acumulación como a su posible disfunción.

Cabe destacar que no toda la grasa corporal es igual. La que rodea a los órganos internos –grasa visceral– presenta mayor riesgo para la salud, aunque curiosamente suele preocupar menos que la grasa subcutánea, que es la que se percibe bajo la piel.

–¿Cuántos kilos de más se considera obesidad?

–Hablar únicamente de «kilos de más» es inadecuado, aunque sea habitual. Lo importante no es el peso total, sino cuanto de grasa, músculo y otros componentes constituyen ese total de peso corporal. Por ejemplo, no es lo mismo pesar 70 kg con un 40 % de masa muscular que hacerlo con un 40 % de grasa. El impacto sobre la salud es muy distinto.

Dicho esto, tradicionalmente se ha utilizado el Índice de Masa Corporal (IMC), que se calcula dividiendo el peso (en kilogramos) por la talla al cuadrado (en metros).

Según este índice, se considera obesidad un IMC entre 30 y 34,9 kg/m², y a partir de ahí se establecen diferentes grados. Sin embargo, sabemos que el IMC tiene limitaciones y no refleja adecuadamente la distribución de la grasa. Por eso hoy se presta atención a usar la grasa corporal o además, la circunferencia de la cintura o al índice cintura-altura. Dependiendo del sexo, la edad y la etnia, se emplean distintos valores de corte para el diagnóstico.

No podemos decir que alguien tiene obesidad solo por su peso sino más bien por cuánta grasa tiene y dónde se localiza

Hoy también contamos con técnicas como la ecografía nutricional, lo que nos permite acercarnos de forma más precisa a la enfermedad.

–¿Existe una predisposición genética a la obesidad?

–Durante mucho tiempo se ha culpado exclusivamente a los genes. Existen casos de obesidad monogénica —es decir, debidos a la alteración de un solo gen—, pero son poco frecuentes, lo que no los hace menos importantes.

En la mayoría de los casos, la obesidad surge de la interacción de múltiples genes con factores ambientales y sociales. Es decir, interviene la biología, pero también el entorno. Aspectos como la edad, el género, la situación socioeconómica, el tipo de alimentación, el nivel de actividad física e incluso el lugar de residencia influyen, como dicen algunos, el código postal. Por ejemplo, vivir en un entorno con menos recursos económicos y formativos aumenta el riesgo de obesidad. Desafortunadamente, el ambiente que nos rodea, lo que algunos llaman entorno obesogénico, nos llena de input que favorecen la obesidad.

–¿En qué aspecto afecta a la salud?

–La obesidad se asocia con numerosas enfermedades: enfermedad hepática grasa asociada a disfunción metabólica, patologías cardiovasculares, diabetes mellitus, varios tipos de cáncer, trastornos de la salud mental como la depresión, apnea obstructiva del sueño, enfermedad renal crónica y alteraciones musculoesqueléticas, entre otras. Se trata de una constelación de problemas serios, muchos de ellos (como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las respiratorias) principales causas de mortalidad a nivel mundial.

–¿Cómo puede bajar de peso una persona obesa?

–A mi juicio, el abordaje no puede ser unidireccional. Lo ideal es la intervención de un equipo multidisciplinar: médico, nutricionista, psicólogo y profesional de las ciencias del deporte... Tres pilares fundamentales en el tratamiento para reducir la adiposidad son la nutrición, la actividad física y la atención psicológica. Si estas medidas no dan resultado, y siempre bajo la supervisión médica, se pueden considerar tratamientos farmacológicos e incluso cirugía bariátrica.

–Con unos hábitos alimentarios correctos, ¿se puede curar la obesidad? ¿Cuál es el mejor tratamiento?

–La obesidad es una enfermedad crónica, por lo que no hablamos de curarla en el sentido estricto sino de disminuir la adiposidad, mejorar la masa muscular y reducir el riesgo de enfermedades asociadas.

Hay tres factores innegociables en su tratamiento: la alimentación saludable, la actividad física y el apoyo psicológico

En cuanto a la alimentación, es fundamental reducir el consumo calórico, el consumo de alimentos ultraprocesados (los ricos en sal, azúcares, grasas saturadas y grasas trans) y malo procesados, basar la dieta en alimentos de origen vegetal, como hortalizas, frutas, legumbres y frutos secos. Utilizar aceite de oliva en la cocina, disminuir el consumo de carnes rojas y limitar el alcohol (no existe un nivel de consumo seguro) son también recomendaciones clave, entre otras.

–¿Qué opina de las pastillas para adelgazar como el Ozempic?

–Los tratamientos farmacológicos para la obesidad pueden ser muy útiles si se integran correctamente en un plan supervisado por un médico y está bien prescritos. Algunos fármacos recientes como el ozempic han demostrado ser eficaces en la reducción de la grasa corporal. Sin embargo, no deberían ser la primera línea de intervención en todos los casos.

Si el paciente no mejora sus hábitos de alimentación ni su nivel de actividad física, el efecto del fármaco –tipo Ozempic– será limitado

La evaluación médica, junto con la intervención de nutricionistas y especialistas en ciencias del deporte, puede lograr que el tratamiento farmacológico resulte de gran ayuda para controlar la obesidad y reducir el riesgo de otras enfermedades. Lo que no veo adecuado es una sobreprescrición del fármaco cuando no tratamos primeramente los tres pilares anteriormente citados.

–¿Qué le recomendaría a una persona obesa que estuviera leyendo esta entrevista?

–En primer lugar, entender que la obesidad es una enfermedad. Igual que acudiríamos a un médico o a un profesional sanitario por cualquier otra enfermedad, debemos hacer lo mismo con la obesidad. Lamentablemente, durante mucho tiempo se ha estigmatizado a las personas con obesidad, atribuyendo su condición solo a un problema de voluntad. Hoy sabemos que no es así y que, con el enfoque adecuado y el apoyo de distintos profesionales, es posible mejorar la salud y la calidad de vida. Hoy tenemos herramientas que nos provee la ciencia que nos hacen entender, desde diferentes planos, mejor la enfermedad y poder tratarla.

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