Las cinco claves para comer de sobras sin riesgo de intoxicaciones
Es importante no romper la cadena de conservación de los alimentos para evitar infecciones gastrointestinales
Tras la cena de Nochevieja y la comida de Año Nuevo, las neveras de muchos hogares suelen estar repletas de comida. Comerse las sobras del día anterior es una forma de evitar desperdicios alimentarios, sin embargo, algo que a priori es beneficioso, puede convertirse en una bomba de relojería sanitaria cuando no se es riguroso en la conservación de la cadena de frío. Después de ser cocinados, algunos alimentos dejarán rápidamente de ser seguros si no se refrigeran ni congelan.
Para evitar desechar alimentos, lo mejor es conservarlos correctamente manteniendo la nevera por debajo de 5 °C. Además, los expertos aseguran que es importante comprobar si hay espacio suficiente para permitir la circulación del aire entre alimentos.
Alimentos fuera de la nevera
Qué pasa si se han dejado demasiado tiempo sin meter en la nevera o nos hemos acostado en Fin de Año sin recoger la cocina. La mala conservación cuando se deja algo fuera de la nevera demasiado tiempo puede ocasionar crecimiento bacteriano, ocasionando una infección gastrointestinal, que puede ir desde una diarrea banal a una gastroenteritis severa. Las intoxicaciones más frecuentes suelen ser, a nivel bacteriano, las salmonellas, el campylobacter, los clostridium y las yersinias.
Los expertos aconsejan seguir la regla de las dos horas, como explica la profesora de nutrición de la Universidad de California, Nelly Camacho: «Los alimentos no deben estar fuera del refrigerador, en temperatura ambiente, más de dos horas. Cuando olvidamos esa regla, generalmente lo que podemos tener es una intoxicación por los alimentos porque crece la bacteria a temperatura ambiente».
Cinco claves
- Mantenga la limpieza. Lávese las manos antes de empezar y durante la preparación de la comida, así como después de ir al baño. Lave y desinfecte todas las superficies y los utensilios empleados. Proteja los alimentos y las zonas de cocina de insectos, plagas, mascotas y otros animales.
- Separe los alimentos crudos de los cocinados. No utilice, sin haberlos limpiado adecuadamente, los mismos utensilios y superficies, como cuchillos y tablas de cortar, para preparar alimentos crudos y alimentos cocinados. Conserve los alimentos en recipientes separados.
- Cocine completamente los alimentos. En las carnes rojas y el pollo, compruebe que al corte los jugos no son rosados, sino de color pardo. Asegúrese de que las sopas y guisos alcancen la ebullición. Recaliente por completo la comida ya cocinada.
- Conserve los alimentos a temperaturas seguras. Evite dejar los alimentos cocinados a temperatura ambiente. Refrigere lo antes posible los alimentos cocinados y los perecederos (preferentemente por debajo de 5 °C). No descongele los alimentos a temperatura ambiente: hágalo en la nevera, utilizando el microondas o el horno. Si quiere conservar la comida en caliente para consumirla posteriormente, manténgala a 65 °C o más. No guarde los alimentos ya cocinados durante más de 2 días en la nevera.
- Utilice agua y alimentos seguros. Use siempre agua potable para cocinar y beber. Los alimentos, incluyendo el agua y el hielo, pueden contener microorganismos o sustancias químicas. Lave y desinfecte las frutas y las hortalizas, especialmente si se comen crudas. No utilice alimentos después de la «fecha de caducidad». No obstante, el alimento sigue siendo seguro una vez superada la fecha de «consumo preferente», siempre que se respeten las instrucciones de conservación y su envase no esté dañado. Amplíe información. No consuma ni utilice alimentos que presenten signos de alteración (con malos olores, mohos, etc.) y deseche las conservas o envases abombados, con óxido, goteos, etc.