COVID-19
El mundo, en vilo por la variante ómicron
Cuatro países europeos detectan casos de la cepa y decenas más imponen restricciones de tránsito al sur de África
La variante ómicron del coronavirus, desvelada esta semana por científicos británicos y sudafricanos, ha puesto en vilo al mundo en tiempo récord. Apenas 72 horas han transcurrido desde que la cepa, que presenta el número más alto de mutaciones descubierto hasta la fecha, fuera dada a conocer el miércoles, y la imposición de restricciones de tránsito a varios países del sur de África, donde fue detectada por primera vez el pasado 11 de noviembre, por parte de medio planeta.
La preocupación es máxima. Tres gobiernos europeos anunciaron ayer el registro de casos de la nueva variante y hasta el propio primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, reintrodujo medidas que permanecían inactivas desde hace meses, como la obligatoriedad de portar la mascarilla en el interior de los establecimientos y la realización de pruebas PCR a todo viajero que arribe a las Islas. Además, impuso la obligación de guardar cuarentena a los contactos de los positivos por ómicron, una medida adoptada también por Francia.
Reino Unido fue uno de los tres países afectados, con dos casos registrados hasta ahora. Los otros dos fueron Alemania, con otros dos, e Italia, con uno. Todos se suman a su vez a Bélgica, que se convirtió el viernes en el primer país europeo en registrar un contagio de la variante ómicron, en ese momento simplemente conocida como ‘nu’, en una mujer joven que había viajado recientemente a Egipto a través de Turquía.
Es muy previsible que la lista vaya aumentando a lo largo de los próximos días. Países Bajos investiga en estos momentos hasta 61 positivos de dos vuelos procedentes de Sudáfrica, de donde habían llegado también los contagios detectados en Alemania. El cuadro clínico de los pacientes difiere: mientras que la mujer de Bélgica, por ejemplo, presenta un cuadro clínico grave; el de Italia, por su parte, solo padece síntomas leves.
La inquietud por la variante, que está siendo investigada en profundidad por la comunidad científica, llevó a numerosos países a suspender los vuelos con un número variable de estados del sur de África. Tras la decisión de la Comisión Europea de cancelar los trayectos aéreos con la región el viernes, decenas de países de los cinco continentes han adoptado en las últimas horas medidas similares. La avalancha de vetos, a su vez, provocó los lamentos por parte de Sudáfrica, cuyo gobierno afirma sentirse «castigado» por haber detectado la variante y que esto haya terminado «penalizando» al país.
La posible peligrosidad del nuevo linaje, que fue calificada el viernes como «variante de riesgo» por la OMS, ha reabierto el debate sobre la idoneidad de dedicar un mayor número de esfuerzos a fortalecer la vacunación en las zonas más empobrecidas para acelerar así el final de la pandemia. Por su parte, las farmacéuticas Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson ya revisan la fórmula de sus vacunas para tratar de hacer frente a ómicron en caso de que fuera necesario.
¿Sin razón para el alarmismo?
Mientras el mundo analiza con gran atención la evolución de la cepa, científicos británicos trataron de rebajar esta alarma y señalaron que es probable que las vacunas existentes sean efectivas para prevenir la contracción de enfermedad grave. El inmunólogo Andrew Pollard, director del Grupo de vacunas de Oxford que desarrolló el preparado Oxford-AstraZeneca, señaló a la BBC que, aunque todavía se tardará un tiempo en establecer sus efectos, muchas de las mutaciones de ómicron están ya presentes en otras sobre las que han sido efectivas las vacunas.
«Desde un punto de vista de conjetura, tenemos cierto optimismo de que la vacuna (de AstraZeneca) debería aún funcionar contra la nueva variante en el sentido de prevenir el desarrollo de una enfermedad grave, si bien tendremos que esperar varias semanas para confirmarlo», declaró, según recoge AFP.
«Las mutaciones (de ómicron) existen en otras variantes, y las vacunas han logrado prevenir la enfermedad grave en las Alfa, Beta, Gamma y Delta. Es extremadamente improbable que, con una población vacunada, haya un retorno de la pandemia como el visto el año pasado», mantuvo.
En la misma línea, el microbiólogo Calum Semple, miembro del grupo Sage asesor del Gobierno británico, manifestó a la cadena pública que el surgimiento de la ómicron «no es una calamidad», e instó a sus colegas a no «exagerar» los posibles efectos.
«Es probable que la inmunidad de la vacuna aún proteja contra enfermar de gravedad. Quizás sufra un dolor de cabeza o un resfriado horrible pero la probabilidad de tener que ingresar en un hospital o en cuidados intensivos o de, tristemente, morir, se ve muy reducida por la vacuna, y eso seguirá siendo así», remachó.