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Una mujer espera antes de realizarse una prueba PCR en un centro de salud de Toledo

Una mujer espera antes de realizarse una prueba PCR en un centro de salud de ToledoEFE

Salud

Los médicos de familia ni quieren oír hablar de prorrogar la jubilación tras dos años de pandemia

El colapso de la Atención Primaria tras dos años de convivir con la COVID-19 provoca que un 80 % de los facultativos de 65 años opten por no prorrogar su vida laboral

La falta de profesionales. Ese es uno de los grandes problemas de la Atención Primaria en muchas Comunidades Autónomas. Y los ratios de facultativos en activo, tan necesarios para enfrentar la sexta ola de la pandemia, no mejorarán con las jubilaciones.

Según datos recabados por El Debate, los médicos en edad de jubilación ni quieren oír hablar de prorrogar su vida laboral tras dos años de pandemia y sus derivadas.

Tanto es así que, según cifras de SEMG (Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia), el 80 % de los médicos que por edad pueden jubilarse (65 años) pero que podrían solicitar prórrogas para trabajar hasta los 70, no lo están haciendo. Es más, aquellos que ya estaban en esa prórroga, un 95 % ha dejado de pedirla. En conversación con 'El Debate', Lorenzo Armenteros, portavoz de este organismo, aseguró también que cerca de un 50 % de los médicos ya formados en esta disciplina buscan una alternativa a la Atención Primaria ante la delicada situación que les ha tocado afrontar y vivir.

El problema de los centros de salud

Desde hace años, el ámbito de la Atención Primaria reclama más financiación al ministerio de Sanidad. La pandemia simplemente ha obligado a aplicar medidas paliativas a una situación que viene de lejos. Ninguna autonomía dedica el 25 % que al parecer es necesario del presupuesto del departamento que dirige Carolina Darias. Por delante va Andalucía, con el 18 % de su partida sanitaria. Por detrás, Madrid, con un 11,2 %, según los últimos datos, de 2019, del Ministerio de Sanidad. En general la inversión en los centros de salud ha descendido.

Una trituradora de vocaciones

Los médicos de familia y los pediatras están siendo uno de los grandes damnificados de esta sexta ola de la covid.

La variante ómicron ha conseguido llevar al límite a nuestra Atención Primaria, y los profesionales de ambulatorios y centros de salud acusan el desgaste de enfrentar a una pandemia que el próximo mes de marzo cumplirá dos años exactos.

Al estrés y agotamiento que muchos de ellos vienen semanas o meses notificando, la COVID-19 amenaza con ser una trituradora de vocaciones a no ser que la situación de un giro de 360 grados.

Personas que forman eternas colas para hacerse los test, el eterno papeleo que exige el coronavirus y la atención de otras patologías engordan las aglomeraciones en los centros de salud.

«Hoy es mi último día en una consulta como médico de familia en Atención Primaria. Lo dejo», escribía recientemente en su cuenta de Twitter el doctor Jesús Igualada, de Albacete. «Hace semanas tomé la decisión más dura profesionalmente pero la más acertada. La que me ha dejado (por fin) dormir algunas horas y la que me ha permitido sobrevivir este último mes caótico. Solo sabiendo que todo acaba se ha podido llevar más ligera la carga de estos días», explicaba.

Por desgracia, no es ni será el último caso. «Dan ganas de colgar la bata y dejar la medicina, llevo 20 bajas en tres horas, media mañana haciendo papeles y sin poder ver pacientes en condiciones», escribía Salvador Casado, médico de familia, también en su cuenta de Twitter.

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