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Escasez de agua en el embalse de Sierra Boyera en Bélmez (Córdoba)

Escasez de agua en el embalse de Sierra Boyera en Bélmez (Córdoba)EFE

El calor sin precedentes y la sequía marcaron el 2022: este año habrá «cambios alarmantes»

Francia, España, Alemania y Eslovenia se registraron las mayores emisiones de incendios forestales estivales de los últimos 20 años

Un calor extremo sin precedentes y la sequía generalizada marcaron el clima europeo en 2002, según el informe anual del Servicio de Cambio Climático del sistema satelital Copernicus, que advierte de que «los fenómenos extremos son cada vez más frecuentes e intensos».

En el año 2022, Europa vivió el segundo año más cálido y el verano más caluroso desde que hay registros, con olas de calor intensas y prolongadas en gran parte del continente, en especial la zona Sur, que soportó el mayor número de días de «estrés térmico muy fuerte» jamás registrado.

En el último quinquenio, la temperatura media se situó unos 2,2 grados centígrados por encima de la media en la era preindustrial que abarca desde 1850 hasta 1900. Solo en 2022, los termómetros superaron en 0,9 grados a la media reciente (1991-2020). En verano, la diferencia subió hasta 1,4 grados centígrados.

En especial, Copernicus ha mostrado su preocupación por el Ártico, cuyo clima está experimentando cambios drásticos y cuyas temperaturas aumentan mucho más rápido que en la mayor parte del resto del planeta, con tres grados centígrados más que la media de la era preindustrial, frente al calentamiento global de 1,2 grados.

Así, 2022 fue el sexto año más cálido registrado en el Ártico en su conjunto, y el cuarto año más cálido en las zonas terrestres. En este sentido, una de las regiones más afectadas, fue el archipiélago de Svalbard, que vivió su verano más cálido, con temperaturas que en algunas zonas superaron en 2,5 grados centígrados la media.

Groenlandia también experimentó condiciones climáticas extremas, como un calor excepcional y lluvias en septiembre, en lugar de nieve. Las temperaturas medias del mes fueron hasta ocho grados superiores a la media y la isla vivió tres olas de calor.

Para el director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), Carlo Buontempo, el informe pone de manifiesto «los alarmantes cambios del clima», tras el verano más caluroso jamás registrado en Europa, olas de calor marinas sin precedentes en el Mediterráneo y temperaturas récord en Groenlandia.

Respecto a qué pasará el 2023, la directora adjunta del C3S, Samantha Burgess, ha señalado durante la presentación del informe que aunque no se puede afirmar que los europeos sufrirán más calor este año, sí se sabe que a mayor contracción de gases de efecto invernadero en la atmósfera (+2,4 por ciento de CO2 en 2022) más probabilidad de que haya más años cálidos.

El tiempo varía, hay años calientes y años fríos. Lo que ocurre es que la crisis climática amplifica esa variabilidad y hace que la probabilidad «de que haya años más cálidos aumente constantemente», ha insistido Burgess, que ha subrayado que tanto el invierno como la primavera han sido más cálidos de lo habitual en muchos puntos.

Ausencia de precipitaciones

A las altas temperaturas, se sumó la escasez de precipitaciones, factores que llevaron a una situación de sequía generalizada en Europa.

En invierno, se dieron menos días de nieve que la media, con hasta 30 días menos en algunas zonas; mientras que en primavera, las lluvias fueron inferiores a la media en gran parte del continente. Únicamente en mayo, se registraron las más bajas desde que hay registros para ese mes.

La falta de nieve invernal y las altas temperaturas estivales provocaron una pérdida récord de hielo de los glaciares de los Alpes (más de 5 kilómetros cúbicos).

Groenlandia sufrió un deshielo récord durante las olas de calor excepcionales de septiembre que afectó a, al menos, el 23 % de la capa de hielo en el punto álgido de la primera ola de calor. Además, la anomalía anual de la humedad del suelo fue la segunda más baja de los últimos 50 años.

El caudal de los ríos europeos fue el segundo más bajo registrado y se encadenaron seis años consecutivos con caudales inferiores a la media. En cuanto a superficie afectada, fue el año más seco desde que hay registros y un 63 % de los ríos europeos tuvieron caudales inferiores a la media.

Los países mediterráneos, particularmente España, ya sufren estrés hídrico y, a menos que se dé una importante recarga de precipitaciones en primavera, «es probable que la disponibilidad de agua siga por debajo de la media en los países del sur de Europa» en los próximos meses, según Burgess.

«El agua es un bien finito y quizá no hemos sido los más eficaces en su gestión. En los últimos seis años, en la mayoría de los ríos europeos el caudal ha estado por debajo de la media, lo que significa que tenemos que adaptarnos a las condiciones climáticas actuales, en las que la disponibilidad de agua es menor que en el pasado», ha advertido.

Aumento de incendios

El calor y la falta de lluvias, fueron caldo de cultivo para los miles de incendios forestales que arrasaron Europa, especialmente en el Sur. Estos fuegos generaron las mayores emisiones procedentes de incendios desde el verano de 2017.

En Francia, España, Alemania y Eslovenia se registraron las mayores emisiones de incendios forestales estivales de los últimos 20 años, al menos, y en el suroeste de Europa se produjeron algunos de los mayores incendios registrados en el continente.

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