Australia quiere prohibir las encimeras de piedra artificial tras el aumento de silicosis en trabajadores
la agencia australiana de seguridad en el trabajo, Safe Work, sorprendió la semana pasada al recomendar la prohibición del uso de piedra artificial, muy utilizada para la realización de encimeras de aglomerado de cuarzo, una de las más vendidas.
Esta advertencia se basa en una revisión de la evidencia científica acerca de los riesgos de trabajar con el material. Y es que el número de aquellos que manipulan la piedra artificial y han desarrollado silicosis ha aumentado notablemente.
Se trata de una enfermedad pulmonar causada por inhalar polvo de sílice y encabeza las listas de enfermedades respiratorias de origen laboral en países en desarrollo. Fue muy habitual entre los mineros, por lo que esta afección tuvo muchos pacientes a lo largo de los siglos XIX y XX.
La iniciativa planteada por Safe Work en el país oceánico es la primera en este sentido. El informe encargado por la agencia encontró que los trabajadores de la piedra artificial no solo se enfrentaban a un mayor riesgo de desarrollar silicosis, sino que también experimentaban una progresión más rápida de la enfermedad y una mayor probabilidad de muerte cuando la contraían.
El Ministro Nacional de Relaciones Laborales, Tony Burke, adelantó que los gobiernos estatal y federal se reunirían a finales de este año para decidir los próximos pasos. «El informe final es potente y convincente. Muestra muy claramente por qué necesitamos más medidas para proteger a los trabajadores de esta enfermedad mortal», afirmó el Burke, según recoge la cadena australiana ABC News.
En el período previo a la publicación del informe, los fabricantes de piedra artificial pidieron incrementar las regulaciones en lugar de una prohibición total de trabajar con el material, ya que esto causaría el caos en la industria de la construcción.
El Consejo Australiano de Sindicatos (ACTU) se comprometió a impedir la entrada de piedra artificial en los lugares de trabajo para julio de 2024 si los gobiernos no la prohibían para entonces. Su subsecretario, Liam O'Brien, dijo que era importante que los gobiernos crearan una respuesta nacional y señaló que esta era posiblemente una de las mayores tragedias desde el amianto.