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Tumor cerebral observado por medio de una resonancia magnética

Tumor cerebral observado por medio de una resonancia magnéticaIngrid Sidibe et al

La curación de un niño con tumor cerebral llena de optimismo a los científicos

Queda ahora comprender por qué Lucas se curó y cómo su caso podría aportar esperanza a cientos de jóvenes enfermos

La curación, única en el mundo, de un niño con un glioma en el tronco cerebral, uno de los tipos de cáncer pediátrico más mortales, ha dado esperanzas a los científicos franceses. A pesar de los avances científicos y médicos en la oncología infantil, esta neoplasia maligna, que afecta a entre 50 y 100 niños y adolescentes cada año en Francia, es un auténtico reto para los médicos.

Este cáncer, inoperable, informa Afp, se trata normalmente con radioterapia, que permite a veces frenar el avance de la enfermedad, pero cuyo efecto es temporal. Todavía no hay ningún medicamento que sea totalmente eficaz. Además, la evolución es muy rápida y muchas veces el desenlace fatal llega entre nueve y 12 meses después de la detección del tumor.

El niño belga, Lucas, que tiene actualmente 13 años, ha roto todos estos pronósticos. Tras diagnosticarle la enfermedad cuando tenía seis años de edad, esta enfermedad, prácticamente incurable, hoy se considera curado y su cerebro no presenta ningún signo del tumor.

Su médico, Jacques Grill, piloto del programa sobre tumores cerebrales del departamento de oncología pediátrica del centro Gustave-Roussy, en el sur de París, ha explicado a la agencia que Lucas hizo pedazos «todos los medidores de vida».

El facultativo todavía recuerda conmovido el momento en el que anunció hace siete años a los padres de Lucas que su hijo iba a morir. La familia había viajado a Francia para tratarlo, y el niño fue uno de los primeros pacientes en formar parte de un ensayo clínico para probar una nueva medicina, una terapia dirigida.

Ya de entrada, Lucas respondió muy bien al tratamiento. «A lo largo de las IRM, vi el tumor desaparecer completamente», ha explicado el doctor Grill, que no se atrevió, pese a estos excepcionales resultados, a dejar el tratamiento. Hasta que vio, hace un año y medio, que el propio niño había dejado de tomarlo.

«No conozco en el mundo ningún caso como el suyo», ha asegurado el médico, cuyo equipo comenzó a investigar sobre este cáncer hace unos 15 años. Queda ahora comprender por qué Lucas se curó y cómo su caso podría aportar esperanza a cientos de jóvenes enfermos.

Una decena de otros niños del ensayo clínico vieron cómo su esperanza de vida superaba las estadísticas y siguen con vida varios años después del diagnóstico. Pero su cáncer no ha desaparecido totalmente. La mayor esperanza de vida se debe, sin duda, a las «particularidades biológicas de su tumor», ha concluido el doctor Grill.

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