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Jokin de Irala

Jokin de IralaManuel Castells

Entrevista a Jokin de Irala, doctor en Medicina

«La fecundación es extraordinaria, un óvulo y un espermatozoide pasan de estar moribundos a vivir 80 años»

  • Jokin de Irala ha explicado a El Debate aspectos muy relevantes en esta sociedad donde predomina la cultura de la muerte, como el sentido de la vida o el Humanae Vitae

  • ​«San Pablo VI anticipó muchos de los problemas que azotan a la vida matrimonial y a los derechos humanos»

A principios de marzo, gracias a la Federación Española de Asociaciones Provida, se celebró en la Universidad San Pablo de Madrid la jornada del XXVI Congreso Nacional Provida. Jokin de Irala, doctor en Medicina por la Universidad de Navarra y en Salud Pública por la Universidad de Massachusetts, fue uno de los ponentes.

En su mesa Conoce la bondad de tu fertilidad, y ¡cuídala!, destacó varias cosas: una de ellas, el efecto que la fertilidad tiene en los más jóvenes. También aseguró que el origen de la vida va «mucho más allá de lo que decía Aristóteles o Spallanzani». Tras el congreso, explica a El Debate aspectos muy relevantes en esta sociedad donde predomina la cultura de la muerte, como el sentido de la vida o el Humanae Vitae.

–Para usted, ¿qué es el valor de la vida?

–La vida para mí tiene el valor del amor. Una persona viva puede amar y ser amada y eso es lo más grande que hay para un ser humano. Da igual que sea una persona no nacida, joven, adulta o anciana, con o sin discapacidad o a punto de fallecer y en cuidados paliativos. La presencia de vida genera amor. Por ejemplo, aunque estés inconsciente o necesitado de cuidados, tu existencia genera amor, porque alguien te puede cuidar por amor. Dejar que te cuiden también es un gesto de amor.

– 'Conoce la bondad de tu fertilidad, y ¡cuídala!' fue la mesa que presentó el pasado sábado en el CEU, ¿qué debemos conocer de nuestra fertilidad?

–Estudiar nuestra fertilidad nos permite ser más conscientes de que tanto las mujeres como los varones tenemos anatomías y fisiologías pro maternidad y pro paternidad.

Los varones somos fértiles todos los días y tenemos dos glándulas por debajo de la próstata que se encargan de segregar una secreción como la clara de huevo cruda que limpia la vía urinaria por si viniera después una eyaculación. Esto ocurre cada vez que un varón está excitado por lo que ve, escucha o hace. Se puede decir que protegemos a nuestros espermatozoides para entregarlos en las mejores condiciones posibles.

Las mujeres segregan una secreción que pasa de ser blanca, pegajosa, a filante, tipo clara de huevo, justo antes de ovular. Esta secreción sirve de vehículo para los espermatozoides y también es un filtro natural para que no pasen espermatozoides anormales. Entre los dos tendrán una «ventana de fertilidad» de entre siete y 10 días cada ciclo y que es perfectamente detectable cuando uno aprende a «reconocer» la fertilidad.

–¿Y cuidar?

  1. –Podemos aprender a escuchar a nuestra biología. Si escuchamos lo que «nos dice» la biología, esto puede despertar la admiración y el deseo de cuidarla a lo largo de nuestra vida. Cuidar nuestra fertilidad no solamente significa protegerla de tóxicos, infecciones y todo lo que pueda dañarla. Significa también que mujeres y hombres podemos unir completamente nuestros cuerpos para favorecer un embarazo o solamente para expresar amor conyugal sin que se produzca un embarazo. Por eso, el conocimiento de la fertilidad aumenta nuestra libertad en las relaciones sexuales.

El embrión tiene que producir sustancias facilitadoras de la inmunotolerancia para que la madre tolere su presenciaJokin de Irala

–¿Qué efecto tiene el conocimiento de la fertilidad en los jóvenes?

–El conocimiento de la fertilidad aumenta la admiración de los jóvenes por su cuerpo, despierta el interés por protegerla y les prepara para, en un futuro, utilizar este conocimiento y detectar la ventana de la fertilidad para favorecer, espaciar o evitar embarazos con métodos naturales.

– También habló de la esperanza de vida, ¿es un concepto de salud pública? ¿Por qué?

–Hablé del concepto de esperanza de vida porque nos puede ayudar a comprender que en la fecundación ocurre algo extraordinario. Técnicamente hablando, el óvulo es una célula moribunda (puede sobrevivir 24-26 horas después de la ovulación).

Los espermatozoides eyaculados también son moribundos (pueden sobrevivir hasta cinco días en las mejores condiciones). Pero resulta que si se produce la unión de estas dos células moribundas (en la fecundación) el resultado puede sobrevivir unos 80 años en España. Esto indica que en ese momento ha ocurrido algo único, extraordinario, irrepetible. En ese momento ha empezado a vivir un ser humano de sexo femenino o masculino, con sus propias características, y lo único que vendrá a partir de ese momento del exterior es su nutrición. Todo su crecimiento dependerá del desarrollo interno.

–En el momento de la concepción se produce inmunotolerancia, ¿qué es esto?

–El embrión contiene la mitad de los genes de su madre y la mitad de los genes de su padre. Esto quiere decir que tiene características en común con su madre, pero también que es esencialmente un «cuerpo extraño» dentro de su madre. Su madre lo identifica como un cuerpo diferente dentro de su cuerpo.

Nuestro organismo, ante la identificación de un cuerpo extraño (por ejemplo, si nos metemos una astilla en el dedo, o algunos trasplantes), tiende a rechazarlo mediante la llamada «reacción de cuerpo extraño». Dichas astillas, como algunos trasplantes, son rechazados por nuestro organismo mediante esta reacción inmunológica. Pues bien, lo mismo haría la madre contra su embrión, porque lo reconoce como un cuerpo extraño. Por eso, el embrión tiene que producir «sustancias facilitadoras de la inmunotolerancia» para poder seguir ahí, para que la madre «tolere» su presencia, a pesar de ser inmunológicamente diferente a ella.

–Varias veces ha hablado de la Humanae Vitae, ¿qué tiene de importante para usted?

–La Humanae Vitae es la encíclica de San Pablo VI donde insistía en la importancia de cuidar la educación afectivo-sexual de los jóvenes, la sexualidad conyugal y la gestión de la fertilidad. Hacía hincapié en la importancia de compaginar motivos y métodos apropiados a la hora de pensar y vivir la paternidad responsable.

Esta encíclica ha sido realmente profética porque el Papa anticipaba, hace casi 60 años, muchos de los problemas que azotan a la vida matrimonial, a la afectividad y sexualidad juvenil e incluso a los derechos humanos, como los casos en que se ha obligado a ciertas poblaciones a esterilizarse. Nos alertaba de que todo esto podría llegar si no comprendíamos y abrazábamos las propuestas sobre el amor humano y conyugal explicados en la encíclica.

–¿Qué podría decirme de la contracepción artificial? ¿Existe alternativa?

–Se pueden decir muchas cosas, pero quizás se pueden resumir en que, hoy en día, hay estudios realizados en millones de mujeres, bien diseñados y publicados en buenas revistas, que muestran el efecto negativo de la anticoncepción hormonal. Causan problemas en las mujeres como el cáncer de mama (epidémico), el infarto de miocardio y el ictus, la depresión, los intentos de suicidio y los suicidios y el bienestar general.

Hay una tozudez sorprendente y creciente de este tipo de datos científicos, a la vez que existe la misma tozudez en esconderlos para que las mujeres las desconozcan y, en consecuencia, sean menos libres a la hora de elegir su método para espaciar o evitar embarazos.

Hay alternativas eficaces hoy. Los métodos naturales enseñados por expertos alcanzan resultados parecidos a la píldora anticonceptiva o el dispositivo intrauterino y son cinco veces más eficaces que el preservativo, el método más utilizado en España.

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