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Voluntarios limpian los estragos ocasionados por la DANA

Voluntarios limpian los estragos ocasionados por la DANAEuropa Press

DANA Valencia  Los epidemiólogos, preocupados por la salud pública: «En las próximas semanas podrán aumentar las infecciones»

Además de las enfermedades diarreicas, se teme un aumento en los casos de tétanos, difteria y tosferina, afecciones que forman parte del calendario vacunal infantil

Una semana después de las grandes riadas por la DANA que azotaron a la Comunidad Valenciana el pasado 29 de octubre, comienzan a salir a la luz los problemas de salud pública. Según advierte la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) en las próximas cuatro semanas podrían aparecer las primeras oleadas de enfermedades infecciosas entre los afectados por la DANA. Las más comunes podrían ser la leptospirosis y el tétanos, afecciones que pueden transmitirse por el aire, los alimentos o el agua.

«Cuando se producen catástrofes, el número de enfermedades infecciosas tiende a aumentar», explica Pedro Antonio Jiménez Gómez, doctor en Microbiología por la Universidad CEU San Pablo. Esto ocurre por varios factores: la ruptura de la cadena de frío de los alimentos, las contaminaciones derivadas de la acción del agua, el difícil acceso al agua potable y, como ya sucede en Valencia, la proliferación de microorganismos. Estas condiciones podrían provocar brotes de enfermedades.

Una de las que más preocupa es la diarrea. Todos los afectados por la DANA pueden sufrirla, pero es fundamental «extremar las precauciones en personas vulnerables como niños pequeños, ancianos o personas inmunodeprimidas», comenta el facultativo, quien asegura que aunque estas afecciones puedan parecer menores, las diarreas en situaciones de catástrofes «pueden ser graves», tanto a nivel clínico.

Riesgo de otras enfermedades prevenibles

Además de las enfermedades diarreicas, se teme un aumento en los casos de tétanos, difteria y tosferina, afecciones que forman parte del calendario vacunal infantil y para las cuales la mayoría de la población debería estar ya inmunizada. El microbiólogo explica que «en las últimas décadas se han hecho muchos esfuerzos por universalizar esta inoculación».

Sin embargo, es conveniente administrar «dosis de recuerdo cada diez años» para asegurar una respuesta inmunológica efectiva. Según el microbiólogo, aunque no se espera un aumento significativo de casos a nivel individual, sí existe riesgo de brotes o casos aislados a nivel epidemiológico, por lo que es esencial una detección temprana.

La leptospirosis y el riesgo de plagas

Otro riesgo latente es la leptospirosis, una enfermedad que afecta principalmente al ganado y se presenta en zonas de España como el Delta del Ebro, la Albufera de Valencia y las Marismas de Huelva. Puede transmitirse a través del contacto con agua, alimentos o suelos contaminados con orina de animales infectados, normalmente roedores.

Aunque podrían producirse casos, no es común en humanos. Sin embargo, teniendo en cuenta la situación que están viviendo los vecinos de Valencia, otra de las medidas, además de la buena conservación de los alimentos y la portabilidad de las aguas, debería ser «el control de plagas».

Actualmente, hay mucha materia orgánica a disposición de los ciudadanos, y cuando esto sucede, los roedores son expertos en adquirir esa comida e ingerirla. Esto también ocurre en los productos envasados. Por ello, es vital, advierte Pedro A. Jiménez, que todo lo que se vaya a consumir esté limpio y en condiciones óptimas. Por eso, insiste en la importancia de que todo lo que se consuma esté en condiciones higiénicas óptimas y recomienda realizar control de plagas para salvaguardar la salud de todos los ciudadanos.

Infecciones respiratorias y voluntarios

En situaciones de catástrofe, donde los voluntarios acuden a socorrer a los ciudadanos, también crecen otras enfermedades. Esto ocurre por la vulnerabilidad de la población y el estrés al que están expuestos. Por ello, el microbiólogo asevera que es crucial proteger a las personas que van a ayudar y que están en contacto directo con los afectados, ya que pueden estar amenazados por diversas infecciones.

Para que esto no ocurra, son necesarias las medidas de protección. Entre los consejos para los voluntarios están: protegerse la boca, la nariz y los ojos para evitar ese contacto con aerosoles y con todo lo que pueda levantarse durante la limpieza, así como usar pantalones largos y camisas de manga larga, guantes y botas de goma para protegerse y evitar heridas.

Asimismo, el facultativo comunica que en las próximas semanas es posible que aumenten las infecciones respiratorias, entre las que se encuentran las neumonías, como causa de «las inclemencias del tiempo y de la situación de estrés de la población».

Cómo prevenir las enfermedades

Lo primero, asevera el profesor de la Universidad CEU San Pablo, es restablecer la normalidad. Así, explica que es esencial garantizar «que el agua potable llegue a los ciudadanos en condiciones adecuadas», siguiendo el estándar mínimo de 20 litros por persona al día, para asegurar la higiene básica, el consumo de agua y la eliminación de desechos. Esto ayudará a prevenir enfermedades diarreicas y otras infecciones transmitidas por vectores.

En cuanto a los alimentos, si es posible cocinarlos, deben estar bien cocidos y mantenerse en la cadena de frío. Además, es necesario contar con recipientes adecuados para el almacenamiento de agua, ollas para cocinar y combustible. Antes de cocinar, se deben proteger los recipientes de agua y desechar cualquier alimento con mal aspecto u olor.

Por último, la SEMES recomienda entregar jabón (al menos 250 gramos por persona al mes) y educar a la comunidad sobre la importancia de la higiene personal, especialmente el lavado de manos en momentos clave. Del mismo modo, recuerda que el cloro sigue siendo el desinfectante más eficaz y asequible para el agua potable, efectivo contra la mayoría de los patógenos transmitidos por el agua y esencial donde no existe un suministro alternativo.

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