Resuelven el misterio de por qué se abre un agujero más grande que Andalucía en el hielo de la Antártida
En 1974 un agujero se abrió en mitad del hielo marino de la Antártida y se mantuvo abierto durante dos años hasta que se volvió a cerrar. Más de 40 años después, en 2016 y 2017, volvió a ocurrir, surgiendo un orificio de unos 90.000 kilómetros cuadrados –más grande que la extensión de toda Andalucía– desconcertando a los científicos, que se preguntaron por qué se producía este fenómeno llamado polinia.
Tras años de estudio, ahora la Universidad de Southampton, en Inglaterra, ha conseguido desentrañar la sucesión de acontecimientos que dieron lugar a este extraño hecho de tamaño considerable y que se sitúa sobre el pico sumergido de Maud Rise, dejando al descubierto las aguas que se encuentran debajo del hielo.
En un estudio publicado en Science Alert los investigadores han analizado la zona con imágenes satelitales, modelos computacionales o instrumentos autónomos flotantes y han llegado a la conclusión de que el viento es capaz de arrastrar capas de agua para generar lo que se conoce como Espiral de Ekman, nombre con el que se conoce un modelo teórico que explica el movimiento de las capas de un fluido por la acción del efecto de Coriolis. «El transporte de Ekman era el ingrediente esencial que faltaba y era necesario para aumentar el equilibrio de sal y mantener la mezcla de sal y calor hacia el agua superficial», comentó uno de los autores, el profesor Alberto Naveira Garabato.
Es la combinación de las corrientes de agua, viento y sal la causa principal de este espectacular evento que se ha repetido en un lapso de 40 años. Durante el año 2017, se observó un deshielo temprano del hielo marino, resultado de un aumento en la temperatura y salinidad del agua. Gracias al análisis de datos obtenidos por satélites, boyas autónomas y modelos computacionales del océano, los científicos lograron una comprensión más detallada de cómo esta combinación de factores, que incluyen el viento, la singular geografía del lecho marino y las corrientes oceánicas, contribuyeron a la formación de esta inusual apertura en el hielo marino.
«Nuestros resultados ilustran cómo las interacciones altamente localizadas entre el viento, el flujo oceánico y la topografía pueden desencadenar la formación de polinias en el océano Austral abierto», concluyen los autores del estudio.
Poco habituales mar adentro
Tal y como recalcan en la investigación, las polinias suelen ser frecuentes en zonas próximas a la costa, que los mamíferos marinos utilizan a modo de ventanas para recuperar el aliento. Sin embargo, el surgimiento de estos agujeros mar adentro no es habitual, motivo por el que surgió el quebradero de cabeza de los expertos, que se preguntaban por qué ocurría.
Cuando en la década de 1970 se produjo el primer gran agujero, los oceanógrafos asumieron que se produciría con periodicidad anual, algo que no ocurrió, ya que después de permanecer dos inviernos –desde 1974 hasta 1976– no se volvió a desarrollar hasta décadas después y durante breves intervalos: «2017 fue la primera vez que tuvimos una polinia tan grande y longeva en el mar de Weddell desde la década de 1970», agregó Aditya Narayanan, investigador postdoctoral en la Universidad de Southampton, quien dirigió la investigación.
Calor y sal
Entre 2016 y 2017, la poderosa corriente oceánica que rodea el mar de Weddell se intensificó. Este fenómeno tuvo una consecuencia notable: el ascenso de una capa profunda de agua cálida y salina, lo que facilitó la mezcla vertical con el agua superficial.
Fabien Roquet, profesor de Oceanografía Física en la Universidad de Gotemburgo y coautor del estudio, explicó que este fenómeno de ascenso de corriente «ayuda a entender cómo se podría derretir el hielo marino. Sin embargo, a medida que este se derrite, el agua superficial debería enfriarse, lo que detendría naturalmente la mezcla». Esto sugiere que debe haber otro factor en juego para que la polinia persista. «Debe haber una entrada adicional de sal proveniente de alguna fuente», concluyó.