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Botellas de agua con el tapón unido al envase

Botellas de agua con el tapón unido al envasePaula Argüelles

Los polémicos tapones unidos a la botella ya son obligatorios: este es el porqué de esta medida

Muchos usuarios se han mostrado frontalmente en contra de este cambio, alegando molestias a la hora de beber o dificultades para cerrar los tapones

Hace ya unos años que los tapones dejaron de ser entes independientes para pasar a estar pegados a las botellas de agua o refrescos y a los briks de leche o zumo. Desde que comenzaron a entrar en nuestros hogares, para muchos el momento del desayuno se convirtió en todo un reto, ya que había –y hay aún– personas que tienen dificultades para cerrar y abrir estos tapones y acababan rompiendo todo el mecanismo.

Pues bien, desde este el pasado 3 de julio este tipo de cierres son obligatorios para botellas o briks de hasta tres litros, de manera que el tapón debe quedar unido al resto del envase mediante una lengüeta. El origen de esta medida se encuentra en la legislación europea, y es que según una directiva de 2019, los tapones deben permanecer unidos para garantizar que se reciclen junto con el resto del envase. Y así se ha reflejado posteriormente en la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular.

De esta manera, el envase se deposita de una pieza en el contenedor y, según afirman sus impulsores, facilita también el reciclado en las plantas de procesamiento.

Se garantiza, por tanto, que los tapones no acaben desperdigados y puedan llegar a entornos naturales como los mares o playas, ya suficientemente castigados por la presencia de plásticos. De hecho, la Unión Europea (UE) establece en su normativa que los tapones y tapas de recipientes para bebidas son algunos de los artículos de plástico de un solo uso más comúnmente encontrados en las playas europeas.

En torno al 80 % de la basura que se recoge en los océanos es plástico, y los tapones sueltos están entre los cinco objetos más frecuentemente hallados entre estos residuos. Según la estadística del Ministerio de Transición Ecológica (Miteco), España genera alrededor de 1,6 millones de toneladas de residuos a base de plástico, entre los que un 6 % son tapones y un 1,4 % botellas y garrafas.

Desde que han empezado a implantarse, las quejas han sido variadas, como que dificulta beber a morro de las botellas o que son difíciles de abrir y cerrar. Sin embargo, estos se han ido adaptando para facilitar el uso del consumidor. De hecho, hay diferentes tipos, unos con rosca, otros que se abren y cierran con un click y otros que son una combinación de ambas.

Pérez-Reverte carga contra la medida

Como decimos, son muchos los que se han mostrado en contra de que los tapones estén pegados al resto del envase por motivos de comodidad. Uno de ellos es el escritor y periodista Arturo Pérez-Reverte, que hace unos días se hizo viral por un tuit en el que carga contra la idea.

En su mensaje afirma que cada vez que tiene sed recuerda que en Bruselas «hay un hijo de puta que, cada mes, cobra un sueldo y unas dietas por complicarme los tapones de las botellas de agua», texto al que acompaña una foto de uno de estos envases.

El post, que cuenta con 24.000 me gusta, fue replicado por personas que comparten su opinión, pero también por los que defienden la obligatoriedad de este tipo de tapones. Lucas González Ojeda, director de la Comisión Europea en España, respondió a Pérez-Reverte que la fauna marina «prefiere no cenar plástico», a lo que añade que los «hijos de **** de Bruselas (sin dietas) le agradecemos su recuerdo sincero».

Contra los plásticos

Esta medida se añade a la que entró en vigor en julio de 2021, cuando se prohibió la comercialización en los estados miembros de la UE de utensilios de plástico de un solo uso tales como platos, cubiertos, pajitas o bastoncillos para los oídos. Esta decisión tenía como fin reducir los desechos plásticos en un 50 % para el año 2030.

A partir de este año, las autoridades comunitarias continuarán aplicando restricciones al uso de los plásticos con el objetico de seguir rebajando paulatinamente el uso de envases (5 % en 2030, 10 % en 2035 y 15 % en 2040). Entre los que dejarán de estar permitidos se incluyen los utilizados para frutas y verduras frescas, envases para alimentos y bebidas consumidos en cafeterías y restaurantes, porciones individuales como condimentos, salsas, cremas y azúcar, cosméticos en miniatura y los envoltorios de maletas en los aeropuertos.

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