
Fruto del opuntia engelmannii
Las especies vegetales invasoras presentes en España que más preocupan a los expertos
Muchos árboles, arbustos o herbáceas presentes en el medio terrestre y en el acuático actúan contra las variedades autóctonas
La globalización ha permitido que incluso los rincones más remotos del planeta estén conectados, facilitando el transporte de mercancías a nivel mundial. Si bien esto ha generado beneficios económicos y culturales, también ha traído consigo impactos negativos, especialmente en el medio ambiente.
Uno de los efectos más preocupantes es la propagación de especies autóctonas fuera de su hábitat natural. Cada vez es más común que plantas, peces, insectos y otros animales invadan ecosistemas ajenos, afectando gravemente la flora y fauna local, y alterando el equilibrio natural de esos entornos.
En España, todas ellas se agrupan en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, entre las que encontramos mamíferos como el coipú o el mapache, algas como la asiática, peces como el pez escorpión, plantas como el plumero de la Pampa o insectos como la polilla del boj.
Las especies foráneas que han sido introducidas por la acción del hombre, fruto de una intervención accidental o intencionada, consciente o inconsciente, se denominan especies alóctonas o introducidas, algunas de las cuales se naturalizan y consiguen crecer en el medio natural y mantener las poblaciones de forma limitada.Desde la Universidad de Alcalá destacan que podemos encontrar bastantes especies invasoras entre los vegetales, entre las las que se hallan árboles, arbustos o herbáceas presentes tanto en el medio terrestre como en el acuático.
La profesora del departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad de Alcalá, Carmen Bartolomé, hace un recuento de alguna de ellas. Un ejemplo que afecta prácticamente a toda España son las chumberas. Opuntia engelmanii es una de ellas, procedente de Norteamérica y que se introduce por sus frutos comestibles, los higos chumbos, y se ha utilizado con uso medicinal y veterinario además de ornamental. Se ha expandido rápidamente desde jardines y cultivos, gracias a su resistencia a la sequía, su adaptabilidad a diversos tipos de suelo y su gran capacidad de propagación, ya sea por semillas, hojas o fragmentos de hojas que desarrollan callos.
Otro caso es la Opuntia ficus-indica, especie que se introdujo en el siglo XVI procedente de la América tropical y como cultivo agrícola por ser alimento de las cochinillas productoras de un tinte rojo. Sin embargo, con el paso del tiempo ha colonizado descampados, taludes, laderas soleadas y bordes de caminos gracias a su resistencia a la sequía y al aumento de la temperatura, que favorece su expansión.
Si tenemos en cuenta las especies arbóreas, la experta destaca casos como el de Robinia pseudoacacia, que desplaza a la vegetación autóctona de ribera al colonizar el estrato arbóreo. En cuanto a especies trepadoras, Ipomoea acuminata y otras variedades del género Ipomoea, originarias del suroeste de Estados Unidos, están afectando las ramblas y la vegetación ribereña en el este y centro de España.
En el norte de España y en Canarias, Cortaderia selloana, conocida como plumero de la Pampa y originaria de Hispanoamérica, representa una grave amenaza ecológica. Introducida con fines ornamentales, se ha extendido rápidamente en ambientes riparios, humedales, dunas y bordes de carreteras, desplazando a especies autóctonas en áreas de alto valor ecológico. Su erradicación resulta complicada debido a la enorme cantidad de semillas que produce y a su capacidad de reproducción vegetativa.
Destaca también el ailanto (Ailanthus altissima), también llamado árbol del cielo. Se trata de una especie ornamental muy utilizada en jardines públicos en el sur de Europa, pero que es originaria de China, desde donde se trajo a mediados del siglo XVIII debido a su crecimiento rápido. ¿El problema? Que al igual que en Australia o Estados Unidos, en España este árbol es una especie invasora que supone una amenaza grave para las especies autóctonas. De esta forma, está prohibida su introducción en el medio natural, así como su posesión, transporte, tráfico y comercio. Tanto sus hojas como su corteza tienen efectos alelopáticos, es decir, producen compuestos bioquímicos que influyen en el crecimiento, supervivencia o reproducción de otros organismos.
Cómo paliarlo
Para mitigar el impacto de las especies invasoras, los expertos señalan que la concienciación es fundamental. Es importante comprender que liberar animales o plantar especies no autóctonas en entornos naturales puede generar un grave desequilibrio ecológico. Por ello, se debe evitar la suelta de flora y fauna en ríos, charcas o jardines. La prevención es la estrategia más efectiva y, aunque no siempre es sencilla, resulta crucial para frenar la propagación.
Además, es necesario aplicar estrategias de control como la eliminación mecánica periódica y el uso supervisado de tratamientos químicos, evitando alterar el ecosistema. La responsabilidad de científicos y administraciones es clave para garantizar soluciones efectivas a medio y largo plazo. En espacios protegidos, la respuesta debe ser inmediata ante la detección de especies invasoras para evitar su impacto negativo en la biodiversidad local.