Will Smith elogia a los padres de las Williams: «Siempre pusieron a la familia, a Dios y al amor por delante del tenis»

Fue una videollamada. Desde Londres, la ciudad a la que Pablo Motos se desplazó en otras tres ocasiones –con el equipo de El Hormiguero, montando un plató– para entrevistar a Will Smith. Pero aquello fue en un tiempo pasado, Antes del covid. Así pues, la entrevista empezó con decepción, pues no se había avanzado que el actor comparecería de ese modo, siempre más frío.

La de anoche fue la octava vez entre Motos y Smith, y, por la circunstancia comentada, la más descafeinada. La primera aconteció un enero de hace 13 años, cuando el espacio aún se emitía con el logo de Cuatro. Aquella visita cambió la historia del programa (así lo cree el presentador) al darle dimensión internacional: el momento cumbre fue ver y escuchar a Will Smith cantando El torito guapo. En las otras seis, Smith no se limitó a ser un entrevistado y colonizó el programa, dando ritmo y gracia a todas las secciones. Obviamente, esta noche no pudo ser.

El actor norteamericano está en Europa de promoción. Vende El método Williams, la película basada en la vida de las hermanas tenistas que suman 30 torneos de Grand Slam entre ellas (23 de Serena y 7 de Venus). En España se estrena mañana, solo en cines. Su interpretación del exigente padre de las criaturas, y demiurgo de las mismas, Richard, lo ha situado muy alto en las quinielas del Oscar al mejor protagonista (ya ha ganado el National Board of Review y un Globo de Oro, dos de los premios más importantes en la carrera hacia la estatuilla dorada).

«Hemos visto imágenes de Richard Williams a lo largo de los años cuando era el padre loco que estaba ahí presionando a las hijas para que triunfaran. Eso no tiene que ver con la realidad de este hombre y con la realidad de esta familia. A mí me gusta mucho hacer películas en las que suceden cosas que la gente piensa que las conoce pero luego les cambias un poco cómo veían esas cosas», comenzó explicado el actor. El elogio a los padres de Venus y Serena fue encendido: «Richard Williams y su mujer hicieron un trabajo magnífico. Porque siempre pusieron a la familia, a Dios y al amor por delante del tenis. Y yo creo que en esta película se va a ver muy bien. Puede ser un modelo para gente que tenga sueños más grandes», insistió.

Como es sabido, el padre decidió que sus hijos iban a ser tenistas antes incluso de que naciesen, y las puso a golpear pelotas de tenis cuando aún iban en el carrito. Esa disciplina férrea le resulta familiar a Will: «Richard Williams es una persona que se parece mucho a mi padre, que era militar. Ambos nacieron y crecieron después de la II Guerra Mundial. Entonces, los afroamericanos que crecían en Estados Unidos después de la II Guerra Mundial, crecían en unas circunstancias muy similares. Pensando en las diferencias entre mi padre y Richard Williams, a nosotros mi padre nos enseñó a obedecer órdenes, mientras que Richard Williams supo influir en el sueño de sus hijas, supo cómo relajar la búsqueda de esos objetivos». «Dice Serena que su padre era como un maestro jedi. Que les hacía pensar que eran ellas las que querían llegar a ser las mejores», concluyó el elogio del progenitor.

El padre maltratador

El protagonista de El príncipe de Bel-Air ha publicado su biografía, que es un libro inspirador para Pablo Motos. Cuenta asuntos familiares muy delicados. «Mi padre murió en el 2016. Cuando falleció, sentí que tenía libertad para contar cómo había sido mi infancia y mi vida».

La conversación giró de nuevo hacia una figura paterna. La más cercana a él. Porque cuando era crío, vio cómo su padre le pegaba a su madre. Se quedó paralizado y no pudo intervenir, algo que se ha reprochado toda la vida. «Mi padre maltrataba a mi madre, pero al mismo tiempo también era uno de los mejores hombres que he conocido. Y ese es un conflicto que te impacta, porque piensas ‘debería odiar a alguien que maltrata a tu madre’. Yo tardé años y años en poder procesar esa dicotomía». «Sé que hay muchas personas en el mundo que se enfrentan a situaciones similares. Al darle visibilidad alguien como yo, creo que es algo que va a ayudar a la gente a poder ir avanzando y procesando ese conflicto mental», añadió.

La madre amputada

También habló de su madre. Se rompió el tobillo durante un crucero. El asunto se complicó porque es diabética. Pasaban semanas y semanas, y seguía en la cama. Los médicos le dijeron que quizá con otro mes de tratamiento podrían salvarle la pierna. Ante la posibilidad de quedarse hospitalizada un mes más y que pese a ello hubiese un desenlace fatal, pidió que le amputasen ya, aunque el porcentaje de éxito si continuaba ingresada era del 50 %. «No, que me la amputen ahora, que tengo otro crucero reservado al que quiero ir con unas amigas dentro de un mes», contestó al galeno. Esa decisión le salvó la vida, porque un terremoto destruyó el hospital por completo a los pocos días de que ella recibiese el alta.

Su madre es una mujer de experiencias extremas. Algunas de ellas también interesan a Will. En el libro cuenta su uso de la ayahuasca. «Es una raíz que utilizan los chamanes en unas ceremonias en Sudamérica. Yo hablo en el libro de las experiencias que he tenido, y no quiero dar demasiado detalle aquí, porque tenemos poco tiempo, y no quiero que se malinterprete y ser una mala influencia para nadie, pero a mí fue una experiencia que me cambió la vida. No se lo recomiendo a la gente en general, pero a mí en particular me resultó absolutamente crucial y me cambió la vida».

La conversación no fue demasiado extensa porque formaba parte de una ronda de entrevistas con medios de todo el mundo. El actor mostró su pesar por la brevedad: «Lo paso yo peor», replicó Motos.

«Me pareces una de las personas más extraordinarias del mundo. Menos mal que hay gente como tú porque haces que esto sea un sitio mejor. Te queremos muchísimo, Will», y le mandó un beso con la mano. «Cuando vengas a España te invito a lo que quieras», añadió el presentador. «Tengo muchísimas ganas de veros, muchísimas», se despidió el actor norteamericano.