'El Hormiguero'
Misa del Gallo, un mensaje antes de las uvas y un viaje al hielo: así volvieron Tamara e Íñigo
«Estoy muy feliz», fue lo primero que dijo Tamara Falcó en la tertulia de El Hormiguero, y procedió a contar su reencuentro amoroso con Íñigo Onieva.
Él no tenía el móvil de Tamara (se conoce que esta lo cambió tras la ruptura), así que buscó una vía alternativa: «Escribió a una amiga y dile a Tamara que vamos a hacer las paces». «Me parece muy bien, me parece lógico», fue la primera reacción de la hija de Isabel Preysler.
«Con el espíritu de la Navidad y eso, me dije: ‘¿Por qué no ir a misa juntos?’. Dicho y hecho. A las siete de la tarde, le mandó un mensaje proponiéndole que la acompañase a la Misa del Gallo. «Tengo un pelín de lío, pero lo voy a intentar». Él fue a su casa. Ella no avisó de que iba a aparecer. Le abrió la puerta un primo. «A mi hermana le dio un ataque de risa». Isabel Preysler ya estaba dormida. Íñigo quiso ir a decirle «hola». «Alguien quiere saludarte», la despertó. «¿Quién?», contestó. «Me voy a la misa del gallo», respondió arrepintiéndose en el último momento.
Pillados por la prensa del corazón
En la iglesia, se sentaron detrás. Pero allí estaba –casualidades de la vida– la amiga del dueño del ¡Hola! «Es un día súper alegre. Es un día de paz. Después intercambiamos muchas cosas. Cosas que a él le habían hecho daño, que a mí me habían hecho daño». Fue una catarsis. Tuvo como escenario un coche. No hubo beso de despedida.
Después se empezaron a «mensajear y tal». Dieciocho mensajes al día.
El 28 de diciembre trascendió «lo de mami y Mario», o sea, la separación de su madre y Vargas Llosa. Ese mismo día, Isabel Preysler soltó una frase hablando por teléfono con Chábeli: «Enamorada era lo que yo estaba de tu padre [Julio Iglesias], que me rompió el corazón y no le pude perdonar».
«Entonces algo me hizo clic», afirmó Tamara. No quería acabar mal el año. Escribió un mensaje a Íñigo casi al borde de las campanadas, en los cuartos. Le preguntó si iba a ir después a verla. «Cogió su moto y se vino. También estaba el Hola!, haciendo una foto».
De viaje
Para celebrarlo, decidieron hacer un viaje, lo más lejano posible. «Hicimos las paces y ya tal. Nos queríamos quitar de todo ese ruido. Y nos fuimos al Polo Norte. Y allí también nos siguió la prensa. Llegaron más tarde… Yo pensé que era imposible, porque además se congelan esperando fuera», contó entre risas. «Fueron unos días muy bonitos. Ahí estábamos con el fuego, y la chimenea».
Cuando se lo contó a la Preysler, esta no se lo tomó bien: «Mi madre me dijo ‘Tamara, la gente no cambia’. Yo le dije: ‘Yo he cambiado’. Yo sí que creo que la gente cambia porque he cambiado». «Para Íñigo la bofetada ha sido monumental. Y yo creo que sí que ha visto que había cosas en su vida que depurar», argumentó.
Juan del Val fue al grano una vez que acabó el relato. Preguntó si habrá boda. «Sí, si Dios quiere…». No dijo cuándo.