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Atreyu pierde a su caballo Artax ahogado en unas arenas movedizas en La Historia Interminable

Atreyu pierde a su caballo Artax ahogado en unas arenas movedizas en La Historia InterminableAFP

Cine

¿Por qué Hollywood se ha olvidado de las arenas movedizas?

Durante muchos años, fueron una causa de muerte bastante habitual en el cine: no había película de aventuras sin unas arenas movedizas en las que alguien quedara atrapado, o incluso ahogado

Varias generaciones pasadas crecieron creyendo que unas arenas movedizas podrían cruzarse en su camino en cualquier momento complicando su supervivencia. Entre los años 40 y la década de los 2000 no había película de aventuras que se pudiera considerar tal cosa sin unas arenas movedizas que amenazaran al protagonista. Y por eso, muchos niños llegaron a idear todo tipo de protocolos de acción por si quedaban atrapados en esa sustancia entre viscosa y sólida que se habían tragado a tantos frente a sus ojos. Pero, el cine de aventuras lo que nos enseñó a todos es que escapar de ellas tenía que ver más con la suerte y el azar que con la maña. Pero, ¿por qué ya no se ven arenas movedizas en las superproducciones de aventuras? ¿Fue una moda pasajera como otras tantas en Hollywood? La respuesta es bien sencilla: ningún guionista actual podría justificar un peligro tan poco realista o una muerte tan poco probable.

Pero el miedo a las arenas movedizas comenzó a diluirse en la década de los 2000, cuando Hollywood se olvidó de ellas como se olvida de la mayoría de actrices con más décadas que premios. Ahora, los peligros que se manejan en el cine de aventuras son otros: el inexorable paso del tiempo en los viajes interestelares, la colonización de territorios vírgenes y la erradicación de la naturaleza autóctona o el nazismo, que nunca pasará de moda en el cine.

El actor Peter O'Toole rodando la famosa escena de las arenas movedizas en Lawrence de Arabia

El actor Peter O'Toole rodando la famosa escena de las arenas movedizas en Lawrence de Arabia

Desde Lawrence de Arabia a Indiana Jones, las arenas movedizas han tenido papeles relevantes en la trama de muchas películas –habitualmente en su faceta más asesina– y papeles secundarios en otras tantas, casi siempre haciendo de catalizador en la relación de sus protagonistas, ayudándoles mediante situaciones peligrosas a estrechar lazos. Comenzaron a aparecer en el cine en los años 30. Entre los 40 y los 60 su fama creció considerablemente hasta convertirse en un elemento casi obligado en la década de los 70. A lo largo de los años 80, salían en 1 de cada 75 películas estrenadas. Y siempre bordaron su papel.

Si el cazador que deja huérfano a Bambi con su escopeta viera La Historia Interminable, lloraría a moco tendido viendo morir a Artax, el caballo de Atreyu, ahogado en un malvado barrizal primo hermano de las arenas movedizas. También son las causantes de que Westley salve a la princesa Buttercup de morir ahogada –además de servir de escondrijo contra una gigante y destartalada rata– en La Princesa Prometida.

Las arenas movedizas cuentan con hasta seis apariciones en la serie Los Pitufos y Michael Knight tuvo que salvar en una ocasión a su Coche Fantástico de un pantano movedizo en un episodio. Pero desde que comenzó el nuevo milenio, ni rastro de ellas. No las convocaron en Prince of Persia: Las Arenas del Tiempo –resulta hasta insultante que no contaran con ellas en este fracaso de taquilla–, no fueron la causa de la muerte de nadie en ninguna de las seis temporadas de Perdidos, no complicaron la travesía por la selva amazónica de Carl Fredricksen y Russell en Up y no hay ni rastro de ellas en la adaptación de Dune de Denis Villeneuve. La última vez que se lucieron en Hollywood –a modo de guiño al cine de aventuras clásico– sería en Indiana Jones: el reino de la calavera de cristal, estrenada en 2008 y donde se las ingenian para reunir en una situación peliaguda pero cómica a una disfuncional familia.

Indiana Jones y Marion Ravenwood quedan atrapados en unas arenas movedizas en El Reino de la Calavera de Cristal

Indiana Jones y Marion Ravenwood quedan atrapados en unas arenas movedizas en El Reino de la Calavera de Cristal

Pero, ¿son las arenas movedizas un peligro en la vida real? La ciencia siempre tiene una respuesta: es muy difícil que alguien muera succionado por ellas. Es más probable que mueras de aburrimiento atrapado en arenas movedizas que ahogado en ellas. Salir tampoco es fácil, aunque con los movimientos adecuados, no existe riesgo para tu vida.

Tranquilo, no te puedes ahogar

Por mucho que Hollywood se esforzara en convertir las arenas movedizas en una trampa mortal, las que existen en la vida real no son tan mortales. Esto no quiere decir que sean inofensivas, pero es muy difícil que un ser humano muera ahogado en ellas. Más que nada porque habitualmente no suelen tener más de un metro de profundidad. Además, los seres humanos flotamos en ellas porque la densidad de nuestro cuerpo es menor que la de las arenas.

Unas arenas movedizas en el Valle de la Muerte, en Estados Unidos

Unas arenas movedizas en el Valle de la Muerte, en Estados UnidosGTRES

Lo que sí puede ser complicado es salir de ellas si te quedas atrapado. Pero, una vez más, el cine no se corresponde con la realidad: para salir de ellas dará igual que tengas una rama o una raíz a mano, ya que la presión ejercida en el interior de las arenas movedizas es similar a la fuerza que se necesita para mover un coche. Entonces, ¿qué hago si, por azar del destino, quedo atrapado en arenas movedizas?

Hay una cosa sobre estas arenas en la que el cine sí dice la verdad: hay que mantener la calma. Porque, aunque tengan poca profundidad, su viscosidad puede llegar a ser un problema si te tapona las vías respiratorias.

Lo que hay que hacer son pequeños movimientos hacia delante y hacia detrás con las piernas para rebajar la presión interna. Lo mejor es tratar de tumbarse boca arriba poco a poco y escapar de espaldas. Cuanto más distribuyas tu peso por la superficie, más difícil será hundirse. Otra opción es inclinarse hacia delante y reptar por la superficie mientras, con las piernas, das leves patadas. En resumen: si te cruzas con unas arenas movedizas en tu vida mantén la calma –como nos ha enseñado Hollywood– y trata de salir poco a poco mientras alivias la presión interna. Saldrás con vida, aunque probablemente sin calzado, de tu enfrentamiento con el terrible enemigo del cine de aventuras de los años 90.

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