La mejor y la peor película de la semana en el cine: «Es una alegría que en España se hagan filmes como este»

En el primer vídeo de la nueva temporada de Pantalla 90, su director, Juan Orellana, comienza rescatando un estreno de cine de la semana anterior: Bitelchús Bitelchús, de Tim Burton. «Van a encontrar un compendio de todo su universo de personajes y estéticas feístas vinculadas al cine de terror, con elementos gore en algún momento, con recuerdos del expresionismo alemán y de las películas de terror clásicas de los años 30 y 40», explica Orellana, que añade que se trata de «una película ideal para los amantes de Tim Burton pero que resultará extraña para los que no les guste este tipo de cine, que se la pueden ahorrar. Aun así, es una película que ensalza las relaciones familiares en medio de circunstancias muy adversas y difíciles», argumenta.

La alegría de la semana en la cartelera nos la da Justicia artificial, del director gallego Simón Casal, un interesante thriller protagonizado por Verónica Echegui, Tamar Novas, Alberto Ammann y Alba Galocha que imagina un sistema judicial en manos de la inteligencia artificial.

«Aunque la película no nos ofrece respuestas especialmente originales o interesantes, sí plantea las cuestiones con mucha inteligencia y mucha agudeza. Es una película muy estimable con una temática propia del cine americano, por lo que en España es una alegría que se hagan largometrajes como este», argumenta el director de la revista digital de cine de la Conferencia Episcopal.

La «gran decepción de la semana», en palabras de Juan Orellana, es la «supuesta comedia romántica» Un desastre es para siempre, secuela de la anterior cinta del director Roger Kumble, que se titulaba Maravilloso desastre.

«Es un compendio de tópicos muy superficial en su planteamiento y excesivamente soez. Es la historia de la reestructuración de un amor en crisis que vuelve a encontrar el camino de la felicidad, pero que en su conjunto es una película que viene muy bien resumido en su título: un desastre es para siempre», señala Juan Orellana, que como historia romántica recomienda Té negro, aún en cartel, y que es una película «mucho más sutil y para un público más inteligente».