Cine
La secuela de una película de culto que Julia Roberts se negó a protagonizar: «Era muy mala idea»
La actriz estuvo a punto incluso de no aceptar el papel de la película original
El día que Julia Roberts regaló el Oscar a Sandra Bullock
Julia Roberts sigue siendo la favorita del cine estadounidense. Apodada «la novia de América», ha conseguido recaudar con su filmografía más de 3.900 millones de dólares en todo el mundo, lo que la sitúa entre las mejores 50 actrices de todos los tiempos. O, al menos, de las más taquilleras.
Después de un temprano éxito con Mystic Pizza, la explosión de Roberts en Hollywood llegó con su encantadora Shelby de Magnolias de Acero, que le valió una nominación al Oscar como mejor actriz de reparto. Sin embargo, fue otro personaje en la que acabaría por asentar su carrera cinematográfica: Vivian Ward. El papel de esta «prostituta con corazón de oro» en la mítica película de Garry Marshall Pretty Woman, junto a Richard Gere, le dio su segunda nominación al Oscar –en este caso, en la categoría de mejor actriz principal– y la convirtió en la más famosa de su época.
También –por suerte para ella–, en la mejor pagada. Con sueldos que oscilaban entre los 20 y 25 millones por proyecto, la actriz protagonizó blockbusters como La boda de mi mejor amigo, Novia a la fuga y Notting Hill. Con las tres asentó su papel de dama de la comedia romántica, aunque fue esta última la que consiguió una opinión unánime de crítica y público.
Estrenada en 1999, la película escrita por Richard Curtis y dirigida por Roger Miller recaudó 363 millones de dólares. Todo el mundo cayó rendido a la deliciosa historia de amor del tímido librero interpretado por Hugh Grant y la actriz más famosa del momento: Anna Scott. Su frase de «No olvides que solo soy una chica delante de un chico pidiendo que la quiera» se convirtió en algo memorable, al igual que la mítica puerta azul del barrio londinense o la banda sonora al son del She de Elvis Costello.
Por ese motivo, resulta tan extraño conocer que Roberts estuvo a punto de no aceptar el papel. ¿El motivo? Lo difícil que veía interpretar a una actriz de cine. «Me pareció muy incómodo», reconoció en una entrevista con Vogue a principios de 2024, en la que también admitió que detestó el vestuario de toda la película a excepción del que lleva en la famosa escena de la confesión.
«A mi chófer, el encantador Tommy, lo envié de vuelta a mi apartamento esa mañana. Le dije: ‘Ve a mi habitación y coge esto, esto y esto de mi armario’. Y eran mis propias chanclas, mi minifalda de terciopelo azul, una camiseta y mi cárdigan», explicó. La escena pasó a la historia como uno de los momentos más reconocibles del cine romántico y la película, una de las favoritas para los seguidores del género.
Pese a que muchos no pierden la esperanza de que se grabe una secuela con ambos de protagonistas, Richard Curtis ha revelado en una entrevista con IndieWire que la idea estaba en el aire, pero nunca ha llegado a materializarse.
De haberlo hecho, tampoco habrían contado con el beneplácito de Roberts, que se negó a participar en cualquier tipo de secuela y más sabiendo la trama. «Es muy mala idea», reconoció, puesto que giraba en torno al divorcio de los protagonistas, que se reencontrarían tras una serie de trabas en el despacho de abogados para descubrir que aún se amaban. No consideraba que fuera el camino correcto para continuar la historia, ya que iba en contra de lo que el público amaba de la original.
Curiosamente, en 2020, Hugh Grant sugirió una idea similar a la de Curtis: «Me gustaría hacer una secuela de una de mis propias comedias románticas que muestre lo que sucedió después para demostrar la terrible mentira de que fue un final feliz». El actor mencionó específicamente Notting Hill en su propuesta, y agregó: «Me gustaría hacer una película sobre Julia y yo, y el horrible divorcio que siguió, con abogados muy caros, niños envueltos en un tira y afloja, torrentes de lágrimas. Una película con cicatrices psicológicas para siempre. Me encantaría».