Richard Gere desmonta una de las escenas míticas de 'Pretty Woman': «No teníamos química»

Este año, Pretty Woman celebra sus 34 años como una de las comedias románticas más queridas y veneradas por el público. Estrenada en 1990, la película no solo catapultó a Julia Roberts al estrellato, sino que también cimentó su lugar en el corazón de millones como una de las historias de amor más icónicas de la pantalla grande. Pero, detrás de las sonrisas, los vestidos caros y los momentos de ensueño, hay un pequeño secreto que la película ha guardado durante más de tres décadas: Richard Gere y Julia Roberts no tuvieron la menor química. Al menos, así lo bromea el propio Gere.

La noticia podría sonar tan improbable como una escena de comedia romántica, pero Gere, en un reciente evento de la 81ª edición del Festival de Venecia, lanzó un comentario que dejó a todos con la boca abierta. Mientras observaba un clip de la famosa escena del piano, en la que su personaje, Edward, toca una melodía seductora antes de ser interrumpido por Vivian (Roberts) en el imponente piano del Beverly Wilshire, el actor no pudo evitar hacer un comentario jocoso. «Ninguna química», dijo Gere, refiriéndose a la escena como «una escena sexy». Y aunque su tono era claramente humorístico, no dejó de señalar que el guion de su personaje estaba, en sus propias palabras, «criminalmente mal escrito».

La revelación sorprendió a muchos, ya que en la pantalla, la conexión entre los personajes de Edward y Vivian parece tan ardiente que es difícil imaginar que no hubiera chispas reales. «Era básicamente un traje y un buen corte de pelo», agregó, subrayando cómo su personaje, a pesar de su atractivo, estaba más definido por su apariencia que por una profundidad real.

La famosa escena del piano, en la que Vivian, vestida con un albornoz que parece más apropiado para una noche de pijamas que para un hotel de lujo, se sienta sobre el piano para compartir un apasionado beso con Edward, fue en realidad una improvisación. ¿Cómo sucedió? Según el galán de Hollywood, fue fruto de una conversación casual con el director Garry Marshall.

Marshall le preguntó a Gere qué solía hacer por la noche en un hotel, a lo que el actor respondió que solía pasear por el hotel y tocar el piano para distraerse del jetlag. Marshall, con su característica visión creativa, sugirió que incorporaran ese detalle en la película. Y así, en lugar de una planificación meticulosa, la escena se desarrolló como una improvisación en la que Gere tocó una melodía que, según él, era «la vida interior del personaje».

En el festival, mientras Gere recordaba estos detalles con una sonrisa y un tono irónico, quedó claro que Pretty Woman es mucho más que la suma de sus partes. La magia que muchos ven en la película es, en parte, el resultado de un trabajo en equipo que supo transformar una simple improvisación en una de las escenas más memorables del cine. Quizás la verdadera lección aquí es que, a veces, lo que se necesita para crear una historia de amor inolvidable es menos de lo que parece y más de lo que no se muestra.