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Keira Knightley protagoniza 'Palomas negras'

Keira Knightley protagoniza 'Palomas negras'Netflix

Crítica de la serie

'Palomas negras', una refrescante versión del género de espionaje protagonizado por Keira Knightley

La serie de cabecera de los Príncipes de Gales ya ha anunciado que renueva por una segunda temporada

De manera análoga a lo que ocurre en una librería, en el barullo de incesantes estrenos en un sinfín de plataformas y canales es difícil encontrar una serie que destaque sobre las demás. Es decir, es sencillo encontrar una serie que cumpla con unos mínimos de calidad –si no, el dichoso logaritmo la encontrará por ti–. Más complicado es dar con aquella que, además de entretener -o, cuando menos, de no aburrir-, aporte algo de originalidad, glamour y/o humor.

Comencé a ver Palomas negras sin saber de qué trataba. Netflix la presentaba como novedad, y la protagonizaba Keira Knightley, de bellísima sonrisa, evidente cualidad estelar y eficaz capacidad interpretativa. Y tuve suerte, porque es una buena serie que consta de solo 6 capítulos –supongo que habrá más temporadas– de una duración decente, sin alargamientos innecesarios. Cuenta una historia antes que dar cancha a las ínfulas de un creador.

Fotograma del cuarto capítulo de 'Palomas negras'

Fotograma del cuarto capítulo de 'Palomas negras'Netflix

Palomas negras narra una historia de espías en pleno Londres. Mejor no desarrollar más la trama, que el elemento sorpresa es algo que en este subgénero siempre se agradece. El argumento se complica sobre todo al final, cuando se pierde el hilo por culpa de personajes que aparecen de la nada y que antes apenas habían tenido importancia –lo que es todo un homenaje a Agatha Christie, la reina de los desenlaces sacados de la manga–. Aún más, el fondo de la trama es tan excesivo, los tiroteos tan inopinados, que a menudo es complicado sostener la suspensión de la incredulidad.

Sin embargo, Palomas negras a menudo se coloca en el terreno, tan habitual en los últimos tiempos, de la comedia de acción. Gracias a los dos protagonistas y a un par de personajes secundarios de lujo, hay memorables gags en plenos tiroteos, explosiones, peleas y engaños que compensan con creces la superación tramposa de la verosimilitud. En ese sentido, es una serie que saca más de una buena sonrisa, incluso alguna carcajada.

Keira Knightley, en 'Palomas negras'

Netflix

Pero, sobre todo, esta serie destaca por una pareja y estrambótica pareja protagonista, compuesta por una espía-madre y un sicario de buen corazón y mejor puntería. No son amantes, sino amigos, pero su relación es delicada, distinta, reconfortante. A ella la encarna, por supuesto, la Knightley, y a él un espléndido Ben Whishaw. Y los dos comandan un maravilloso elenco de actores británicos, probablemente los mejores del mundo, que interpretan unos sólidos personajes –los fallos argumentales quedan compensados por la consistente construcción de estos–.

Bien rodada, con una bonísima banda sonora, Palomas negras es una muy entretenida serie de espionaje y acción con elementos de humor y un fresco toque posmoderno. Se estrenan muchas series, y pocas consiguen atraparme. Como suele ocurrir, todo consiste en escribir un guion correcto, rodar con profesionalidad, dar un sólido desarrollo a todos los elementos de lo audiovisual para así sostener el trabajo de los actores, mejor con una estrella de primer orden. Tan sencillo en apariencia, tan poco frecuente en la práctica.

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