Hispanidad
México menosprecia la tumba de Hernán Cortés
Tan sólo una placa en la pared a la derecha de un altar señala los restos del conquistador
Las iniciativas de Vox en el Congreso para pedir al Gobierno de México que se organicen homenajes a la figura de Hernán Cortés con motivo de los 500 años de la Conquista y que se garantice la conservación de su sepulcro, ha devuelto a la actualidad al «olvidado» (en la ciudad azteca) conquistador. La cruzada del presidente López Obrador, quien solicitó a España que pidiera perdón a los indígenas por los abusos cometidos por los españoles durante ese período, alcanza ahora otro nuevo punto de fricción con la celebración de la Hispanidad.
La tumba de Cortés se encuentra actualmente en la iglesia del Hospital de Jesús. En un nicho a la derecha del altar con una placa de bronce que fue colocada en 1946, después de que un grupo de historiadores encontrara los restos tras un periodo de más de 120 años en que estuvieron desaparecidos. El Hospital de Jesús, uno de los primeros lugares donde se enseñó el idioma español en América, fue mandado construir por el mismo Cortés para atender a españoles e indígenas por igual, en el mismo lugar donde se había encontrado por primera vez con Moctezuma, el gobernante de Tenochtitlán, en 1519.
La postergación de la figura de Hernán Cortés ha sido un hecho prolongado en el tiempo a lo largo de los siglos, desde su muerte en Castilleja de la Cuesta, en Sevilla, en 1547. Más de diez veces fueron exhumados e inhumados sus restos hasta su ubicación final en México. Según su testamento, pidió ser enterrado en la iglesia de San Juan Bautista en Coyoacán, última voluntad que fue cambiada por él mismo en los días anteriores a su fallecimiento.
Traslado a América
En 1567 se trasladaron sus restos a América, junto a los de su madre y los de uno de sus hijos, muerto al nacer, para ser guardados en la iglesia de San Francisco en Texcoco. Más tarde volvieron a moverse a México, al templo de San Francisco el Grande, donde permanecieron casi noventa años hasta que llegaron al Hospital de Jesús. Durante la celebración del día de la Independencia, el 16 de septiembre de 1823, una multitud quiso quemar los vestigios del conquistador.
Para evitarlo la urna de cristal fue escondida bajo la tabla de madera del templo (y el monumento adyacente enviado a Nápoles), hasta que finalmente fue escondida de nuevo en un nicho sin nombre en la pared de la iglesia del Hospital de Jesús, donde fueron encontrados más de un siglo después, analizados y reinhumados en el mismo lugar y señalados con la actual placa conmemorativa.
A lo largo de 2021 se cumplen 700 años de la fundación de Tenochtitlán, 500 de la conquista de México y 200 de su independencia. La petición de Vox aparece casi como la única respuesta a la solicitud de López Obrador al Gobierno español y al Papa de que se pidan disculpas, después de que el expresidente Aznar declarara el pasado septiembre: «Por defender la importancia histórica de la nación española, la historia de España -con sus claros y con sus oscuros, con sus aciertos y con sus errores- estoy dispuesto a sentirme muy orgulloso, pero no voy a pedir perdón».
En la actualidad no se permiten las visitas, ni las fotos a la sepultura, en una especie de triunfo del “indigenismo” sobre la Hispanidad. La proposición no de ley, llevada a debate por Vox en la Comisión de Cultura, insta al Gobierno a «llevar a cabo las gestiones diplomáticas necesarias ante el Ejecutivo de los Estados Unidos Mexicanos con el fin de que se proceda al adecentamiento y adecuada señalización del sepulcro de Hernán Cortes, permitiéndose su visita».