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José Manuel Losada

José Manuel LosadaDepartamento de Estudios e Imagen Corporativa

Entrevista al filólogo José Manuel Losada

Mitocrítica cultural: por qué en la era del positivismo, el mito es más importante que nunca

«Estudiar el mito me ha ayudado a comprender la sociedad contemporánea», explica el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid en su libro Mitocrítica cultural. Una definición del mito

Entender la esencia del mito en el mundo contemporáneo sin caer en una definición escasa o sin tropezar en la banalización del uso actual de la palabra es una tarea complicada a la que el doctor José Manuel Losada se ha tenido que enfrentar en su obra Mitocrítica cultural. Una definición del mito (Ediciones Akal).

–¿Qué definición del mito nos aporta en este el libro?

–La definición del mito es muy compleja, es muy difícil de comprender. Las 180 páginas de introducción están encaminadas a llevar de la mano al lector en un desarrollo del mito. He querido que sea una definición que valga para todos los mitos, porque una y otra vez me he dado cuenta de que la crítica, los investigadores, la radio o la televisión utilizan el concepto de mito bajo diversos sentidos en función del objeto que están estudiando. Es científicamente erróneo hablar del mito de Marilyn Monroe, Napoleón, el Capitán Trueno o el Prozac.

–¿Por qué hay tantas definiciones del mito en la actualidad?

–Eso responde a múltiples factores. En primer lugar, creo que hay un pequeño complejo de la gente que tiende a utilizar la palabra mito para darse valor. Por ejemplo, los estudiosos del Quijote dicen: «Quiero hablar del Quijote como mito». El Quijote no es un mito, Madame Bovary no es un mito. Pero así creen que ya dar valor al objeto de estudio. Creo que es un error. Don Quijote es una figura literaria, es un personaje literario, un héroe literario, pero no es un mito. Por otro lado, está también el problema de la pobreza léxica. Muchas veces no se sabe cómo hablar del progreso y se lo denomina «el mito del progreso» de forma incorrecta.

–¿Tendemos a mitificar lo que no entendemos?

–Esta es otra de las razones. Es el problema de la sublimación: tendemos a exaltar todo aquello que no entendemos, que admiramos. A veces algo que nos parece extenso o elevado, por ejemplo, Humphrey Bogart, Madonna o Leo Messi, lo elevamos a una categoría excesiva. Otra de las causas de la mitificación es la deformación social: Barthes nos habla de cómo una prostituta quiere salir de su situación social. Ella confiere a su amado un valor que no le corresponde: lo mitifica.

La transcendencia nos habla de otro mundo distinto del nuestro

–La trascendencia en uno de los factores fundamentales para la creación de un mito. ¿Cuál es la clave para que un mito sea trascendente?

–Creo que la clave es la trascendencia misma, que nos habla de otro mundo distinto del nuestro. Hoy en día tendemos a considerar que solamente existe el mundo que vemos o tocamos con nuestras manos: el mundo inmanente. Pero hay un universo al que no podemos acceder mediante los sentidos y que mucha gente se obstina en negar porque no lo puede ver. Un claro ejemplo es el positivismo cientificista: como no se puede meter ese mundo en la probeta de un laboratorio, simplemente se niega. En la ficción es donde mejor se entiende este concepto: en la creación de un cosmos al que podemos acceder aportando o confiriéndole elementos semejantes al mundo en el que vivimos. Esos mundos trascendentes tienen algo parecido al nuestro y algo desemejante al nuestro.

'Mitocrítica cultural. Una definición del mito' (Akal), de Juan Manuel Losada

'Mitocrítica cultural. Una definición del mito' (Akal), de Juan Manuel Losada

–¿Cómo se crea el mito?

–En el índice del libro hablo de diversos tipos: la trascendencia del esoterismo, la trascendencia de la fantasía, la trascendencia de la ciencia ficción y la trascendencia mítica. La trascendencia mítica es aquella en la que viven los dioses, los genios, los monstruos, los ángeles, los demonios. Lo que yo he querido decir en este libro es que el mito se produce cuando un elemento del mundo trascendente o un personaje del mundo trascendente impacta con un elemento o un personaje de este mundo inmanente que nosotros estamos explorando dentro del terreno de la ficción.

–¿Podría poner un ejemplo de este concepto en un mito conocido?

–¿Por qué Don Juan es un mito? Podemos decir que es porque es un seductor infalible de mujeres. Pero no. Pasando por el camposanto, Don Juan ve la sepultura del Comendador, a quien había matado anteriormente. Cuando se acerca a la estatua del Comendador, le mesa la barba y dice: «¡Qué comendador, barbas de piedra!» En ese momento, no contento con burlarse de aquel al que ha matado, le dice: «Te invito a cenar esta noche, ¿vendrás?». Frente a toda expectativa, el Comendador mueve la cabeza para arriba y para abajo, y le dice: «Sí, iré». En ese preciso momento, la trascendencia, es decir, el mundo que nos excede, entra en nuestro mundo. En ese momento Don Juan se queda asombrado y dice: «No puede ser, no puede ser». Esto es el mito. Es el momento en el que un personaje del mundo trascendente impacta, entra en comunicación, toca a un personaje del mundo inmanente semejante al nuestro. El mito no existe si no se da ese impacto entre dos mundos.

Lo que ofrezco aquí es una metodología y un medio para entender y para interpretar; es decir, una hermenéutica para la mitología

–¿Es el estudio del mito la mejor manera de conocer la idiosincrasia, los valores, las ideas de las distintas civilizaciones?

–A partir de mi formación en el estudio de las mitologías grecolatina, eslava, finoúgria, celta, nórdica, etcétera he dado con una metodología para poder estudiar otras mitologías y otras civilizaciones fuera de la occidental. Lo que ofrezco aquí es una metodología y un medio para entender y para interpretar; es decir, una hermenéutica para la mitología. Esto es importantísimo porque nos ayuda a comprender cómo han vivido, viven y vivirán muchas civilizaciones, porque el mito está siempre con nosotros, ha estado siempre con nosotros. Aunque, hoy en día, y es uno de los asuntos que trato pormenorizadamente en el libro, asistimos a un proceso de desmitificación.

–¿En qué sentido?

–En la Mitocrítica cultural trato varias veces la Odisea de Homero junto al libro del Ulises de James Joyce. ¿Qué es la Odisea de Joyce sino un proceso de desmitificación de la Odisea de Homero? En el Ulises de Joyce tenemos tres patas: la primera, que ocupa más o menos el 50 %, es la Odisea de Homero; la otra, que ocupaba sólo el 25 %, es la mitología celta e irlandesa, y la otra sería Shakespeare, sobre todo, Hamlet. El paseo que da Leopold Bloom con Stefan Dédalus a través de la ciudad de Dublín es una desmitificación de la Odisea de Homero. Un ejemplo claro se encuentra cuando Polifemo lanza rocas contra el barco de Ulises y paralelamente aparece en la novela de Joyce un personaje, un nacionalista irlandés, que lanza una lata de hojalata contra Leopold Bloom. El autor lo que hace es tomar los argumentos y lo que pasa en la Odisea de Homero para desmitificar la obra, para hacer historia de mitología sin mito. Esto también nos ayuda a ver muy bien a comprender qué es o cómo vivían los irlandeses en 1905 o en 1915. Y cómo están sometidos también a sus procesos de desmitificación, trivialización o de banalización.

A mí me ha ayudado muchísimo para comprender la sociedad contemporánea con todos sus procesos de desmitificación

–¿Por qué es importante reivindicar el mito en la actualidad?

–A mí me ha ayudado muchísimo para comprender la sociedad contemporánea con todos sus procesos de desmitificación, toda la rebelión del hombre que busca continuamente rehacerse, conocerlo todo y tenerlo todo de forma inmediata, que es lo que nos pasa a todos los hombres de la contemporaneidad. A mí todo esto me lo ha enseñado el estudio de los mitos: conocer cómo es el mundo contemporáneo.

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