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Luis García Montero y Muñoz Machado

Luis García Montero y Santiago Muñoz MachadoGTRES

El director del Cervantes contradice al de la RAE y se muestra escéptico sobre la vitalidad del español

García Montero, simpatizante activo de la izquierda y viudo de Almudena Grandes, dice que hay un estancamiento del castellano mientras Muñoz Machado defiende que el español puede convertirse en la primera lengua del mundo

En el Congreso Internacional de la Lengua Española celebrado la pasada primavera en Cádiz todo eran buenas previsiones para la lengua española en el futuro. El lunes el Instituto Cervantes presentó el informe sobre el español y, a pesar de los datos idénticos a los de hace unos meses, parece que Luis García Montero, director político (nombrado por Pedro Sánchez) de la institución, ha visto nubarrones futuros para el español en el mundo, en contraste con la opinión del director de la Real Academia, Santiago Muñoz Machado.

Los datos son indiscutibles: 600 millones de hablantes en todo el mundo, la segunda lengua materna del planeta por detrás del chino mandarín, previsión de crecimiento hasta 2071, 500 millones nativos... pese a que ha afirmado sentir «motivos para el orgullo», García Montero ha advertido sobre la «autocomplacencia» y ha añadido que no basta con la demografía y con «el prestigio cultural de ser la lengua de Cervantes», apuntando a la ciencia y a la educación reglada como nuevos objetivos para su crecimiento.

Más o menos lo mismo dijo el director de la RAE en marzo, con la diferencia de que Muñoz Machado creía firmemente en que el español puede ser la primera lengua del mundo en un futuro, algo que no se desprende del aire de extrañas cautelas de su homónimo en el Cervantes. «El español puede aspirar a ser la primera lengua hablada del mundo», dijo Muñoz Machado, quien también hizo hincapié en la ciencia y la tecnología como dianas para el presente y futuro, y mencionó un aspecto al que no hizo referencia García Montero: el aprovechamiento de «la moda» de aprender español, para conseguir resultados permanentes a largo plazo.

Resulta singular la prudencia de García Montero con los datos sobre la mesa, aunque quizá no tanto como que el responsable de su nombramiento, el presidente Pedro Sánchez, es también el responsable de que no se enseñe el español en, mayormente, una parte de España, un hecho delirante, y que reafirma con su apoyo a la amnistía de aquellos que se oponen a lo español en todo su amplio sentido, incluida la lengua. Algo contradictorio que quien sabe si es la causa de las reservas del responsable del Cervantes, frente al optimismo justificado de Muñoz Machado.

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