Prohíben en Florida 'Madame Bovary' o 'Un Mundo Feliz': cuando la batalla cultural se convierte en matanza

La batalla es cuando uno dispara desde un lado y el enemigo desde el otro, o cuando aquel se abalanza sobre este y viceversa. Hubo un momento en que en las escuelas de Estados Unidos se introdujeron libros de temática «woke» en los que se adoctrinaba a los alumnos sobre diversidad, ideología de género, ecologismo o los nuevos «valores» del XXI.

Algunos padres se rebelaron y se rebelan contra esto. Y a los padres les siguieron los políticos, ojeadores de tendencias en la sociedad, como buscadores de olas a las que subirse. Ron DeSantis, gobernador republicano de Florida y posible candidato a la presidencia de Estados Unidos, es uno de los más significativos representantes de la lucha contra lo «woke» que casi todo lo envenena.

Casi ya legendaria es su batalla contra Disney, la multinacional de entretenimiento para niños más famosa del mundo contaminada desde dentro por ese virus que amenaza los pilares de Occidente, como una plaga de termitas acuáticas que estuviese acabando silenciosamente con Venecia como representación del mismo.

La ley HB 1467, promovida y firmada por DeSantis, ha retirado de las escuelas del condado de Orange 673 libros durante 2023. Un arma poderosísima que sin embargo está causando mucho mas que daños colaterales. La precisión de su cañón ha de ser urgentemente revisada debido al peligro de causar precisamente lo que en origen se pretende evitar.

La ley trata de limitar en los colegios las obras literarias con alusiones sexuales o LGBTQ. Algo razonable es que unos padres protesten por determinados libros «ideologizantes», escritos con ese exclusivo propósito, pero una ley que, como una inteligencia artificial, arramble con Madame Bovary por contener alusiones sexuales y/o LGTBQ solo puede ser una ley fallida que debe revisarse.

Y ni mucho menos es solo Madame Bovary. También Un Mundo Feliz de Aldous Huxley. El Color Púrpura también está en la lista. Y autores, además de Flaubert o Alice Walker, como Kurt Vonnegut o John Irving. También Saul Bellow, John Grisham, Raymond Chandler, JM Coetzee o John Steinbeck. El «bando» del «clasicismo» se está llevando por delante a los clásicos al más puro estilo absurdo y trágico de la guerra con García Márquez tirado en el campo.

La prohibición masiva y gubernamental que dispara contra estos nombres y sus obras debe ser detenida precisamente porque dispara contra estos nombres y sus obras. La censura que se ha convertido en un partido de tenis con miles de pelotas perdidas, como El paraíso de Milton, y sin juez de silla y sin jueces de línea: una guerra absoluta con toda su miseria donde un «general» como DeSantis no puede permitir que sus acciones sean las mismas (aunque solo sea en parte) que las que combate, como si el «juego» se hubiese dado la vuelta y los extremos se tocaran acabando, unos y otros, también con Lorca.