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La escritora egipcia, Nawal el Saadawi

La escritora egipcia, Nawal el Saadawi

La mujer que solo tenía papel higiénico en la cárcel para escribir contra la opresión islámica

Los relatos de Nawal el Saadawi atrajeron sobre ella amenazas de muerte, cárcel y exilio. Pero, al mismo tiempo, sus libros, en los que denuncia la mutilación genital y la explotación de la mujer en el mundo árabe, han sido traducidos a decenas de idiomas

La niña Nawal el Saadawi nunca entendió por qué sus hermanos no se hacían la cama y salían cuando querían por ser varones en un pueblo perdido del delta del Nilo. Así que sus primeras palabras escritas fueron para Dios: «Querido Dios, se supone que eres la Justicia. Entonces, ¿cómo puedes discriminar entre mi hermano y yo? Es injusto. Así que, si no eres justo, no estoy lista para creer en ti».

Después quemó la carta, ya que no sabía la dirección de envío y porque todavía no podía relatar el infierno de mutilaciones y abuso que sufrió, como casi todas las niñas cristianas y musulmanas, en Egipto. Eso lo hizo años después, ya como psiquiatra y escritora y tras vencer a su propio trauma.

Ablación

La crudeza y el realismo literario de Nawal el Saadawi atrajeron sobre ella amenazas de muerte, cárcel y exilio. Pero, al mismo tiempo, sus libros, en los que denuncia la mutilación genital y la explotación de la mujer en el mundo árabe, fueron traducidos a decenas de idiomas.

Nacida en 1931 en el pueblo de Kafr Tahla, en El Cairo, Nawal fue la segunda de nueve hermanos, y escribió su primera novela a los 13 años. Se especializó en psiquiatría por la Universidad de El Cairo en 1955 y fue médico rural; profesión que le mostró los horrores que sufrían las mujeres en Egipto: la ablación genital que las comadronas practicaban a las niñas, la prostitución y la violencia doméstica ejercida sobre ellas.

Vencer el trauma

«Viviendo en el pueblo conocía los problemas y pobreza que existía, pero al trabajar como médico fui capaz de ver la miseria real de la gente, las enfermedades tropicales, la ignorancia... cómo las niñas morían desangradas por la circuncisión, los niños también, cómo al casarse las niñas tenían que mostrar la sangre de su himen y si no sangraban podían matarlas... era horrible», declaró la escritora a la BBC.

Precisamente de esas vivencias brotó la novela Memorias de una joven doctora o Mujeres y sexo, en los que denunció estos abusos, pero sus escritos fueron prohibidos y retirados del mercado, junto a la revista Salud, también fundada por ella.

Consiguió que una prostituta le pasara en secreto un delineador de cejas, con el que escribió sus memorias

Cárcel y exilio

Tras ser despedida, El Saadawi siguió escribiendo. Mujer en punto cero (1975) es el relato de una mujer que fue condenada a muerte por matar a su proxeneta, y La cara oculta de Eva (1977), que le granjearon dos grandes enemigos: el Estado y las propias mujeres, que seguían ancladas en una violenta tradición.

En 1981, El Saadawi fue encarcelada por «crímenes contra el Estado». De ahí, nacerá Memorias de la cárcel de mujeres.

«Abrí los ojos esa primera mañana en la cárcel y no encontré agua en el grifo, ni cepillo de dientes, ni pasta de dientes, ni jabón, ni toalla, ni ducha. El inodoro era un agujero en el suelo, sin puerta ni cisterna, rebosante de aguas residuales, agua y cucarachas», describe en el libro.

Retirar el velo

Como el papel y los lápices o plumas estaban totalmente prohibidos –«más fácil darte una pistola que papel y lápiz», le dijeron–, Nawal consiguió que una prostituta le pasara en secreto un delineador de cejas, con el que escribió sus memorias en rollos de papel higiénico y en papel de fumar.

Tras ser liberada, Nawal fundó la Asociación de Solidaridad de Mujeres Árabes con un eslogan claro: «retirar el velo de la mente», ya que consideraba que era un «peligroso símbolo político de la servidumbre de la mujer» en el mundo islámico.

Más libre

Los extremistas islámicos no tardaron en amenazarla y Nawal tuvo que abandonar el país para instalarse en Estados Unidos, donde pasó cuatro años exiliada.

El peligro de muerte no la enmudeció y al regresar a Egipto, El Saadawi siguió escribiendo y se presentó como candidata a las elecciones presidenciales de 2004; candidatura de la que terminó retirándose.

En 2020, un año antes de su muerte, Time la nombró una de las 100 Mujeres del Año, dedicándole una portada y comparándola con la escritora francesa Simone de Beauvoir; un hecho que a la activista egipcia le disgustó, ya que –como escribió en un artículo–«Simone de Beauvoir era celosa y estaba obsesionada con Sartre. Yo soy mucho más libre».

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