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Andrés Amorós
Andrés Amorós

La Plaza de toros de Barcelona: ¿nuevo comienzo o final definitivo?

Los toros son perfectamente legales en Cataluña pero nadie se atreve a organizar ahora corridas. Ésa es la triste realidad

Actualizada 04:30

La comunidad taurina de Cataluña organizó un acto de apoyo de los toros en la plaza Monumental de Barcelona coincidiendo con el Día Internacional de la Tauromaquia

La comunidad taurina de Cataluña organizó un acto de apoyo de los toros en la Monumental de Barcelona este 16 de mayoEFE

Los lectores de El Debate tienen ya noticia de la conmemoración del Día Internacional de la Tauromaquia, el día 16 de mayo, en la Plaza Monumental de Barcelona: una feliz iniciativa de la Fundación del Toro de Lidia.

No empañaron el acto, organizado por la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, los gritos y amenazas de un grupo de antitaurinos del partido animalista Pacma. Para evitar enfrentamientos directos, tuvieron que intervenir los Mossos de Escuadra.

Cerca de 400 aficionados sintieron gran emoción al pisar de nuevo la arena, después de 13 años de la última corrida. El dueño del coso, Pedro Balañá, no puso ningún inconveniente y asistió al acto. Hubo discursos, toreo de salón y se recitaron poemas del torero catalán Mario Cabré.

Me cuentan que la Plaza está bien conservada: se podrían dar festejos taurinos solamente renovando la madera de los burladeros. Pero no hay nada previsto.

El Tribunal Constitucional derogó la prohibición catalana de los festejos taurinos por tres razones básicas: invade la competencia estatal de regular el patrimonio cultural español, vulnera las libertades fundamentales e infringe el principio de unidad del mercado. Sin embargo, no se ha vuelto a celebrar ninguna corrida de toros en Barcelona.

Muchos asistentes al acto del 16 de mayo llevaban banderas españolas. Ésa es la razón fundamental de que allí no haya toros: como se dijo literalmente en el Parlamento catalán, los toros «huelen a España». Por eso no los quieren. Y ese sentimiento antiespañol no está disminuyendo.

Me parece muy bien organizar actos culturales, pero una Plaza de toros se ha construido para dar corridas. Ese acto cultural, ¿supone el comienzo de una nueva etapa, en esa Plaza, o significa su funeral? Quisiera creer lo primero pero, a corto plazo, no me hago ilusiones.

Está claro que el dueño y empresario de la Plaza de Barcelona no se atreve a organizar allí corridas. Sus compañeros, los empresarios taurinos de toda España, tampoco han encontrado una fórmula para organizar ellos alguna corrida, en Barcelona. Si el cartel fuera atractivo, habría polémicas pero no me cabe duda de que acudirían muchos espectadores.

Los toros son perfectamente legales en Cataluña pero nadie se atreve a organizar ahora corridas en Barcelona. Ésa es la triste realidad. Así estamos.

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