Urtasun y la contradicción de apoyar las lenguas minoritarias y atacar la cultura mayoritaria de los toros
La ley para la regulación de la tauromaquia como patrimonio cultural admite que «existe un consenso en la aceptación mayoritaria del carácter cultural, histórico y tradicional de la tauromaquia
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, acompañado de su jefa y vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, ha estado el pasado fin de semana en el Festival de Cans (no confundir con Cannes) en Porriño (Pontevedra), mostrándose orgulloso en las redes de ser el primer ministro de Cultura en acudir a dicho evento:
Lo ha hecho escribiendo sus mensajes en gallego, en línea con su apoyo manifiesto a las lenguas minoritarias, oficiales y no oficiales. Es el ministro que quiere que el catalán se enseñe en todo el país, mientras el español no se enseña en Cataluña, el mismo ministro que no va a permitir una «regresión lingüística» de dichas lenguas minoritarias.
Es también el mismo ministro que considera «urgente» proteger el aragonés y el asturiano, en el impulso de «una estrategia de apoyo, difusión y proyección de la diversidad cultural y lingüística en España», mientras ataca al mismo tiempo y frontalmente a la tauromaquia.
La «diversidad cultural» se para en los toros para Urtasun porque, como suele suceder para a izquierda, sobre todo para esta, «diversidad cultural» es lo que ella diga que es, fiel a sus postulados totalitarios habituales.
Pero la ley para la regulación de la tauromaquia como patrimonio cultural admite que «existe un consenso en la aceptación mayoritaria del carácter cultural, histórico y tradicional de la tauromaquia como parte esencial del Patrimonio Histórico, Artístico, Cultural y Etnográfico de España; y, como tal, es responsabilidad de los poderes públicos asegurar la libertad del creador y, en este caso, del desarrollo de cualquier expresión artística, como es la tauromaquia, y el respeto hacia ella».
Resulta chocante el sectarismo del ministro que se acerca a la prevaricación. El ministro que apoya las lenguas minoritarias y ataca la tauromaquia, a pesar del «consenso en la aceptación mayoritaria» de su carácter cultural, como dice la ley, no los taurinos, sino la ley, «el precepto», según la RAE, «dictado por la autoridad competente, en que se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados». Ese bien al que se opone Urtasun.