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07 de septiembre de 2024

Lyndon B. Johnson en 1963

Lyndon B. Johnson en 1963GTRES

Lyndon B. Johnson, el excéntrico presidente que renunció a su candidatura antes de Biden

El sustituto de Kennedy tras su asesinato es el único precedente de una renuncia antes de la del actual mandatario

El desaparecido escritor de culto David Foster Wallace escribió un relato de ficción titulado Lyndon, donde ensayaba la personalidad del expresidente de Estados Unidos Lyndon B. Johnson, el único precedente de una renuncia en un candidato a la presidencia antes de la Joe Biden.

El cuento de Foster Wallace, que narra la llegada de un empleado a la oficina del presidente, era acertado en la descripción de la personalidad poderosa de Lyndon B. (Lyndon Baines), quien fue vicepresidente de Kennedy y asumió la presidencia tras el asesinato de este. Después se presentó a la elección y la ganó casi por aplastamiento.

Muchos le definieron como excéntrico. Lyndon, el relato, refleja su carácter especial, desconcertante, vociferante, impulsivo y especial. Pero fue un buen presidente del que hoy aún se elogian sus iniciativas contra el racismo y la pobreza. Fuera de esto o, más bien dentro, se cuenta en distintos libros la afición exhibicionista del político, que practicaba en la Casa Blanca con periodistas y colegas y con sus múltiples amantes.

Le puso nombre a su pene, Jumbo, y estaba obsesionado con él. Una suerte de «falocentrismo» patológico. En el relato de Foster Wallace y en la vida real, tan similares, Lyndon B. recuerda al Cela más escatológico. Un Cela estadounidense que trataba de imponer su opinión incluso a empujones para crear una imagen que contrastó con sus políticas poco políticas y muy humanas, enteramente humanas.

Los derechos civiles y Vietnam

Creó un seguro médico gratuito para los ancianos y para los pobres, además de firmar la ley de Derechos Civiles contra la pobreza y el racismo, que supo que era su tumba política. No le importaban los votos, sino la injusticia, y por ella sacrificó su carrera. Vietnam, que no era una guerra suya, también le pasó factura y precipitó su caída. Un día dijo que se iba y eso hizo, como ya si ya hubiera hecho todo lo que quería hacer por su país.

El único precedente de una renuncia como candidato a unas elecciones estadounidenses antes de Biden. Tan lejos y tan cerca. Y tan diferentes. Es más que posible que David Foster Wallace, de haber vivido, nunca se hubiera inspirado en Biden para escribir un relato, y menos de una talla como la de Lyndon.

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