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08 de septiembre de 2024

La muerte de Séneca de

La muerte de Séneca (1871) de Manuel Domínguez SánchezMuseo del Prado

¿Se puede ser verdaderamente estoico en el XXI?

Marco Aurelio rechazaba la poesía y las cosas de la imaginación porque llevaban a las emociones que desviaban del camino de la virtud estoica

Dijo Julián Marías que el estoicismo (y el epicureísmo) había tenido más éxito que la filosofía de Platón y de Aristóteles porque era más fácil de entender. Y era cierto. Tanto Séneca, por ejemplo, en sus distintos manuales, como Marco Aurelio en sus Meditaciones o Epicteto en su Manual de vida, proponen guías sencillas para temas concretos con soluciones extensibles a otros aspectos más amplios bajo la mirada omnipresente del «dios» Sócrates.

El emperador romano sugería hasta cómo comportarse con aquellos que «olían a sobaquina», no precisamente de forma superficial, a pesar de lo superficial del ejemplo. Con él no es difícil la supuesta facilidad, valga la redundancia, de adaptación y aplicación del estoicismo a la actualidad. Pero no es facilidad todo lo que reluce. Epicteto, en su camino a la imperturbabilidad, afirmaba que había que pensar, por ejemplo, en la muerte de los seres queridos, para que, si esta se produjese, o cuando se produjera, no afectase a esa imperturbabilidad.

La sociedad de hoy, en general, no parece precisamente preparada para semejantes durezas. Ni la de hoy, ni la de ayer: «No digas nunca respecto de una cosa: «La perdí», sino «La devolví». ¿Ha muerto tu hijo? Ha sido devuelto. ¿Ha muerto tu mujer? Ha sido devuelta. ¿Han expoliado tus campos? También eso ha sido devuelto. «¡Pero el que me los ha arrebatado es un bellaco!». ¿Y a ti qué te importa a través de quién te lo reclaman quienes te lo dieron? Durante el tiempo que te son dados, ocúpate de tus bienes como si fueran de otro, como hacen los viajeros en la posada».

Y además o «ademenos» de la muerte, Marco Aurelio rechazaba la poesía y las cosas de la imaginación por imprácticas o inútiles para el propio ser porque alejaban de esa imperturbabilidad, llevaban a las emociones que desviaban del camino de la virtud estoica. El titular de este artículo es ¿Se puede ser verdaderamente estoico en el XXI?, pero al hilo de él surge otra pregunta: ¿Existió alguna vez un perfecto estoico? Se sabe que Séneca fue un estoico absolutamente imperfecto, incluso contrario en sus hábitos a sus decires que, por cierto, tenían un carácter doctrinario, al contrario que las Meditaciones de Marco Aurelio.

En el emperador hay un proceso evolutivo, no un manual. El emperador se desdice de una página o incluso de una meditación a otra en su aprendizaje. Ni siquiera Marco Aurelio consiguió ser verdaderamente un estoico, aunque se dirigió siempre a serlo en el esfuerzo constante, tan difícil para el hombre, con sus debilidades naturales, intrínsecas, un difícil camino de perfección, un imposible, se diría, pero una imposibilidad en cuya persecución está la virtud de los estoicos en el siglo XXI o en el año 150.

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