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18 de septiembre de 2024

El templo de Amón en Naqa, Sudán

El templo de Amón en Naqa, SudánUNESCO

La Unesco alerta sobre las denuncias de tráfico ilícito de patrimonio cultural en Sudán

«A causa de la guerra, el museo y las antigüedades no tienen vigilancia», lo que ha potenciado los saqueos, lamenta Hasan Husein, investigador y exdirector de la Autoridad de Antigüedades

En un Sudán inmerso en una sangrienta guerra interna, valiosas estatuillas o piezas de antiguos palacios conservadas hasta ahora en museos están siendo saqueadas para terminar a la venta en internet, según ha alertado la Unesco, que denuncia el «nivel sin precedentes» de «amenazas sobre la cultura» en este país atravesado por el río Nilo, del que llegan «informaciones de saqueos de museos, de sitios patrimoniales y arqueológicos y de colecciones privadas».

Desde el comienzo de las hostilidades en abril de 2023 entre el ejército y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), que han arrastrado a Sudán a una de las peores catástrofes humanitarias de la historia reciente, según advierte la ONU; muchos museos y antigüedades han quedado desprotegidas y sin vigilancia propiciando «importantes saqueos», según ha afirmado Ijlas Abdel Latif, directora de museos de la Autoridad Nacional de Antigüedades de Sudán.

Es el caso del museo nacional de Jartum que fue concebida, desde su apertura en 1971, para albergar las antigüedades que se encontraban en una zona donde se iba a construir una presa. A lo largo del tiempo ha ido ampliando su colección y tras su reciente restauración, acogía colecciones del paleolítico con piezas únicas de las antiguas dinastías egipcias o de los reinos de Kerma, Napata o Meroe que florecieron en la histórica región de Nubia, sede de una de las primeras civilizaciones de África.

Sin embargo, los objetos arqueológicos almacenados en este museo han sido saqueados y transportados en «grandes camiones» hasta el oeste y zonas fronterizas, especialmente con Sudán del Sur. Según las declaraciones de Abdel Latif a Afp, es difícil determinar la magnitud del robo debido al «acceso limitado al museo» que se encuentra en una zona de la capital controlada por las FAR.

Además del museo nacional, también han corrido la misma suerte otras instituciones, pues «a causa de la guerra, el museo y las antigüedades no tienen vigilancia», lamenta Hasan Husein, investigador y exdirector de la Autoridad de Antigüedades.

Así, el museo de Nyala, en Darfur del Sur, sufrió importantes saqueos no solo de antigüedades, sino también de los instrumentos que servían para presentar las colecciones, comenta Abdel Latif. Algo parecido ha ocurrido en el museo Jalifa de Omdurman, una ciudad adyacente a Jartum, cuya sede levantada a finales del siglo XIX ha quedado parcialmente destruida.

En junio, la Unesco estimó que más de diez museos, centros culturales u otras instituciones habían sido saqueados o vandalizados en Sudán. Por ello, esta agencia de la ONU ha pedido «al público y a los miembros del mercado del arte (...) que se abstengan de adquirir o participar en la importación, la exportación o la transferencia de bienes culturales procedentes de Sudán», que podría provocar «la desaparición de una parte de la identidad cultural sudanesa y comprometería el enderezamiento del país».

La venta ilegal en internet

Con todo ello, los investigadores temen por el futuro de las antigüedades robadas tras haber encontrado algunas de ellas ofertadas en internet.

En el sitio web eBay, un internauta ofrece objetos presentados como antigüedades egipcias que en realidad, según los medios sudaneses, fueron saqueados en este país. El precio de venta propuesto se eleva a varios centenares de dólares.

Al menos una de las estatuas es una imitación, pero otras piezas de cerámica, objetos de oro y cuadros parecen proceder del museo nacional, explica a Afp un arqueólogo sudanés bajo condición de anonimato.

Le preocupa qué puede ocurrir con las estatuas más macizas, que «deben ser manipuladas por especialistas de forma precisa» y que podrían quedar hechas añicos en manos de los saqueadores. «El estado actual de las colecciones preocupa a todos aquellos que tienen un interés por el patrimonio mundial», concluye Hasan Husein.

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