
El exespía español Jaime Rocha en la Feria del Libro de Madrid
Jaime Rocha, exmiembro de los servicios españoles de inteligencia: «Este Gobierno mucho no me tranquiliza»
El antiguo miembro del CNI y escritor de novelas sobre espionaje, narra en su última novela, Misiles para la ETA, los entresijos de uno de los mayores éxitos policiales de la lucha contra el terrorismo en España
Veterano del CESID, hoy Centro Nacional de Inteligencia, espía retirado y escritor de éxito de novelas donde narra su experiencia en los servicios de inteligencia españoles, Jaime Rocha es autor de la trilogía de novelas formada por Operación El Dorado Canyon, El muro y Alta traición.
Ahora regresa con la primera entrega de una nueva trilogía, centrada en la lucha contra ETA: Misiles para la ETA.
–Con esta novela inicia una segunda trilogía de libros sobre sus experiencias en los servicios de inteligencia. ¿Cuál es el hilo conductor narrativo de estos libros?
–Esta novela se basa en hechos reales, como siempre. Lo que pasa es que la primera trilogía estaba más basada en acciones que se habían realizado con mi participación, y esta segunda trilogía es sobre hechos reales ocurridos con el CNI, o CESID en su momento, pero en los cuales yo no tuve el protagonismo que tenían las tres primeras. Lo que pasa es que son hechos que me interesa resaltar porque son hechos importantes y quiero que el público lo conozca.–Como espía de los servicios de inteligencia habrá visto de todo. ¿Qué nos puede contar que no sepamos del trasfondo de la lucha contra ETA?
–En esta novela se narran hechos de la conocida Operación Sokoa, porque fue en la fábrica de muebles Sokoa de Hendaya donde se incautó el alijo de armas, se encontró muchísima documentación... Pero hay operaciones de ese tipo que a lo mejor se conoce solamente la superficie. Y yo lo que pretendo es ahondar un poco más en lo que supone una operación así.

Cubierta del libro 'Misiles para la ETA' de Jaime Rocha
Por ejemplo, estamos hablando de misiles para la ETA, pues sí hay mucha gente que sabe de lo que hablas, pero sobre todo en personas de determinada edad, porque a los jóvenes españoles les preguntas ahora y casi ninguno sabe lo que fue, ni lo que hizo ETA. Entonces, una de las razones por la que escribo estas cosas es para que nuestros jóvenes conozcan la historia real de la España de aquellos años, aquellos 40 años. Yo procuro ahondar en cómo se lleva a cabo una operación de este tipo, y eso es lo que trato de describir en Misiles para la ETA.
–¿Cómo describiría el papel de los servicios de inteligencia españoles en la lucha contra el terrorismo etarra?
–Hay que distinguir una cosa importante que yo siempre resalto, y es que un servicio de inteligencia es un servicio de información. Lo que un servicio de inteligencia hace es obtener información, información que pasa luego a los cuerpos de seguridad para que ellos ejecuten las acciones que crean convenientes.
La misión de nuestro servicio de inteligencia era obtener información de lo que se iba a hacer y colaborar en la operación. Pero la parte ejecutiva, la parte final de la operación, la llevan a cabo los cuerpos de seguridad.
No pasa lo mismo con otros servicios de inteligencia en el mundo, como puede ser por ejemplo el Mossad o la propia CIA, o no digamos ya el antiguo KGB o la Stasi, todos esos no solamente recopilaban información, sino que ejecutaban operaciones y además operaciones muy conocidas.
Pero nosotros, no. Nosotros, en España, como pasa en otros países occidentales, el servicio de inteligencia se limita a obtener una información, procesarla y, una vez está procesada, y obtenido lo que llamamos la inteligencia, se traslada al gobierno y a los cuerpos de seguridad y ellos son los que ejecutan la parte final de la operación.
–Los herederos de ETA están sentados en las instituciones y son socios indispensables del gobierno de la nación. ¿Es una derrota de la democracia?
–Yo entiendo que sí. Jamás pensé que eso podría llegar a ocurrir en España y lo estamos viendo. Aquí se da una circunstancia importantísima y es que estas personas ni han pedido perdón ni han colaborado para que se detengan a los autores de los 300 asesinatos que están aún sin esclarecer, y los que han sido condenados salen de la cárcel y se les hacen honores.
ETA fue derrotada, porque fue una derrota, ellos no firmaron un armisticio, no firmaron una paz, estaban absolutamente derrotados y no tenían otra salida más dejar de matar en el año 2010. Pero lo que está pasando ahora supone que ellos consideran que lo que hacían estaba bien, que si había que matar mata, se mataba. Ha muerto muchísima gente, muchísimos niños, muchísima gente inocente y de eso ellos no se han arrepentido, no han pedido perdón y no han colaborado en la detención de los autores de los 300 asesinatos que están sin esclarecer.
–¿Qué piensa al ver al gobierno de España pactar con independentistas y, en particular, con Bildu?
–Es increíble. Hay que vivir en el País Vasco porque mucha gente se piensa que ya pasó, que ya está y se piensa que es un país libre, que cada uno puede pensar y actuar en conciencia de lo que cree…, y para nada. Yo conozco gente que vive allí y que están rodeados de gente que piensa de la manera que lo hacía ETA y que lo hace Bildu.
–En un momento en el que no se para de hablar de memoria histórica, de memoria democrática, ¿se está perdiendo la memoria de lo que fue ETA, de sus crímenes, de sus víctimas y del modo en que sabotearon la democracia española?
–Pues se está perdiendo... A esa memoria democrática yo la llamo desmemoria democrática porque se olvidan de la mitad, sólo cuentan una parte de lo que pasó. La historia hay que dejársela escribir a los historiadores. Hay libros de historia que son mucho más ilustrativos en cuanto a lo que pasó en todos esos años que las directrices de esos señores de la memoria democrática.
Evidentemente, yo, que tengo ya mucha edad, he vivido el franquismo, he vivido la transición y además he vivido una parte de mi vida dentro de un servicio de inteligencia, que si algo tiene un servicio de inteligencia es información, podría contar cosas que evidentemente no voy a contar porque son secretos y porque me comprometí, cuando ingresé en el CESID, a mantener ese secreto hasta las últimas consecuencias.
En cambio, deberían encargar a historiadores, lo más imparciales posible, que se encargaran de escribir esa parte de la historia de España que tan desconocida. Hoy en los colegios y en los institutos se enseña una historia de España troceada, partes sí, partes no…, eliminan una parte importantísima, como es el descubrimiento de América y ya no digamos la parte más reciente, con los 40 años de la banda asesina ETA.
–Dice que la politización de los servicios de inteligencia y policiales solo puede traer malas consecuencias. ¿Están politizados nuestros servicios de inteligencia?
–Esa es una pregunta que yo no puedo contestar con conocimiento de causa, porque ya llevo mucho tiempo retirado. Pero en la novela cuento que en el año 86 hubo un intento de politización. En un primer intento de quitar al general Manglano y poner a un civil, pues, como cuento en la novela Alta traición, donde yo sí era protagonista, conseguí parar ese intento. Pero luego, en el año 95, otros protagonistas distintos lograron apartarlo acusándolo de unas escuchas en una trampa que le tendieron y en la que cayó.
Ahora mismo, yo conozco a la directora actual y conocí también la anterior. Entraron en el año 83 cuando yo estaba en el gabinete del director y para mí son grandes profesionales.
Ahora: que el gobierno que es quien manda sobre el servicio de inteligencia y es el que le dice sobre qué tiene que investigar, dónde tiene que estar presente…, todas esas cosas, este gobierno, francamente, a mí no me da mucha confianza, No sé desde dentro cómo lo verán, pero yo desde fuera, el gobierno actual mucho no me tranquiliza.