Taller de la familia Percy en Viena

Taller de la familia Perzy en VienaEFE

Las bolas de cristal con nieve de Viena: un regalo artesanal que ha conquistado el mundo

El juguete es producto de un «accidente», cuando su inventor buscaba una manera de mejorar unas bombillas

Encerrar la magia de la Navidad en una bola de cristal con nieve 'artificial': ese es el trabajo del taller de la familia Perzy en Viena, que inventó hace más de 120 años ese símbolo de las fiestas y que en su cuarta generación sigue produciéndolas de forma artesanal.

El taller familiar trabaja a un ritmo frenético en estas fechas, donde una docena de empleados producen sus famosas 'bolas de nieve', un popular regalo y souvenir navideño, inventado en 1900 y que es gestionado hoy por la cuarta generación de los descendientes del inventor original.

«Nunca he vivido realmente la Navidad. Siempre estoy trabajando», bromea Erwin Perzy III, de 68 años y cuyo abuelo inició este negocio familiar en 1900, dirigido ahora por su hija Sabine.

El juguete es producto de un «accidente», cuando Erwin Perzy I buscaba una manera de mejorar unas bombillas para su uso en los hospitales de la capital del entonces Imperio Austro-Húngaro.

El inventor colocó sémola de arroz en una bola de cristal llena de agua para intentar amplificar la luz de la bombilla. «Al ver caer la sémola lentamente le recordó a la nieve», cuenta su nieto a EFE.

Como también le gustaba fundir metales, hizo una versión en miniatura de la basílica de María Zell (un santuario) que introdujo en la bola de cristal y se la regaló a un amigo que trabajaba en la tienda de regalos de una iglesia.

El amigo vendió la bola de nieve y, al ver el éxito del invento, Perzy empezó a producirlas a gran escala. Hasta hoy.

Incluso durante las dos guerras mundiales seguimos funcionandoPerzy III

El taller tiene hoy 15 empleados y varios más que trabajan desde sus casas pintando a mano las figuritas colocadas en las más de 200.00 esferas fabricadas cada al año y que se venden por todo el mundo, especialmente en Estados Unidos y Japón.

El ensamblaje se realiza a mano, al colocarse la miniatura en la bola de cristal, se llena de agua y se sella con una base de plástico.

En los últimos años se introdujeron algunas novedades como la impresión 3D para hacer las miniaturas.

Desde hace dos años, Sabine Perzy se encarga del negocio y de las innovaciones. «Tiene muy buenas ideas y gracias a ella hemos cambiado la línea, ahora hacemos figuras nuevas todo el rato», explica Erwin Perzy III.

Mientras a principios del siglo XX las bolas de nieve tenían motivos religiosos, Erwin Perzy II, hijo el inventor, convirtió este juguete en un regalo navideño con motivos como Santa Claus, un árbol de Navidad o muñecos de nieve.

Hoy, las bolas de distintos tamaños, de 25 a 125 milímetros se venden con figuras de casi cualquier cosa.

Los precios oscilan entre los ocho y los 30 euros, según el tamaño de las bolas.

Tanto en la tienda como en los mercadillos navideños de Viena, se pueden encontrar bolas con la noria del Prater, animales o la famosa tarta Sacher.

La empresa familiar también crea bolas personalizadas para empresas como la marca austríaca de barquillos de chocolate Manner o marcas de lujo internacionales como Chopard o Versace.

Pero lo que hizo más conocida a la empresa austríaca fue su aparición en películas tan conocidas como 'Ciudadano Kane', 'Solo en casa' o 'Eduardo Manostijeras'.

«Estoy muy orgulloso de aparecer en películas y series, son momentos de los que guardo muy buen recuerdo», cuenta Perzy.

Varios presidentes de Estados Unidos han recibido ediciones especiales de estas bolas.

El rancho de Ronald Reagan o el confeti de la fiesta de inauguración de Bill Clinton son algunas de estas ediciones personalizadas que la familia Perzy expone en su tienda, que incluye un pequeño museo.

Las bolas también han despertado el interés de otros famosos, cuanta Erwin Perzy.

«Un día entraron dos señoras a nuestra tienda y preguntaron por uno de los modelos de la bola que hicimos para el presidente Barack Obama en 2009. Resulta que una de ellas era la madre de Robbie Williams, que quería un regalo para su hijo», recuerda.

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