España paga más de tres millones en abogados para tratar que el Pisarro robado por los nazis se quede en el Thyssen
La fundación que gestiona la institución pública y el Ministerio de Cultura mantienen una pugna con los herederos expoliados con una factura millonaria
El barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza adquirió el cuadro Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia, de Pisarro, por 360.000 dólares, en 1976, en la galería neoyorquina de Stephen Hahn. La pintura pasó al patrimonio español en 1993, cuando el Estado pagó a los Thyssen 350 millones de dólares por casi 800 obras de la colección del barón.
Sin embargo, en los años 20 el cuadro de Pissarro colgaba de la pared del salón de la casa de Lilly Cassirer en Múnich. Había sido adquirido en 1900 por Julius Cassirer, padre del marido de Lilly, quien, según la biógrafa de la familia, Sigrid Bauschinger, siempre quiso que fuera para sus nietos. Fue uno de esos nietos quién descubrió en el año 2000 el cuadro expuesto en el museo Thyssen-Bornemisza. En 1939 Lilly fue obligada a vender la obra a un comerciante de arte al servicio de la Gestapo a cambio de un visado de salida de Alemania. En 1958, Lilly Cassirer obtuvo una compensación de 120.000 marcos por parte del Estado alemán, que reconoció a Lilly como propietaria legal de la obra.
En 2005 presentó una demanda contra España y contra la pinacoteca en un tribunal californiano, que fue retomada por sus hijos, David y Ava Cassirer, tras su muerte en 2010. Pero el juez federal John F. Walker dio en 2019 la razón al museo y lo consideró el legítimo propietario del cuadro según la legislación española. Ahora, sin embargo, el caso se ha reabierto tras un recurso de la familia, y el Supremo de Estados Unidos considera que debe aplicarse la ley californiana, que impide la adquisición de un bien robado, por lo que el Museo Thyssen podría perder el cuadro.
Factura con cargo al Estado
Desde el inicio, el Estado ha decidido embarcarse en el pleito para conseguir que el cuadro permanezca en España. El trasiego en los juzgados empezó en 2005, cuando Claude Cassirer presentó una demanda ante el juzgado de distrito de su lugar de residencia, en California, contra el Reino de España y contra la Fundación Thyssen-Bornemisza, solicitando la restitución de la pintura o una indemnización de daños. Por lo tanto, han sido 17 años de facturas millonarias en abogados, que han repercutido en las arcas del Estado.
El caso Cassirer v. Fundación Thyssen Bornemisza ha supuesto 3.253.000 euros desde que empezó, cargo realizado a la fundación que gestiona la institución pública y el Ministerio de Cultura. Los encargados de representar los intereses de la fundación y defenderlos ante el gobierno federal californiano son los miembros del bufete Nixon Peabody, y en concreto, uno de sus abogados, Thaddeus J. Stauber, especialista en casos de restitución de obras de arte.
Como las cuentas de la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza son públicas y pueden consultarse, se puede apreciar la evolución de los gastos en abogados, recogidos bajo el epígrafe «servicios de profesionales independientes». De hecho, la memoria de las cuentas aclara que «están incluidos los gastos de abogados, relativos a la reclamación del cuadro de Camille Pissarro Rue Saint-Honore, après midi, effet de pluie, por parte de D. Claude Cassirer frente a la FCTB y el Reino de España».
Así, por estudiar los últimos años, en 2017 se invirtieron 744.573 euros y en 2018, 2.135.909. En 2019 la cifra descendió a 186.000 euros y en 2020, a 84.000 euros. La última cifra publicada es la de 2021: 228.000 euros.
«La Fundación está convencida de que el fallo del Juzgado de Distrito, conforme al cual a ley aplicable al caso es la española (y en consecuencia la Fundación es la legítima propietaria del cuadro de Pissarro), será confirmado por el Tribunal de Apelación», asevera un comunicado enviado por la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza. Pero mientras se decide definitivamente quién es su dueño, el cuadro sigue colgando de las paredes del Thyssen... y los abogados siguen cobrando su minuta.