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«Distraídos» de Thibaut Deleval

Detalle de portada de «Distraídos» de Thibaut DelevalAguilar

'Distraídos': un libro para pensar más y mejor

Thibaut Deleval presenta los mecanismos de los que se sirve la distracción para anular nuestro pensamiento en un ensayo de carácter práctico y accesible para todos.

Hay libros y autores que gozan de la virtud de la clarividencia, esa capacidad convertida en hábito y constante de expresar las cuestiones más profundas y de mayor alcance, incluso las que tienen su origen en disciplinas específicas y complejas, de manera que todo hijo de vecino seamos capaces de comprenderlas. Distraídos de Thibaut Deleval es uno de esos esos libros y esos autores.

La hipótesis general de este ensayo es que pensamos poco y mal, y su objetivo es enmendar la plana ayudándonos a pensar más y mejor. La razón de la carencia queda clara en el título: estamos distraídos, muy distraídos; nunca en la historia se nos ha tentado con un catálogo tan variado y poderoso de distracciones que nos impidan hallar los momentos de calma y soledad necesarios para pensar. ¿Pensar para qué? Pensar para ser personas más libres, más responsables y, por qué no, más felices. Ahí es nada.

Distraídos de Thibaut Deleval

aguilar / 325 págs.

Distraídos

Thibaut Deleval

Deleval da cuenta de todas las formas que adopta la distracción para anular nuestro pensamiento –los sesgos cognitivos, el uso fraudulento del discurso mediante falacias, la manipulación de palabras, números e imágenes, los principios de la persuasión aplicados a la propaganda y la publicidad–, y presenta los marcos filosóficos y sociales que han propiciado el ascenso de estos mecanismos –la obsesión por la inmediatez, el emotivismo, la sociedad de masas, el relativismo, la posverdad–.

Sobre estos marcos teóricos, a estas alturas de sobra trillados por una bibliografía especializada ingente, encontramos sin embargo un enfoque muy particular que les devuelve cierta novedad. Todas estas corrientes se tratan para valorar cómo dañan nuestra capacidad de pensar. Así, en el caso del relativismo, por poner un ejemplo, a Deleval no le importa tanto profundizar en sus antecedentes filosóficos, o en sus causas históricas y repercusiones sociales, como exponer sus fundamentos mínimos y dirigirse con rapidez a la cuestión central de su obra: la merma que el relativismo ha causado en nuestra capacidad de generar y valorar juicios críticos, y la consecuente desaparición del debate para encerrarnos en un cómodo autoengaño individual.

Práctico y pensado para todos

La amplitud de recursos y temas abordados llevan a su autor a realizar un amplio recorrido a través de innumerables disciplinas: la ética, la lógica, la sociología, la psicología de la atención, las ciencias políticas y de la comunicación... Deleval las maneja con prudencia, pero sin titubeos, haciendo gala de la mejor versión del maestro de todo y oficial de nada que caracteriza la siempre provechosa –pero casi siempre desaprovechada– perspectiva de las humanidades.

El resultado no es un conjunto de partes inconexas, sino un recorrido perfectamente hilado, desde el análisis de la situación actual, de permanente distracción y agentes interesados en causarla, hasta sus consecuencias futuras, pasando por los indicios que deben ponernos alerta frente a las distintas formas de manifestarse que adquiere la distracción, y una serie de recomendaciones para combatirlas.

En definitiva, Deleval se expresa con la solvencia y medida de quien conoce lo suficiente para hacerse entender por una mayoría. Esto, sumado a las interesante aplicaciones prácticas al final de cada capítulo, y las atractivas fórmulas con que nos presenta la teoría, configuran un ensayo accesible para todos sobre una cuestión primordial de actualidad con repercusiones directas más allá de lo estrictamente personal o individual, importantes repercusiones en la forma de ejercer nuestra responsabilidad civil y convivencia. Si los integrantes de una sociedad civil no piensan porque están permanentemente distraídos, ¿quiénes pensarán por ellos y darán forma a sus vidas ? Si las relaciones interpersonales que permiten al ser humano realizarse en toda su dimensión quiebran por la falta de los argumentos que nos permiten entendernos unos a otros, ¿dónde queda el consenso?

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