El escritor e historiador César Alcalá, en su despacho

El escritor e historiador César Alcalá, en su despachoLola Alcalá

Entrevista

César Alcalá: «Es mentira que la historia de Cataluña haya estado separada de la historia de España»

El colaborador de El Debate publica ‘La desmemoria catalana al descubierto’, una carga de profundidad contra las tergiversaciones nacionalistas de la historia

Francisco de Alentorn, Damián Oller, Luis de Peguera, José de Rocabertí… y así hasta cerca de mil. Un millar de catalanes con nombre y apellidos que el historiador y periodista César Alcalá ha recogido en el libro La desmemoria catalana al descubierto (SND Editores), un exhaustivo ejercicio de memoria histórica que busca derrumbar algunos de los falsos pilares que sostiene la historiografía ligada al nacionalismo catalán.

El principal, tal vez, es la noción de que Cataluña y España fueron realidades separadas hasta bien entrado el siglo XVIII, algo que Alcalá —colaborador de El Debate— rebate con datos y biografías profusamente documentadas. «El nacionalismo catalán vende que este siempre fue un país independiente, hasta 1714… pero es demostrable que los catalanes siempre han formado parte de España y han jugado un papel muy importante en su historia», explica.

— El libro comienza en el siglo XVI, hablando de los Tercios españoles.

— Sí, con nombres y apellidos de catalanes que estuvieron en los Tercios. Si Cataluña hubiera sido entonces un país independiente habría habido un tercio catalán, pero esto no existió nunca. Los nacionalistas están un poco fuera de juego en este sentido. También hablo de los catalanes que lucharon en el Saqueo de Roma, y que lograron impedir que la iglesia de San Juan de Letrán fuera invadida y saqueada, según el testimonio de Rafael de Llanza.

— Hoy se habla mucho de memoria histórica, también desde la Generalitat. ¿Le parece un ejercicio honesto?

— La memoria histórica que hoy nos quieren vender existe, sí, pero es solo la memoria de una parte. Por ejemplo, nunca te dirán —como recojo en el libro— que los primeros 200 miembros de la Legión eran catalanes. O que el primer legionario muerto fue catalán. Claro, políticamente no es bonito, porque de por medio están Franco y Millán-Astray, pero esto muestra que había un sentimiento de españolidad en esos catalanes. Y además, la Legión ha tenido un papel muy importante a lo largo de los años.

— Su libro arranca en el siglo XV, no llega a cubrir el periodo de la Corona de Aragón, ¿o es la «Corona catalanoaragonesa»?

— Decía Josep Pla que el catalán tiene un sentido de inferioridad muy grande, porque Cataluña nunca fue un reino —aquí estaba el Condado de Barcelona—, pero estaba rodeada del Reino de Aragón, el Reino de Mallorca y el Reino de Valencia. Mira, Cataluña ha tenido una gran importancia histórica en España, pero cuando uno empieza a tergiversar la historia y va jugando con los adjetivos, y se pone en primer lugar… La «Corona catalanoaragonesa» no existió nunca, pero el término ha calado, incluso entre personas de clara tendencia españolista.

— ¿Habría que revisar los libros de texto?

— Sin duda. Cuando yo estudiaba aprendíamos que la Armada Invencible la había destruido una tormenta. No pasó, pero queda bonito, novelesco… Lo que ocurre es que los independentistas están haciendo el relato novelesco las 24 horas del día, tergiversándolo todo, como las cuatro barras del escudo de Guifré el Pilós. O, por ponerte otro ejemplo, nunca he entendido que cada 11 de septiembre le lleven flores a Rafael de Casanovas.

— ¿Por qué?

— ¡Porque era españolista! Lo que él no quería era que entrasen los Borbones. En su último bando decía que luchaban por España y para que no hubiese un Borbón en el trono. Además, no murió el 11 de septiembre, sino treinta años después, en Sant Boi, cobrando una paga de Felipe V. Vale, bien, pero ahora ¿cómo le dices a la gente que llevas veinte años engañándola? O mira el caso del Institut Nova Història.

— ¿Pero esas teorías locas tienen algún impacto real?

— Son locuras, pero es la cresta de la ola: detrás queda un poso. Además, hay una serie de personajes a los que se les da dinero para montar este chiringuito y decir chorradas como que Cervantes era catalán, que marchó a Inglaterra y que allí adoptó el pseudónimo de William Shakespeare. O que Palos de la Frontera no existió y que Colón zarpó desde Pals. Lo que no se puede hacer es dar rienda suelta a las teorías raras de ciertas personas.

— Volvamos al libro, para terminar. ¿Por qué alguien debería leerlo?

— Para descubrir ciertas historias verdaderas que hasta ahora habían estado bastante silenciadas, como los muertos de Santa María del Collell, que el ejército republicano sacó de la cárcel Modelo y empleó como escudos humanos. O, por ejemplo, para saber por qué el Barça esconde sus muertos de la guerra civil, un tema que, como diría Jordi Pujol, ara no toca.

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