Muerte de Wifredo el Velloso, pintada por P. A. Béjar

Muerte de Wifredo el Velloso, pintada por P. A. Béjar

El delirio nacionalista

El nacionalismo catalán se inventó la tumba de Wifredo el Velloso: un sepulcro «milenario» pero vacío

El 11 de septiembre de 1992, Jordi Pujol inauguró la nueva tumba de Wifredo el Velloso en el monasterio de Santa María de Ripoll. Frente a ese mismo sepulcro, en 2006, el presidente Artur Mas prometió trabajar por una patria más libre. Gestos cargados de simbolismo que, sin embargo, tienen un ligero problema: el sepulcro está vacío.

Remontémonos un poco en el tiempo. El monasterio de Ripoll quedó prácticamente destruido en el año 1835, y pasó a manos del Estado con la desamortización de Mendizábal. Se encontraba en estado ruinoso hasta que fue restaurado. Las obras finalizaron en 1893, de forma que el edificio que vemos hoy en día tiene poco más de 100 años de antigüedad.

El sepulcro de Wifredo el Velloso, en Santa María de Ripoll

El sepulcro de Wifredo el Velloso, en Santa María de Ripoll

En el templo están presuntamente enterrados los condes de Besalú y algunos condes de Barcelona, desde Wifredo el Velloso hasta Ramón Berenguer IV. Y decimos «presuntamente» porque estamos hablando de restos humanos que tendrían más de 1.000 años de antigüedad.

Supuestamente, la comunidad de monjes que vivían en Ripoll, después del saqueo de 1835, decidieron llevarse los restos que pudieron encontrar. Evidentemente estos restos estaban esparcidos, por lo que difícilmente se podía saber quién era quién. A esto se le añade la incógnita de saber qué se conservaba en las tumbas originales.

No obstante, como Wifredo el Velloso es, por tradición, el fundador de la Casa Condal de Barcelona, era impensable decir que sus restos no existían. El fundador de Cataluña –según los nacionalistas– debía tener su tumba y hacer ver que en su interior se conservaban sus restos mortales, aunque se tratase de un sepulcro vacío ante el que realizar declaraciones sentidas.

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