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Portada de «El cineasta» de Julien Frey y Nadar

Portada de «El cineasta» de Julien Frey y NadarAstiberri

'El cineasta': un cómic para recorrer la intrahistoria del cine moderno

Julien Frey y Nadar homenajean al realizador Édouard Luntz y al séptimo arte en una explosión de creatividad del cómic en blanco y negro

Los géneros artísticos se mezclan con tanta naturalidad en El cineasta que bien podríamos inventarnos para definirlo algo así como «cómic biográfico documental». Esta obra de Julien Frey y Nadar (Astiberri) tiene de las tres, es mucho cómic, es una biografía, y se cuenta a modo de documental cinematográfico. Una explosión de creatividad en blanco y negro con el que los autores homenajean al realizador Édouard Luntz y al séptimo arte.

Portada de «El cineasta» de Julien Frey y Nadar

astiberri / 384 págs.

El cineasta

Julien Frey y Nadar

Las películas de Édouard Luntz, no es que no aparezcan en FilmAffinity, es que por no aparecer, no aparecen ni en la Bibliothèque nationale de France (BnF). En un encuentro con Luntz cuando Frey todavía era estudiante de cine, este le habría explicado que su carrera había caído en desgracia tras un desacuerdo con el todopoderoso magnate de la edad de oro de Hollywood Darryl F. Zanuck (1902-1979). El productor, una de las figuras más poderosas del cine de todos los tiempos, trabajó, entre otros, con Howard Hawks, John Ford, Mankiewicz, Kazan, Kurosawa… tuvo todo tipo de altercados con los directores, dado que en Estados Unidos la última palabra la tiene el productor, y este puede meter mano al montaje.

Otro cómic, La noche perdida de Luis Buñuel de Queco Ágreda, Javier Ortiz y Guillermo Montañés, repasa muy bien este accidentado periodo del cineasta español, que también se las vio con Zanuck y con la oscura realidad del mito cinematográfico hollywoodiense. Y otro cómic más lo ha condensado, igual de bien, pero desde la ficción: The Fade Out de Ed Brubaker y Sean Phillips.

A Luntz, Darryl F. Zanuck le produjo Le grabuge (1968), su penúltima obra, y luego hizo de su capa un sayo al reducir el metraje de más de tres horas a hora y veinte. Al amparo de la legislación francesa, Luntz ganó el requerimiento, y Zanuck a cambio retiró la película y truncó la carrera del realizador.

Y de ahí hasta nuestros días, en que Julien Frey investiga el asunto y restaura la memoria de Édouard Luntz, con sus muchas luces y sus pocas sombras, todas bajo el contundente y simpático blanco y negro de Nadar. Un emocionante recorrido por la intrahistoria del cine moderno.

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