'Los demonios del padre Joan': Job y el Padre Brown se encuentran en Barcelona
Un thriller religioso arriesgado e intenso que une la tensión argumental con la crítica social. Una novela a contracorriente
El periodista y escritor Jaume Vives acaba de publicar su primera novela. No es su primer libro, pues tiene en su haber una buena colección de ensayos periodísticos, pero es la primera vez que se adentra en los meandros de la ficción con una novela de corte clásico que aparentemente aborda el género del thriller policiaco y, digamos, esotérico. Digo aparentemente porque en su corazón late algo radicalmente diferente: la parte policiaca existe, pues hay policías y asesinatos, aunque termina no siendo tan importante, y respecto al componente esotérico, se podría decir que lo aprovecha en sentido inverso al habitual, no como creador de morbo, sino desmitificándolo en la línea del padre Brown. Con estos dos aspectos de la novela, puramente argumentales, se ha construido lo que podríamos llamar la cara opuesta de El código da Vinci.
Porque en realidad, Los demonios del padre Joan es una novela de tesis al más puro estilo de finales del XIX. Vives tiene muy claro cuál es la idea que quiere transmitir mediante la novela –yo diría que escribe la novela precisamente para transmitir esa idea–. Y consecuentemente supedita los elementos narrativos a esa voluntad comunicativa. No pretendo enjuiciar una decisión, pues afortunadamente en literatura todo cabe y las novelas de tesis han tenido creadores tan sonoros como Pérez Galdós, José María de Pereda o Pedro Antonio de Alarcón. Terminaré la reseña con otro autor también cercano y de mucha más actualidad.
Libros Libres / 165 págs.
Los demonios del padre Joan
La novela de Vives va a gustar mucho a los que compartan las ideas sociales y religiosas que propone. También es posible que guste a quienes a priori tengan otras ideas (o carezcan de ellas), pero se dejen conquistar. A otros lectores con cosmovisiones distantes no gustará nada. Creo que conociendo la personalidad del novelista a nadie va a sorprender lo dicho. Vives parece crecerse ante la confrontación y el nadar a contracorriente. Tiene la valentía de adentrarse en el mundo de lo políticamente incorrecto sin ningún complejo y este libro es buena prueba de ello.
El autor es conocido por su defensa de valores cristianos y conservadores (dos términos que no tienen por qué ir de la mano) y la novela mantiene muy coherentemente esa mirada sobre el mundo. Para empezar, el protagonista es un sacerdote de la vieja escuela pero sin asomo de envejecido. Un santo en vida que sufre las penurias de Job con entereza. Aunque hay una trama de suspense, la esencia de la novela está en el modo de vida del padre Joan y su mirada sobre el mundo actual. En este punto me atrevería a proponer que el conservadurismo del autor va más allá del mundo de las ideas y se adentra incluso en el campo narrativo. Me refiero al juego a mitad de camino entre el estilo indirecto libre y las opiniones y excursos por parte del narrador en tercera persona. Se trata de una técnica hoy en día en desuso, pero que en su momento puso de moda la grandísima escritora (y tradicionalista) Cecilia Böhl de Faber. Esta característica, que gustará al lector tradicional, no implica que sea una novela de estilo decimonónico, sino más bien todo lo contrario: está escrita con una llamativa frescura y mucha espontaneidad.
Vives parece crecerse ante la confrontación y el nadar a contracorriente. Tiene la valentía de adentrarse en el mundo de lo políticamente incorrecto sin ningún complejo
En el punto de la apologética el autor manifiesta su admiración por los conversos ingleses y cita explícitamente a dos de ellos: Chesterton y Lewis. Me atrevería a buscar otro paralelo en otro escritor, también inglés y contemporáneo aunque no católico: George Orwell. Él y Vives comenzaron su carrera literaria en la no ficción, trabajando el periodismo pero con intención. De hecho, el primer libro del español (Las putas comen en la mesa del rey) tiene interesantísimos paralelos con el primero del británico: Sin blanca en París y en Londres.
Además, los dos se han embarcado en asombrosas aventuras: la vida de la clase obrera británica o la vida de los cristianos en Irak y Siria. Por último, los dos se han pasado a la novela con intención social (Orwell se autodefinió con orgullo como un panfletista) con Rebelión en la granja y la novela que nos ocupa. Si sigue así, podemos intuir que la próxima novela de Vives va a ser una distopía (aunque confiamos que no muera en el proceso, como le pasó al inglés). Le deseamos toda la suerte del mundo.