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Portada de «Diario de un ex» de Javier Barraca

Portada de «Diario de un ex» de Javier BarracaGravitaciones

'Diario de un ex': la investigación fenomenológica de un hombre maduro

El dietario de Javier Barraca, breve obra de autoficción ganadora del Premio Gravitaciones de Novela Corta de 2021

Cuentan que Fiodor Dostoyevski confesaba a su hermano en una carta, mientras preparaba Memorias del subsuelo, que confiaba que esa obra sería «algo fuerte y franco. Aunque siente mal, producirá su efecto». Es quizá su obra más breve, en la que en forma de monólogo, un hombre que carece de identidad ni nombre propio (solo sabemos que es funcionario) realiza un camino de sentido y búsqueda de respuestas que siempre conducen a infinitas preguntas.

Esta misma forma ha seguido Javier Barraca con su Dietario de un ex. Una breve obra de autoficción (como él mismo señala) que además ha conseguido el Premio Gravitaciones de Novela Corta de 2021.

Portada de «Diario de un ex» de Javier Barraca

gravitaciones / 104 págs.

Diario de un ex

Javier Barraca

El dietario de Barraca nos hace asomarnos al recorrido, «investigación fenomenológica» que hace un hombre maduro que parece que ha llegado a un momento del camino de necesaria parada. ¿Una selva oscura? Podría ser eso que expresa como «un remolino inmenso de absurdos y vacíos», o más adelante como «un páramo, y ese páramo desolador era mi nuda existencia». Nos descubre una serie de hechos que han podido provocar esa situación, todos relacionados con nostalgia por otros.

Y lo que le lleva es a preguntarse sobre la identidad y sobre lo esencial de los otros en esa pregunta. Es muy elocuente la dedicatoria: «A mi yaya, Paquita Lerís, y a todos aquellos que, en algún instante de sus vidas, sufren la incertidumbre del exilio lejos de esa tierra (siempre incógnita) de la propia identidad».

Es un texto trepidante, con un ritmo intenso, con constantes llamadas de atención del narrador y posiciona al lector en continuum interpretatum. Barraca va desvelando matices poco a poco de un sujeto perspicaz que parece que llevaba tiempo en silencio y al final se ha decidido expresar lo que le sucede sin censurar cuestiones espinosas.

Se empeña todo el rato en definirse como un «ex», en una provocación muy inteligente para mantener al lector en vilo porque nosotros entendemos un ex como aquel que lo ha perdido todo, sobre todo relaciones, pero en este caso «la condición de ex entronca con el carácter temporal de la vida humana», dirá en las primeras páginas. «Un ex equivale a no ser nada, a no ser nadie», pero a la vez se pregunta ¿cómo y cuánto le condicionan la mirada del otro? «¿Soy lo que yo quiero ser o me guío por lo que otro propone, aprueba, reprueba?».

Es un texto trepidante, con un ritmo intenso, con constantes llamadas de atención del narrador y posiciona al lector en «continuum interpretatum»

Y así discurre este breve y sugerente texto, que esconde un secreto mantenido con cuatro filósofos. Tres de ellos son nombrados: López Quintás, Díaz y Levinas. Y un tercero del que no sabemos el nombre, sólo (¡sólo! ¡como si fuera poco!) su vínculo: «No sería justo omitir la mención de un curioso detalle, aunque este pudiera extrañar, y es el de que la filósofa en cuestión, la que me ha enseñado a vivir de una manera mas alegre y constructiva el periodo por el que atravieso, no es otra que mi mujer».

Santo Tomás llevaba razón. El hombre, antes que animal político, es un animal conyugal.

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