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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Más aburrido que Sánchez

Me preguntaba, entre vuelta a la almohada y retorno de la almohada a su sitio, qué puede ser más aburrido que escribir de Sánchez, de su Gobierno y de la oposición. Y sí, hay cosas que son más aburridas

Actualizada 01:30

Una noche de insomnio me ha ayudado a estructurar este artículo. Lo malo es que los hallazgos nocturnos se olvidan por la mañana, pero algo siempre queda guardado en la memoria. Me preguntaba, entre vuelta a la almohada y retorno de la almohada a su sitio, qué puede ser más aburrido que escribir de Sánchez, de su Gobierno y de la oposición. Y sí, hay cosas que son más aburridas.

Bailar en una boda toda la noche con tu propia madre.

El Ulises de Joyce.

Aguantar tres horas de ópera para que llegue el ansiado final con la muerte de la gorda.

Convidar a comer a Yolanda Díaz, que ella se olvide, y terminar comiendo sólo.

Convidar a comer a Yolanda Díaz, que ella se acuerde, y terminar comiendo con Yolanda Díaz.

Una sobremesa de separatistas catalanes entonando emocionados melodías de la «Nova Cançó».

Cualquier anécdota de la vida de Oscar López narrada por él mismo.

Asistir en el Centro Riojano de Madrid a la conferencia «Mi niñez en Logroño» de Cuca Gamarra.

Ser mujer y no encontrarse en los lavabos de una discoteca con Pablo Iglesias, Monedero o Errejón.

El interminable tramo ferroviario entre Reinosa y Torrelavega de 45 kilómetros que se cubre en más de una hora. Peor aún si se sienta a tu lado un señor que dice que te conoce y al que no recuerdas para nada.

Un sermón dominical de más de siete minutos.

La playa.

El Bolero de Ravel.

Un campeonato de mus.

Un 10 de agosto en Sotogrande pensando que aún quedan 20 días más para volver a Madrid.

El «Derby» del norte de Madrid. Alcobendas-San Sebastián de los Reyes.

La segunda parte de «Lo que el Viento se Llevó».

Cualquier película de Buñuel.

Mantener la compostura siendo el marido de «Marisú» Montero.

Hablar con un andaluz que sólo por ser andaluz, se cree gracioso.

Los espacios protagonizados, hablados, comentados, publicitados y reídos de Manuel Mateos en Iberalia.

El diario El País cuando yo lo leía —hace, aproximadamente, 20 años—.

Bañarse en la orilla de la playa, que te atropelle un surfista, te parta la cabeza en dos, y encima te suelte una bronca.

Veranear en Orio.

Revilla cantando «La Morenuca de Polaciones».

Y mil cosas más. Lo peligroso es que todo lo anterior se puede soportar. Lo insoportable son las rebajas intelectuales de nuestros políticos. Somos, formamos, uno de los estados, de las naciones más antiguos y gloriosos del mundo, y nos gobiernan virus y microbios.

Y eso no es aburrido.

Es dramático.

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