Las efemérides literarias de 2023. Un año lleno de celebraciones
Un repaso a las efemérides literarias más destacadas que nos trae el nuevo año. Una oportunidad inmejorable de mantener vivo el legado de los clásicos
Comienza el año 2023 y con él nuevas fechas que conmemorar. Los aniversarios culturales, más allá de fomentar la venta de libros de autores clásicos, nos sirven para mantener vivo su legado, para actualizar su obra y en consecuencia para aprovechar su relato cultural, que es parte del nuestro.
Tiene más sentido homenajear en España a Homero que a Lao Tzu, pues su obra construye nuestro relato común mucho más que la obra del autor chino. Del mismo modo, incluso más importante que a Homero es celebrar a Cervantes, y así podemos avanzar hasta llegar al autor más local, que será necesario porque mantiene y cohesiona el relato de la comunidad concreta.
Yendo de lo local a lo general, el año que comienza no es de los más ricos en aniversarios. Como figuras internacionales solo tenemos a Picasso, pues se cumplen cincuenta años de su muerte, pero aquí no nos corresponde más que hablar de literatura.
La Hispanidad
Solo un autor español de prestigio celebra onomástica: Azorín cumple 150 años de nacer y merece que le recordemos más allá de su Alicante natal. Su dominio del español, su capacidad lírica y su preciosismo formal son difícilmente comparables con ningún otro escritor. Su evolución ideológica del anarquismo a un complicado diálogo con el franquismo provocará, lamentablemente, más de una controversia y cancelación en romos de mente, del mismo modo que podría suceder lo mismo, pero a la inversa con Pablo Neruda, que también cumple años (esta vez, cincuenta de su muerte).
El autor chileno puede ser recordado por muchas cosas, pero merece ser recordado por su obra poética, desde la juvenil Veinte poemas de amor y una canción desesperada (que junto con la Rimas de Bécquer y La voz a ti debida de Salinas, forma el trío iniciático a la poesía romántica adolescente) hasta su monumental y exuberante Canto general.
Otro premio Nobel hispánico de celebración, aunque está más cercano en el tiempo, es el mexicano Octavio Paz, que murió en 1998, 25 aniversario de su fallecimiento. Más allá de su poesía, son memorables sus ensayos: El laberinto de la soledad (dos palabras tan asociadas a América) es un libro esencial para entender la realidad mexicana, que tiene mucho de la realidad americana y española; El arco y la lira, para interesados en la experiencia poética o Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe: el análisis de una de las escritoras en español más apasionantes.
Internacionales
Con estas tres cumbres terminamos con lo hispánico del año comienza, pero aún quedan muchos autores por celebrar. Hay tres narradores que, aun siendo distantes en el tiempo, tienen en común su circunscripción a la novela fantástica: Lewis Carroll, JRR Tolkien e Italo Calvino.
Lewis Carroll, muerto hace 125 años, consiguió, con solo sus dos libros de Alicia (En el país de las Maravillas y A través del espejo), transformar la literatura infantil y llenar el inconsciente colectivo de imágenes nuevas que aún perduran: el Sombrerero loco, la Reina de Corazones, el Gato de Cheshire y tantos otros personajes y lugares que han ocupado un lugar propio en la cultura popular.
Aunque para hablar de fundadores culturales casi nadie tiene la fuerza de Tolkien, del que conmemoramos los cincuenta años de su muerte. Tanto se podría decir del escritor sudafricano, creador de mundos, que es mejor callarse. Tiempo habrá para festejarlo convenientemente.
En cambio, prefiero centrarme en una figura tal vez menos conocida, pero casi tan grande como las dos anteriores y con el interés añadido de gozar de un aniversario bien redondo: se cumplen cien años del nacimiento de Italo Calvino.
Tras abandonar la novela social a consecuencia de su desengaño con el comunismo, el autor italiano tiene dos grandes épocas literarias en las que la imaginación es la gran protagonista: la especulativa y la combinatoria. En la primera regenera la fantasía y la ciencia ficción con obras tan originales como El vizconde demediado, El barón rampante o Las cosmicómicas. En la segunda, con libros como Las ciudades invisibles o Si una noche de invierno un viajero, encontramos narraciones de una nitidez y elegancia absoluta. Con su obra, Calvino alienta un camino sutil e inclasificable pero poderoso dentro de la narrativa universal que comparte con figuras como Stevenson, Borges y Chesterton.
En el extremo opuesto de la balanza tenemos a otro autor que también nació hace cien años, Norman Mailer, alejado no solo de lo especulativo sino directamente de la ficción, pues es uno de los padres del periodismo narrativo. Ahora que está de moda el true crime y la autoficción, recomiendo un libro injustamente olvidado: La canción del verdugo sobre el asesino y reo de muerte Gary Gilmore. Otro centenario, esta vez de la muerte, se cumple en la figura de Katherine Mansfield, fue una it girl de los años veinte, con una vida breve e intensa. Pero sobre todo nos importa que fue una de las mejores relatistas anglosajonas, con obras tan importantes como Fiesta en el jardín.
Más filósofo que literato, aunque como el resto escritor y pensador, fue Jacques Maritain, padre del humanismo cristiano que murió hace 50 años. Aunque no tiene demasiada obra traducida al español, ni es un superventas de librerías, merece la pena leerlo para conocer el gran renovador del tomismo e impulsor intelectual de la socialdemocracia.
Dejo para el final al más internacional de los autores conmemorados en este año. Hace 350 años que muere Molière. Me figuro que será una conmemoración discreta porque los fastos sucedieron el año pasado, cuando cumplió cuatro siglos de su nacimiento. Si a alguien se le escapó el aniversario, tiene otra oportunidad para adentrarse en títulos tan divertidos como Tartufo, El avaro y tantos otros.