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Portada de «Vidas intrépidas. Españoles que forjaron un imperio» de Javier Tajadura Tejada

Portada de «Vidas intrépidas. Españoles que forjaron un imperio» de Julio Albi de la CuestaDesperta Ferro

'Vidas intrépidas. Españoles que forjaron un imperio': el soldado de los tercios, uno a uno

En su nueva obra Julio Albi de la Cuesta nos adentra en la historia de los tercios a través de sus protagonistas, los verdaderos, y sus intrépidas vidas, las de aquellos que tuvieron «señalada en los hombros la pica» tras años de cargarla a cuestas

«No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente. Se llamaba Diego Alatriste y Tenorio, y había luchado como soldado de los tercios viejos en las guerras de Flandes. Cuando lo conocí malvivía en Madrid, alquilándose por cuatro maravedís en trabajos de poco lustre». No hace falta decir de qué obra se trata ni quién es su autor. Varias generaciones son ya las que en su adolescencia se han prendado del asombroso mundo del soldado de los tercios españoles a través de los ojos del capitán Alatriste. En las poco más de tres líneas que dan comienzo al primer volumen de la serie, el escritor Arturo Pérez-Reverte resumió de manera magnífica la esencia de la vida y el destino de muchos soldados españoles que cargaron con la pica o el arcabuz por los rincones del mundo en los que las tropas de la Monarquía Hispánica imponían su orden: el Nuevo Mundo, los Países Bajos, Inglaterra, Portugal, Italia, Berbería… Pero la vida y aventuras del capitán Alatriste, aun siendo un personaje ficticio inspirado en personajes reales, de carne y hueso, palidecen antes las vidas y sucesos como los de Alonso Enríquez de Guzmán, Julián Romero o Francisco de Cuéllar.

Y es que, como señala muy acertadamente Julio Albi de la Cuesta en su recién publicada obra Vidas intrépidas. Españoles que forjaron un imperio (Desperta Ferro, 2023), se ha escrito mucho, en sentido general, de «los tercios, dando una visión panorámica de los mismos». En este volumen, Albi de la Cuesta ha «buscado recurrir a la lupa, con el fin de examinar más de cerca el microcosmos que eran» los tercios. «El resultado –señala Albi de la Cuesta– ha sido un caleidoscopio de múltiples facetas», una mirada las teselas individuales del mosaico, para entender de manera integral la imagen final que conformó la fuerza militar más poderosa de la Europa Moderna. Albi de la Cuesta presenta una estructura cronológica en la que trata las vidas intrépidas de algunos españoles a lo largo de 12 capítulos, uno de los cuales es cuádruple: el dedicado a personajes tan pintorescos como Jerónimo de Pasamonte, Diego Duque de Estrada, Alonso de Contreras y Miguel de Castro (Contreras archiconocido por sus memorias, Vida de este capitán). Estos cuatro personajes, cuyo nexo es su servicio en Nápoles y ninguno más, evidencian lo variopinto que era el integrante de los tercios: nobles vanidosos venidos a menos; pobres de solemnidad buscando medrar; hombres pendencieros perseguidos por sus culpas o su conciencia, etc. El periodo abordado por Albi de la Cuesta a través de todas estas vidas coincide con el lapso en que la Monarquía Hispánica fue el poder rector del Occidente, desde 1535 hasta 1690, «la era estelar» de los tercios, en palabras de De la Cuesta.

Portada de «Vidas intrépidas. Españoles que forjaron un imperio» de Javier Tajadura Tejada

Desperta Ferro / 552 págs. + 16 a color

Vidas intrépidas. Españoles que forjaron un imperio

Julio Albi de la Cuesta

«Aparecen desertores fracasados, jaques, sacristanes frustrados, soldados natos y otros que solo sirven por la problemática paga. Muchos intervienen en cerrados combates, por mar y tierra, realizan desembarcos arriesgados, defienden o atacan plazas […]. Hay quienes se duelen de las crueldades de la guerra, pero no faltan los desalmados que matan casi con displicencia […]. Algunos acaban su trayectoria en plenitud, pero otros lo hacen torturados por enfermedades o en la indigencia, y varios, sencillamente, desaparecen sin dejar rastro». De todo hay pues, y eso es precisamente el punto fuerte del volumen, que tiene el acierto de mostrar la complejidad de la composición de estas fuerzas de infantería de élite. Las «historias de los tercios», en su aspecto institucional, muestran una perspectiva general que, si bien es necesaria, dificulta una visión intrahistórica necesaria para entender hechos como, por ejemplo, el de los motines, realidad a la que Albi de la Cuesta dedica una sección.

Historias como las de Alonso Enríquez de Guzmán, noble pobre de solemnidad que intentó por todas las vías obtener mercedes del emperador por el mero mérito de su abolengo sin obtener más que una plaza de capitán por un amigo de su padre, o Francisco de Cuéllar, miembro de la expedición de la Gran Armada a Inglaterra, naufragado en el actual condado de Sligo, en Irlanda, donde fue ayudado por los locales, siempre proclives a los españoles, son solo dos de las –a veces increíbles– historias que De la Cuesta reúne en esta obra, que hará las delicias de quien sabe disfrutar de historias crudamente reales, sin edulcorar ni ennegrecer.

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