'Los comienzos del jazz': definición y orígenes de una música viva y repleta de matices

En La la land (2016), Ryan Gosling le explica a Emma Stone, en directo en un bar, en qué consiste el jazz: es una música que existe en el momento, y se caracteriza por una constante contraposición, disputa y colaboración entre los instrumentos y los virtuosos que los tocan: «Es conflicto y compromiso, y es, básicamente, nuevo cada vez; cada noche algo del todo nuevo». Sólo por medio de esos comentarios, en mitad de la actuación, uno puede aproximarse a la naturaleza de este tipo de música. Por eso, muchas veces se escapan los matices a quienes no están familiarizados con ella.

De igual modo, podría añadirse que el título original de Con faldas y a lo loco (Billy Wilder, 1959), Some Like It Hot, resulta intraducible, entre otros motivos, porque hace referencia a una rama o variante del jazz: el hot. Marilyn Monroe alude a ello cuando charla en la playa de Miami con un Tony Curtis que se hace pasar por millonario. Quien conozca el hot, entenderá bastante mejor el ritmo de esta comedia. Algo similar podría añadirse de muchos largometrajes más: desde Rebeldes del swing (1993) hasta El talento de Mr. Ripley (1999), junto con otras películas que merecen mucho más la pena.

Nos encontramos, por tanto, ante un tema de mayor enjundia de lo que pudiera parecer a aquellas personas que apenas conocen este tipo de música. Por ese motivo, han aparecido estudios que pretenden ser rigurosos y didácticos, como este libro sobre los inicios del jazz, cuya edición original data de 1968 y se publicó dentro de la estructura de la Universidad de Oxford. En estas páginas encontramos tres grandes partes: una dedicada a una valiosa descripción conceptual ligada a las raíces del jazz; una segunda en que se relatan los inicios de esta música; y un tercero en que aparecen las grandes figuras y bandas que han aportado una factura esmerada a un arte que se define por su interpretación en vivo, y no tanto por la partitura. La improvisación constituye un rasgo relevante.

El autor es concienzudo a la hora de indagar, y de examinar, los componentes de la música, los orígenes que beben de fuentes africanas e incluso del cante jondo, el flamenco y otras músicas españolas que han permeado la atmósfera del sur de Estados Unidos. No se trata de una serie de comentarios folklóricos o condescendientes; al contrario, destaca el carácter civilizado y no primitivo de los ritmos, armonías y estilos que desde África han influido —por medio de las comunidades americanas que padecieron esclavitud y marginalidad social— en el blues, el swing, el jazz y todo un universo emocional y cultural, repleto de elegancia, artesanía, tradición y popularidad comercial.

Aunque este libro tiene momentos que van a disfrutar más los especialistas —sobre todo, mediante la inserción de pentagramas y de un lenguaje técnico—, su tono general es accesible al gran público. Quienes amen el jazz, encontrarán aquí un libro de referencia, tanto en lo que atañe a su definición como a su historia; quienes no sientan aún suficiente pasión por estos ritmos, aprenderán a amar mejor la música en general. Porque esta obra permite adentrarse con finura en todos los aspectos que componen otros estilos musicales. Conociendo mejor la destreza y profesionalidad que requiere gran parte de la música popular, se puede asumir con mayor honestidad que se trata de una forma en que la conjunción de ritmos y armonías discurren por un sendero distinto de la música de cámara, pero que emplea los mismos lenguajes y no con menor talento, disciplina y belleza.