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Vladivostok Alexander Solzhenitsyn, tras un encuentro con estudiantes en Vladivostok (Rusia) en 1994

Vladivostok Alexander Solzhenitsyn, tras un encuentro con estudiantes en Vladivostok (Rusia) en 1994AFP

50 años de 'Archipiélago Gulag', el libro que probó la barbarie del comunismo

Las palabras de su autor en TVE en 1976 molestaron a la izquierda española, que tenía idealizado al régimen de la Unión Soviética

Normalmente se dice que la ignorancia y los prejuicios se curan viajando. Sin embargo, en España muchos conocieron los horrores del comunismo soviético sin necesidad de salir de casa. Todo porque un hombre, Aleksandr Solzhenitsyn, tuvo la valentía de relatarlos en la Televisión Española de 1976.

Este 2023 se cumplen 50 años de la publicación de Archipiélago gulag, la obra más reconocida de Solzhenitsyn, premio Nobel de Literatura fallecido en 2008 y superviviente de uno de aquellos campos de concentración donde Rusia empleaba a los disidentes.

Archipiélago gulag mostró la crudeza de la represión rusa, un régimen idealizado por buena parte de la izquierda española durante la dictadura franquista y también durante los años posteriores. Solzhenitsyn publicó su libro en 1973 y en 1976 estuvo de visita en España, meses después de la muerte de Francisco Franco, con nuestro país dando los primeros pasos de su Transición.

Portada de Archipiélago Gulag

Editorial: Tusquets

Extensión: 3 tomos de más de 700 páginas

Archipiélago gulag

ALEKSANDR SOLZHENITSYN

Una vez aquí, en aquella España con dos canales de televisión, José María Íñigo entrevistó al autor en su programa Directísimo. Allí, con toda la legitimidad que le concedía ser víctima de la URSS, rechazó colocar en el mismo peldaño de la historia al franquismo (y a la discutida Transición) y el comunismo.

«Sus progresistas llaman dictadura al régimen vigente en España. Hace diez días que yo viajo por España y he quedado asombrado. ¿Saben ustedes lo que es una dictadura?», comenzó diciendo. «He aquí algunos ejemplos de lo que he visto: los españoles son absolutamente libres para residir en cualquier parte y trasladarse a cualquier parte de España. Nosotros, los soviéticos, no podemos hacerlo».

Libertad de movimiento

Aleksandr Solzhenitsyn se sorprendía por un derecho que nunca estuvo en discusión durante el franquismo: la libre residencia. Estas analogías molestaron profundamente a parte de la izquierda española. No solo estaba desmitificando a la vieja URSS, sino que estaba diciendo en la televisión de todos, ante una audiencia millonaria, que el franquismo contemplaba algunos derechos inimaginables al otro lado del Muro de Berlín.

«Estamos amarrados a nuestro lugar de residencia por la propiska (registro policial). Las autoridades deciden si tengo derecho a marcharme de tal o cual población. También he podido comprobar que los españoles pueden salir libremente al extranjero (...). En nuestro país estamos como encarcelados», explicó en antena.

La reacción de la izquierda radical fue furibunda. Muy recordado fue un texto del escritor Juan Benet, quien escribió en Cuadernos para el diálogo el siguiente alegato a favor del comunismo... y en contra de la integridad del escritor soviético: «Creo firmemente que mientras existan personas como Solzhenitsyn, los campos de concentración subsistirán y deben subsistir».

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