Vargas Llosa y García Márquez, dos genios diseccionados por la pluma maliciosa de Jaime Bayly
Bajo la apariencia de un texto biográfico, el autor peruano elabora una novela generacional en torno a las dos grandes figuras del boom hispanoamericano
No creo que haya muchos aficionados a la literatura que no estén familiarizados con el puñetazo que Mario Vargas Llosa le dio en la cara a Gabriel García Márquez. Puede que no recuerden el año y el lugar en que eso ocurrió, tal vez tampoco los motivos ni las consecuencias, pero esa trompada que puso fin a la amistad entre los dos colosos de las letras ha sido y es muy festejada por los coleccionistas de anécdotas literarias. Y también el germen de Los genios, de Jaime Bayly (Lima, 1965), una obra que recurre a ese suceso estrafalario como catalizador del relato de las vidas de los dos novelistas latinoamericanos más famosos de todos los tiempos.
Galaxia Gutenberg (2023). 240 Páginas
Los genios
Al poco de adentrarse en las páginas de este libro, algún lector despistado se preguntará, como hice yo mismo, cómo pudo Bayly saber qué pensaban los personajes en cada situación, o por qué describe con tanto detalle escenas íntimas en las que él no estuvo presente. Es este quizá el mayor hallazgo del libro: transmitir la relación entre García Márquez y Vargas Llosa no como una biografía, tal como el libro parece a simple vista, sino como una novela, género que le ha permitido al autor tomarse algunas libertades sin rendir estricta observancia a los hechos, si bien hemos de aceptar que gran parte de lo aquí narrado no solo ocurrió, sino que ya había sido recogido hasta la saciedad por otros autores. Que el creador de libros como Pantaleón y las visitadoras o La casa verde tumbara de un golpe, en 1976, en un cine de Ciudad de México, al autor de Cien años de soledad o El coronel no tiene quien le escriba ha pasado de ser una anécdota suelta a convertirse en el motor de un libro bien hilado y documentado de 240 páginas. ¿Y por qué no? ¿Acaso puede haber algo más morboso que el hecho de que estos dos grandes escritores latinoamericanos se vean inmersos en una trifulca tan violenta y tabernaria?
Y eso es lo que nos vende Jaime Bayly en Los genios: morbo, mucho morbo, y ciertas dosis de malevolencia (tal vez no exenta de cariño). No le interesa hacer un estudio sesudo sobre la obra de García Márquez y Vargas Llosa, ni aportar nuevos datos sobre su impronta en ese boom latinoamericano que acabaría extendiéndose en los años 60 y 70 del pasado siglo en librerías y premios literarios como lava volcánica, sino meter el dedo en lo más escabroso de sus vidas: los «incestuosos» matrimonios de Vargas Llosa, primero con una tía –que dio pie a La tía Julia y el escribidor– y luego con una prima; la querencia de los dos durante su juventud por frecuentar prostitutas; su amistad con dictadores (García Márquez nunca dejó de compadrear con Fidel Castro, y Vargas Llosa apoyó durante un tiempo a Juan Velasco Alvarado, que dio un golpe de Estado en Perú en 1968); la relación –o más bien no relación– de Vargas Llosa con su padre, etc.
En cierto modo, Los genios se lee como una novela generacional sobre una época señera en la que Latinoamérica ofrecía al ancho mundo grandes escritores que brotaban de sus senos como setas en el campo. Aparte de los dos grandes protagonistas, por estas páginas deambulan otros literatos como Pablo Neruda, Jorge Edwards, Julio Ramón Ribeyro, Elena Poniatowska, Carlos Fuentes, Julio Cortázar o Bryce Echenique, magnífico elenco de primeras espadas que amenizan esta novela de estructura circular que avanza y retrocede en el tiempo con el objetivo de ofrecernos los mejores fotogramas de García Márquez y Vargas Llosa en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad.
De vital importancia en sus vidas fueron también sus esposas y amantes, y al mismo nivel, diría yo, la agente literaria Carmen Barcells, una Mamá Grande para un gran número de escritores latinoamericanos que, paradojas geográficas aparte, se dejaban caer por Barcelona para hacer las Américas.
¿Y de tanto cotilleo se puede hacer literatura?, se preguntará alguno. La respuesta es «sí». A quien dude de ello le recordaría Plegarias atendidas, el libro póstumo en el que Truman Capote revelaba algunos de los secretos más íntimos de sus amigas de la jet set norteamericana.
«Toda literatura es cotilleo», sentenció el padre de A sangre fría. Y Jaime Bayly, ese enfant terrible al que siempre le gusta molestar un poco, se lo ha tomado al pie de la letra.
El resultado es una novela que se lee con tanta facilidad como placer, una narración con fuste literario y encanto, llena de argucias narrativas bien armadas con las que atrapar a un lector que asiste con una sonrisa pícara a este mural del boom latinoamericano, movimiento que se hizo dueño y señor del mercado editorial durante décadas.
Si acaso existiere eso que llaman «libros de verano», Los genios, que he leído en dos sentadas, bien podría ser uno de ellos. Sobre todo si uno cree, como yo, que la vida de ciertos escritores puede ser tan literaria como su propia obra.