‘La cartera’. Una novela de gran éxito en Italia que recupera el gusto por narrar los secretos familiares
Una novela que retrata con buen gusto y sin sectarismos la lucha de clases y la lucha de sexos a partir de la vida (real) de una mujer que se enfrentó con coraje al determinismo de la época
Dediquemos una mirada en derredor y centrémonos en las personas a quienes conocemos vagamente: una vecina, un compañero de trabajo, el estanquero… Gente que, a simple vista, nos parecen normales, descifrables. Pero imaginemos que podemos hacernos invisibles para escuchar sus conversaciones más íntimas sin miedo a ser desenmascarados. Descubriríamos que sus familias, como otras cualesquiera, esconden más de lo que exponen. Es la teoría del iceberg narrativo de Hemingway llevado al seno de la familia. Y si nos introducimos en la parte oculta del iceberg, aparecerán traiciones, frustraciones, rencores, amores, dramas, alegrías, etc.
Duomo Ediciones (2024). 464 páginas
La cartera
Pues precisamente eso, escarbar en los recovecos de sus familiares, en este caso de sus antepasados, es lo que ha hecho Francesca Gioannone en su novela La cartera, libro revelación en Italia, donde ha cosechado el premio de los libreros independientes italianos.
Publicada en España por Duomos Ediciones con traducción de Maribel Campmany, La cartera comienza cuando un autobús de línea se detiene en la plaza Mayor de Lizzanello, una pequeña población del talón de Italia, en la comarca de Salento, de la que se apean un matrimonio, formado por Carlo y Anna, y su hijo Roberto, de solo un año de edad.
Anna, procedente del norte, no tardará en darse cuenta de que debe espabilar y luchar por sus sueños si no quiere quedarse anclada en un lugar y en un tiempo en el que la mujer tiene cerradas muchas puertas.
Estamos en junio de 1934. En Europa soplan aires turbios, con la denominación de Hitler en Alemania, quien no tardaría en extender sus tentáculos por todo el continente, y Mussolini en Italia.
¿Pero cuáles son los deseos de Anna? Nada más instalarse en el pueblo natal de su marido, sufre cierto vacío existencial. Para combatir esa sensación de extrañamiento y de improductividad, no tardará en participar en un concurso que, en caso de ganarlo, le permitirá trabajar como cartera, algo inimaginable entonces, pues era por tradición un oficio solo para hombres. Y de esa forma, desafiando al sistema, Anna Allavena, pues ese era su nombre real, bisabuela de la autora, llega a convertirse en la primera cartera de su país. Su figura repartiendo las cartas, primero andando y después subida en su bicicleta, acabará conformando una estampa icónica a la que, muy a su pesar, habrán de acostumbrarse sus convecinos.
Mujer adelantada a su tiempo, luchadora y defensora de los derechos humanos, valiente y a veces temeraria, Anna sigue sin ser demasiado apreciada en Lizzanello. Es la rara, «la extranjera», la que no va misa, la que hace cosas extravagantes que solo a ella se le ocurrirían.
Pero, poco a poco, su ímpetu y su tesón van calando, abriéndose paso. En todos los sentidos. Y como mujer atractiva e inteligente que es, Antonio, hermano de su marido, acaba enamorándose de ella.
Son muchos los sucesos que nutren La cartera, una novela que va creciendo conforme crecen sus personajes, no solo en edad, y en la que se abren una y otra vez intrincados senderos por donde no pueden transitar amores que se antojan imposibles.
El contexto histórico da buen juego, pues permite asomarnos a los tiempos difíciles de una Italia que, como tantos países, acabaría envuelta en la Segunda Guerra Mundial. Pero creo que la gran baza de la novela no está en el trasfondo histórico, sino en la visibilidad que Gioannone otorga a los personajes femeninos, no solo a la propia Anna, sino también a su cuñada, su sobrina, la exnovia de su esposo… Mujeres de distinta personalidad y destino que se mueven a duras penas en un mundo todavía diseñado por y para el hombre. Una época de reglas rígidas que, todo hay que decirlo, no solo afectan a la mujer. Ahí está, a modo de ejemplo, un personaje varón que no puede dedicarse a su pasión, diseñar moda, al ser un oficio solo apto para mujeres, por lo cual ha de hacerlo a escondidas en el pueblo primero, y luego, ya abiertamente, en Nueva York.
La cartera es una narración que exalta el poder y la fascinación de los sentimientos. Muy sencilla de leer, con un ritmo inquebrantable y con reflexiones sobre la naturaleza humana bien cosidas al desarrollo de la acción, no es de extrañar su éxito en Italia.
Entiendo que habrá lectores a quienes la historia pueda resultarles prescindible por centrarse demasiado en un tema como el amor, que hoy se da casi por amortizado, literariamente hablando. En cualquier caso, pronostico que la mayoría de los potenciales lectores disfrutarán mucho con este libro ameno y seductor. Una novela que retrata con buen gusto y sin sectarismos la lucha de clases y la lucha de sexos a partir de la vida (real) de una mujer que se enfrentó con coraje al determinismo de la época.