El libro que Vinicius debería leer para saber por qué es indiferente ganar el Balón de Oro
Aproximación variopinta a un mundo antiguo que sigue siendo actual y no mera anécdota repleta de curiosidades banales
David Hernández de la Fuente es catedrático de Filología Clásica en la Universidad Complutense de Madrid y ha impartido docencia en otros centros, como la UNED o la Universidad Carlos III. Ha traducido a autores clásicos, como Marco Aurelio, y ha publicado varios ensayos y obras divulgativas, como Pequeña historia mítica de España (Alianza). El estilo del profesor Hernández de la Fuente procura un equilibrio natural entre la claridad expositiva, el rigor de la investigación y la sencillez de quien es consciente de que Sócrates andaba en lo cierto, pues, para afirmar aquello de «sólo sé que nada sé», se requiere haber estudiado mucho y a fondo.
Ariel (2024). 240 páginas
100 fragmentos del mundo clásico. Del mito a la historia
En este libro, Hernández de la Fuente ofrece cien estampas bien distintas, sin que deban observarse como una mera colección de anécdotas. En este sentido, se desmarca de una buena parte de la producción habitual que realizan las editoriales y que suelen consistir en volúmenes de curiosidades históricas donde lo exótico, lo extravagante y lo banal impiden la presencia de una actitud humanística. Por el contrario, Hernández de la Fuente pretende ayudar al público general a comprender o conocer con suficiente detalle ciertos episodios o ciudades de la Antigüedad –desde lo último que debió decir el dictador Julio César cuando lo acuchillaron, hasta qué sabemos de Troya o de Pompeya–, pero aporta algo más. En varios momentos, y en algunos epígrafes más concretos, el autor nos explica de qué modo nuestra cultura es heredera de la Antigüedad y cómo ese legado ha ido tiñendo, impregnando o dotando de sentido a otras épocas históricas. Uno de los ejemplos más ilustrativos son las páginas que dedica a Felipe II, un rey que se inspiraba –o emulaba– en moldes clásicos a la hora de gobernar un imperio ecuménico.
Al acercarnos a los mitos griegos, a la historia romana, a personajes como Platón, Aristóteles, Pitágoras o Epicteto, este libro también nos habla de lo que todo ello sigue suponiendo para nosotros hoy. ¿No son los números y la relación numérica de los elementos fundamentales aquello sobre lo que pivota el universo tal como lo conocemos? Visto así, Pitágoras y un especialista en física cuántica tienen mucho en común. Cuando Vinicius se frustra porque no le han concedido el Balón de Oro, ¿no le hace falta escuchar a un filósofo estoico que le recuerde que no hemos de preocuparnos por aquello que no depende de nosotros, y que hemos de centrarnos en lo que está en nuestras manos? Esta es la mirada del libro: ayudarnos a entender aquellos siglos al tiempo que nos comprendemos mejor a nosotros mismos. Por eso los clásicos siguen siendo nuestros coetáneos.
En el libro aparece Elon Musk y Julio Verne, ansiosos de llegar a la Luna –Musk ya ha puesto el ojo en Marte–, una apetencia que también se hallaba en la obra demencialmente cómica de Luciano de Samósata (s. II). Asimismo, se comentan las relaciones entre los héroes del mito y los superhéroes del cómic. Se habla de magia, cultos mistéricos y de religiones en el mundo antiguo, aunque mucho de aquello lo sigamos practicando hoy. Sin embargo, el autor evita mirar con ojos de nuestros días, elude la deformación del paisaje antiguo: lo mira hoy –que es cuando vivimos– intentando asimilarlo tal como era y en su dimensión más humana. Esta forma humilde y elaborada de acercarse a la historia resulta más evidente, cuando el profesor Hernández de la Fuente alude a ensayos y trabajos de investigación actuales –de intelectuales tan diversos como Carlos García Gual, Luciano Canfora, Alberto Bernabé, Yuval Noah Harari o Byung-Chul Han–, dando voz a otros o citando sus aportaciones concretas. No hace pasar por propio lo que es fruto de otros. Y tampoco recurre a notas al pie, digresiones y demás recursos que entorpecen la lectura. En este punto, conviene señalar el elogioso y prudente epígrafe que dedica al libro Iniquidad: El nacimiento del Estado y la crueldad social en las primeras civilizaciones (Rialp) de Alejandro Rodríguez de la Peña (catedrático en Universidad CEU San Pablo).