‘Victoria’: la ganadora del Premio Planeta 2024
Con su última novela Paloma Sánchez-Garnica nos traslada a un tiempo no muy lejano y a un mundo dividido lleno de espías, fanáticos, buenos, malos y, sobre todo, de mucho amor
Al concluir la Segunda Guerra Mundial, Berlín quedó divida en cuatro sectores de ocupación: soviético, estadounidense, francés e inglés. Con el tiempo, americanos, ingleses y franceses fueron abandonando la ciudad a medida que iba reconstruyéndose. Los sectores occidentales pasaron a denominarse República Federal Alemana y el sector oriental o República Democrática Alemana quedó bajo la hegemonía soviética. Con el final de la guerra, también comenzó el enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética más conocido como la Guerra Fría. Es, en este contexto histórico donde nos sitúa la última novela de Paloma Sánchez-Garnica, ganadora del Premio Planeta 2024.
Planeta (2024). 480 Páginas
Victoria
Victoria Kiesler, la protagonista que da título a la novela es física de formación y cantante de un Club nocturno por obligación en un Berlín vencido, hambriento y en ruinas. Su historia nos lleva a recorrer las peores circunstancias del siglo XX en una trama a medio camino entre el romanticismo y el espionaje. Nazismo y comunismo se dan la mano en Europa a través de las vivencias de sus dos protagonistas femeninas, Victoria y su hermana Rebecca. Pero la trama, lejos de quedarse en el viejo continente, nos traslada también a Estados Unidos, donde el racismo y la caza de brujas emprendida por J. Edgar Hoover, marcarán el destino de Robert Norton, el protagonista masculino. La parte más agria de la novela está representada por la hermana de Victoria, su antítesis Rebecca. Con un carácter fraguado en el resentimiento, es la que pone el punto amargo en la vida de su hermana. El resto de los personajes que pululan en la novela son arquetípicos, probablemente lo mismo que sus protagonistas, pero es justo esa cotidianeidad de la naturaleza humana, sea cual sea el contexto, la que nos hace empatizar con el argumento y conmovernos.
Los lectores no encontrarán en Victoria una novela elevada, un argumento novedoso o giros sorprendentes, pero tampoco tiene carencias en lo formal ni en el argumento, que no deja de ser ágil y apasionante. Fiel a su estilo narrativo, las novelas de Sánchez-Garnica tienen mucho en común; mujeres fuertes que se revelan contra su destino, personajes masculinos como fuente catalizadora para bien o para mal de ese destino, pérdida, resentimiento y, sobre todo, mucho amor. Porque el amor que transmiten las novelas de esta escritora y que los más adustos tachan de almibarado, es universal, tiene ese punto creíble, esperanzador y transformador que, sin llegar a ser filosófico ni trascendental, emociona.
La trama nos va llevando con ritmo vertiginoso a través de las tensiones sociales, fraternales y culturales de Berlín hasta Estados Unidos, donde los protagonistas vivirán en primera persona los juicios que el macartismo emprendió en su lucha anticomunista y como consecuencia de la Guerra Fría. Es, quizás ésta, la parte en donde la novela pierde tensión narrativa y aporta poco al argumento, resolviéndose en pocas páginas y de forma muy previsible. Sin embargo, según se acerca el final, la trama vuelve a retomar la tensión del principio, así como un ritmo narrativo más emotivo y trepidante.
Como en cualquier otra de sus novelas, la escritora vuelve a tratar temas universales de la literatura; el amor, la moral, la libertad, las clases sociales, los totalitarismos o la guerra. Victoria, como aclara la propia autora en su nota final, no es una novela histórica sino una novela que transcurre en un tiempo y un contexto real, pero con unos personajes ficticios. Lo cierto es que la escritora siempre ha ambientado sus novelas en tiempos pasados, donde parece que se siente cómoda y además lo hace bien. Quizás en esta cuestión tiene que ver el hecho de que está licenciada en Derecho y en Geografía e Historia.
En el año 2021 Paloma Sánchez-Garnica ya fue finalista del Premio Planeta con la novela Últimos días en Berlín y su novela La sonata del silencio, también publicada en la editorial Planeta, la dio a conocer al gran público cuando fue adaptada por RTVE en una serie con el mismo título. En todas sus novelas, y esta última no podía ser una excepción, se respira elegancia en la narrativa, en los diálogos y en la propia trama, por ese motivo leerla siempre deja buen sabor de boca.