Modestia Aparte: «Es muy agradable poder tocar en un concierto con un ambiente tan familiar»

A Fernando López, líder y único (aunque no siempre) miembro original de Modestia Aparte le gusta lo que hace. Cuarenta años después de aquellos inicios adolescentes sigue subido a un escenario cantando sus viejas canciones que aguantan tan bien el tiempo como él y como su banda. No le gusta la nostalgia, pero sus canciones imborrables para una generación, en realidad ya para muchas generaciones, remiten inevitablemente a ella. A una época pasada, pero viva cada vez que se escuchan con el timbre característico de Fernando, Ojos de hielo o Cosas de la edad.

–La primera canción que se me viene a la cabeza siempre que escucho nombrar a Modestia Aparte es Es tu turno. Es el recuerdo de mis 13, 14, 15 años...

–Es cierto que a esa edad, en la adolescencia, te marca mucho la música que oyes. Es curioso porque Es tu turno hace 20 años que no la tocamos, y hay algunas personas que siempre nos la piden, fue la primera canción, nuestro primer sencillo.

En el concierto puede haber hasta tres generaciones. Los que han crecido con nosotros, nuestro público natural, sus hijos y los hijos de estos

–¿Qué significa para Modestia Aparte estar en en el concierto de la Resurrección?

–Es muy agradable poder tocar en un concierto que se sale fuera de lo normal, más allá de las salas cerradas. El concierto empieza a las 18.30 y nosotros vamos a tocar prontito. Es muy familiar y eso lo hace muy atractivo. Nosotros solemos tocar de noche, con un público distinto. Y aquí se juntan generaciones. Puede haber hasta tres generaciones. Los que han crecido con nosotros, nuestro público natural, sus hijos y los hijos de estos. De hecho nosotros vamos a ir en familia al concierto, porque es un ambiente muy, muy festivo.

–¿Pensáis al comprobar cómo vuestra música se transmite entre generaciones hasta donde habéis llegado?

–Sí. Nosotros empezamos como un grupo de amigos de barrio, nos encantaba la música. Es verdad que siempre hemos llevado la música dentro desde muy pequeñitos. Todos hemos tocado algún instrumento. Yo toco la guitarra desde que tenía siete años y el resto de los componentes, bueno, algunos antes, algunos después. De repente un grupo de amigos del barrio que se juntan y empiezan a tocar, a hacer versiones y consiguen lo que luego conseguimos nosotros. Es un sueño realizado de alguna manera. Y ya no te cuento si encima es casi 40 años después. Ya no solo sigues tocando, sino que cada vez que tocas esas cinco, seis, siete canciones que todo el mundo tararea, que todo mundo canta, que muchas veces nosotros hasta dejamos cantar a la gente, pues es una sensación espectacular. Se produce una magia en en algunos conciertos que es difícil de expresar.

–Os separasteis en 1994 y volvisteis en 2001.

–Volví yo solo. Lo que sí he hecho ha sido invitar a los componentes originarios cada vez que ha habido un aniversario o un momento especial para el grupo, como cuando invité a Portu a cantar en 2001, que fue un directo que grabamos. Cuando se cumplieron los 30 años hice lo mismo, invité a la gente del grupo y luego ya cada uno viene o no viene, pero ya están invitados. De hecho, por ejemplo, ahora que presentamos esta semana el aniversario de Cosas de la edad, que es una nueva versión que hemos hecho con Conchita y con Sofía, la batería la toca Portu, porque es un aniversario de un tema tan emblemático que teníamos que estar un poco juntos como grupo.

Todos los grupos pasamos por crisis en algún momento, sobre todo cuando eres un grupo que tiene éxito. Llega un momento en el que, por distintas razones, cada uno tiene su punto de vista

–Por lo que me cuentas, parece que hay buena relación entre los miembros originales. No sucede lo mismo con otros grupos.

–Esas heridas un poco profundas que no terminan de cerrarse yo creo que es tan fácil de arreglar como coger el teléfono. Quedar a tomar una cerveza y definitivamente arreglarlo. Todos los grupos pasamos por crisis en algún momento, y sobre todo cuando eres un grupo que tiene éxito. Llega un momento en el que, por distintas razones, cada uno tiene su punto de vista. Entonces unos grupos se separan. En nuestro caso, por ejemplo, nos separamos por honestidad, porque cada uno queríamos seguir siendo honestos con nosotros mismos y con el público. Otros no se separan porque consiguen arreglar esas crisis. Con el tiempo se supone que esas heridas tienen que cicatrizar. Es una pena que que después de una carrera las cosas terminen mal.

–Hay que arreglarlo como hicieron Paco de Lucía y Camarón. Un día Paco de Lucía vio a Camarón en un hotel después de mucho tiempo y le dijo: «¿Qué pasa maricón?», y Camarón le dijo: «Maricón tú?», y ya se arreglaron.

–(Risas) Te digo una cosa, me lo creo porque yo he visto sus documentales y era un animal en todos los sentidos. Yo le admiro mucho. Yo le vi tocar de niño. Iba a tocar en Motril y el concierto se canceló. Pero vino 15 días después y como había decepcionado a mucha gente pagó como un pequeño edificio para la Cruz Roja.

–¿Fernando se imaginaba allá en los 80 y muchos que iba a llegar hasta aquí 40 años después?

–No, ni en mis mejores momentos. Soñar sí. Pero soñar es una cosa y que pase es otra. Hemos sido un grupo muy afortunado. Y creo que tiene que ver que nunca dentro de él hemos dejado que el personaje se coma a la persona. Hemos sido gente muy normal y a veces eso no cuadra con el mundo de la música. Parece que tienes que tener una voz, caerle bien a todo el mundo, ser gracioso... Somos conscientes de que es algo realmente increíble. Somos muy conscientes de eso.

–¿Disfrutáis tocando más ahora o antes?

–Siempre tienes esos miedos cuando empiezas a tocar, porque nunca sabes lo que va a pasar. Siempre existe ese nerviosismo cuando vas a salir. Lo disfrutamos de otra manera. Es verdad que salimos más tranquilos, pero siempre se te encoge el estómago al principio hasta que te estabilizas y entonces puedes disfrutar de verdad.